Solidaridad funcionarial

Cuando hacemos referencia, coloquialmente, al sector funcionarial, nuestro pensamiento siempre se va a los trabajadores públicos de la sanidad, educación y, sobre todo, de la administración. A los titulares del orden público (policía, ejército, bomberos), científicos, etc., automáticamente, los eliminamos de ese conjunto llamado: FUNCIONARIO y, en general, los excluimos del deporte español llamado: "Apalear al funcionario".

Cualquier trabajo que cuente con un número elevado de miembros, entiendo (entendemos) que existen trabajadores de todas las índoles, también sabemos que todos deben respetar la filosofía de la empresa, si no sus huesitos darán, tarde o temprano, con la oficina de empleo.

Un funcionario, sea el que sea y ostente el puesto que ostente, debería seguir la filosofía de su puesto de trabajo, pero eso, por desgracia, no ocurre o sucede en casos contados. ¡Ojo! No estoy diciendo (más que nada porque no me atrevo) que los respetables miembros del sector público no cumplan con su trabajo autómata y sin alicientes; me refiero a que no respetan y omiten la idiosincrasia de su función que es: LA ATENCIÓN AL CIUDADANO.

Cualquier trabajador del sector privado que tenga que realizar tareas de atención al cliente, conoce la primera regla: SER AMABLE Y SOLIDARIO CON EL CLIENTE. ¿Podemos decir lo mismo de la generalidad del funcionariado? Yo creo que no.

Hay decenas de casos que podría enumerar y ustedes asentirían con la cabeza mientras leen mis humildes letras, pero me centraré en tres ejemplos que me sorprenden en demasía y que, desde luego, ninguna empresa que se precie consentiría.

1º.- Imagínense que ustedes son de Águeda del Caudillo en la comarca de Ciudad Rodrigo (curioso que los señores del puño amenazante no consiguieran quitarle el nombre) y tuvieran que realizar una compra en el Lecrerc y cuando llegaran, después de un cansado y largo viaje, a dicha gran superficie, el hombre de la entrada les dijera con un tono más bien grosero: "Búsquese la vida para aparcar su vehículo, que estas plazas están reservadas para los trabajadores". Insólito ¿verdad? Pues bien, esto ocurre en cualquier edificio público que, generalmente, se encuentran ubicados en lugares de imposible aparcamiento.

2º.- ¿Cuántas horas o días han perdido ustedes de su valioso tiempo para realizar un "papel", que la administración les obliga a tener, porque tiene que pasar por las manos de infinidad de personas? ¿Por qué? Muy sencillo, a los funcionarios es "fácil" pagarlos, lo difícil es darles función y como no puede "adelgazar" al personal "inservible", dividen una tarea que podía hacerla una sola persona en dos o tres o??

3º.- Por último les comento este caso: A ustedes les siguen cargando por el banco el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) de una propiedad que hace tiempo que vendieron. Lógicamente deciden, con valor, meterse en la vorágine burocrática y preguntar, tímidamente, en la oficina de recaudación pertinente el por qué, ellos les dirán que: "tienen que ir al catastro a dar de baja su propiedad con los correspondientes certificados (que tardarán horas o días en recopilar sin que nadie les devuelva o remunere ese tiempo perdido)" y cuando, sin alzar la voz y educadamente le pregunten al burócrata de turno que cómo es posible que, en pleno siglo XXI , el Catastro y el Registro no estén comunicados, él le responderá: "no es asunto mío" y exclamará "¡Siguiente!" como quién arrea un rebaño de ovejas.

En definitiva señores, nos enseñan desde pequeños que, tanto los señores del poder como sus lacayos, existen para crear el Estado de Bienestar, pero cada día me doy más cuenta que todos ellos están para crear el BIENESTAR DEL ESTADO.