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Morille, villa comunera
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Los vecinos representan el 'Romance de los Comuneros'

Morille, villa comunera

Actualizado 26/04/2015
Redacción

Pese a la lluvia, ha sido constante el goteo de visitas a la diámica localidad del Campo Charro (GALERÍA DE FOTOS)

[Img #290758]

Morille recuerda las raíces comuneras de Salamanca. Un año más, los vecinos, autoridades y amigos del pueblo han representado este fin de semana 'El romance de los Comuneros'. La lluvia impidió que la obra se desarrollara en la calle, lo que obligó a escenificar esta pieza en el salón de actos del Ayuntamiento, lleno hasta la bandera.

[Img #290698]Una pieza por la que desfilaron los protagonistas de aquella revuelta comunera contra el emperador, en su anhelo de independencia y libertad. Bajo la narración de María Mercedes García, al escenario subieron el Rey Carlos I, procuradores, obispos, soldados, damas, curas, el pueblo y, sobre todo, los tres comuneros, Juan Bravo (representado por el alcalde Manuel Ambrosio Sánchez), Maldonado y Padilla.

El primer edil valoró especialmente el esfuerzo de vecinos y visitantes que, pese al mal tiempo, han ayudado a que la organización de las actividades se desarrolle con calidad.

[Img #290692]Con todo, Morille se ha transformado este fin de semana en una villa comunera, con la recreación del Mercado de época y las actividades socioculturales paralelas, como la exposición de fotografía cedida por la Fundación Villalar.

Como novedad en esta edición, este pasado sábado se celebró el I Ciclo de Debate Histórico. Por la tarde, los visitantes pudieron viajar en el tiempo con la recreación de la villa y la apertura del mercado, en el que no faltaron las demostraciones artesanales, animación de calle y taberna.

Este domingo también el mercado también abrió sus, donde los visitantes pueden ver cómo se trabajan a mano diferentes materiales.

[Img #290738]

Romance que el leonés Luis López Alvárez escribió los sucesos sobre las Comunidades en contra del rey Carlos

LOS COMUNEROS

Unidad primera

Las campanas de San Pablo

han cesado de tocar,

de pie, los procuradores

se yerguen para mirar.

Al rey postrado de hinojos

a la izquierda del altar,

el de Burgos por las Cortes

le ha comenzado a exhortar:

"Si nos hallamos reunidos

es para haceros jurar

los fueros y libertades

que tendréis que respetar.

Una vez halláis jurado

las Cortes os jurarán

soberano de Castilla;

sin deciros majestad,

que es tratamiento extranjero

que Castilla no ha de dar.

Mercenario sois del pueblo

nunca lo habéis de olvidar.

Si al servicio estáis del pueblo

el pueblo os lo pagará.

A Aragón se fue don Carlos

y Aragón le hizo esperar

que hasta pasados seis meses

nadie le quiso acatar.

Dos años han transcurrido

cuando vuelve a la ciudad

donde rey fue proclamado

sin decirle majestad.

Las calles están desiertas

nadie se quiere mostrar

que el rey falto a su palabra

y a más no pudo faltar.

Unidad segunda

Como Castilla se inflama

decide de convocar

las Cortes en Compostela

donde mejor dominar.

En Compostela las Cortes

no le llegan a votar

el servicio que les pide

para hacerse coronar.

A aquellos que se le oponen

el rey les hace expulsar

y a los que aún le resisten

el rey los sobornará.

En Toledo los vecinos

se han llegado a sublevar,

los regidores reunidos

formaron Comunidad.

Los toledanos afirman

que solos se regirán

y han elegido una junta

que preside un capitán.

Es su nombre, caballeros,

venerado en la ciudad.

Es su apellido Padilla

pero su nombre es don Juan.

Don Carlos que Adriano queda,

un flamenco cardenal,

de regente de Castilla

para poderse ausentar

le ordena que con Toledo

se proceda sin piedad.

Tercera unidad

En Castilla mientras tanto

verdecieron las laderas

se estremecieron los chopos

se enjambraron las colmenas.

Los procuradores tornan

pesarosos a su tierra

que antes partir juraron

que nunca el servicio dieran.

Mas el que manda acostumbra

a sobornar las conciencias

de los que el pueblo le envía

portador de sus protestas.

Pero no hay traición que quede

por mucho tiempo secreta:

de la traición de los suyos

los castellanos se enteran.

En Segovia al enterarse,

los vecinos se concentran.

es Juan Bravo quien les manda

Juan bravo quien les arenga.

Ya en Zamora mientras tanto

tienen jefe a la cabeza.

se llama Antonio de Acuña

y es obispo de la iglesia.

Igual acontece en Toro,

Ávila, León y Cuenca.

de Soria y Guadalajara

las mismas noticias llegan.

En Alcalá y en Madrid

ya no manda la realeza.

Alicante y Salamanca

se suman a la revuelta.

Y por todas las ciudades

alegres campanas suenan

convocando a los vecinos

para formar Asamblea.

Cuarta unidad

Ya Adriano ha convocado

el Consejo de Regencia

y precipita sus tropas

a reprimir la revuelta.

Ronquillo, el Pesquisidor,

hasta mil jinetes lleva.

Los segovianos se arman

y sosegados esperan.

Ya puede quedar Ronquillo

a la orilla del Eresma

que Segovia no se rinde

Segovia no se doblega.

Un día se ve en los montes

moverse una polvareda:

"Segovianos, segovianos,

somos gente comunera

venimos desde Madrid,

Juan de Zapata en cabeza".

"Segovianos, segovianos,

abridnos todas las puertas,

somos hombres de Toledo

con Padilla a la cabeza".

Maldonado Pimentel

con sus salmantinos llega

después de haber expulsado

los nobles de sus haciendas.

Ronquillo levanta el sitio,

Segovia guardó entereza.

¡Qué alborozo por las calles

los pendones se despliegan,

morados pendones viejos

violados por tanta espera.

Adriano se consulta

en Consejo de Regencia

por vencer los segovianos

no sabe lo que no diera.

Hacia Medina del Campo

vuelve sus ojos de presa,

que es Medina a la sazón

una ciudad artillera.

Mas los vecinos reunidos

deciden negar las piezas

los soldados del Consejo

de la ciudad se apoderan

y derramando alquitrán

prenden fuego con sus teas.

De poco su saña vale

al Consejo de Regencia

que entran en Comunidad

Úbeda, Burgos, Palencia,

Valladolid, Badajoz,

Ciudad Rodrigo, Baeza,

Sevilla, Toro, Jaén,

Cáceres, León y Cuenca.

El pueblo se da a sus jefes

expulsa a los que le dieran

y subiéndose a los montes

comunica por hogueras.

Castilla se pertenece

a nadie perteneciera

mensajeros afanosos

se expanden por la meseta.

Y en la razón de los otros

nuevas razones encuentran.

Ya cunde en toda Castilla

la rebelión comunera.

Comunes el sol y el viento

común ha de ser la tierra

que vuelva común al pueblo

lo que del pueblo saliera.

Quinta unidad

Una mañana de agosto

los capitanes del pueblo

al frente de sus mesnadas

se alejan hacia Adanero.

Pronto la noticia corre

por los llanos y los tesos.

Los que varean la lana,

dejan la lana en el suelo

las que vienen de los pozos,

posan los cántaros llenos.

Acuden de todas partes

menestrales y labriegos.

llegados frente a Medina

se detienen en silencio.

Quedan en pie sólo muros

calcinados por el fuego.

Como algunos medinenses

se afanen en los aleros,

Juan Bravo picando espuelas

se precipita a su encuentro.

"Nunca olvidará Segovia

lo que por ella habéis hecho".

Avanzan, pasada Rueda,

entre cardos polvorientos.

les queman del sol sus armas,

se levantan los vencejos.

Padilla, Bravo y Zapata

van cabalgando parejos

cuando surge de los pinares

un grupo de caballeros.

"En nombre de Tordesillas

venimos a vuestro encuentro.

Si pronto no nos llegarais

nos llegarán los flamencos

que ya han querido llevarse

la reina de su convento".

Los vecinos les reciben

con muestras de gran contento.

hasta la plaza han sacado

morados pendones viejos

y las mozas se han prendido

el morado comunero

sobre las mantillas blancas

sobre los corpiños nuevos

¡cómo vuelan las campanas

al entrar los comuneros!.

Tras haberse concertado

Padilla y sus caballeros

se dirigen a palacio

que sirve a Juana de encierro.

Nada os han dicho señora,

de la invasión de extranjeros

ni del pechar implacable

que han convertido en saqueo.

Castilla tan presa estaba

como Vos en vuestro encierro.

La reina nombra a Padilla

general de sus ejércitos

y le pide que la Junta

se convierta en su gobierno.

¡Cuán gozosos abandonan

a Juana los comuneros!

Se aferran a reina loca

por no asirse a rey cuerdo

¡Loca estuviera la reina

para juntarse a su pueblo!.

Sexta unidad

En Tordesillas convocan

la Santa Junta del Reino.

Las ciudades hermanadas

envían los mensajeros

que en la Junta representen

los que acudir no pudieron

de Ávila, llega un pelaire,

de Burgos, un cerrajero,

de Palencia, un alguacil

se ha traído su consenso,

a Salamanca se le escucha,

por la voz de un pellejero,

por Medina, un tundidor,

y por León, un herrero;

de todos oficios salen

los que bregar por el pueblo.

En Tordesillas promulgan

una ley de mucho aliento:

"Que en el futuro a los grandes

se les quite del gobierno,

que no guarden fortalezas,

que no cuenten con guerreros,

que tiranías pasadas

no puedan volver con ellos.

Que cuadrillas y parroquias

ejecuten lo dispuesto.

que los vecinos se acerquen

para prestar juramento.

La lucha larga ha de ser

por la libertad del reino

que no fuera libertad

la que los reyes le dieron,

que libertad concedida

no es libertad, sino fuero.

Igualdad en el pechar

para el futuro queremos,

que se den mejores tratos

a los indios de este reino,

que nada se dé a los jueces

si bienes hay en un pleito

y se libere a la reina

de su vivir en encierro".

Séptima unidad

El otoño va avanzando

y las jornadas abrevian.

Adriano y su Consejo

han declarado la guerra.

Los días ya son más cortos,

las noches ya son más luengas

los surcos ya removidos

están esperando siembra.

Para lograr distinguirse

hombres de la misma tierra,

se cosen cruz blanca al pecho

los que van por la realeza.

cruz roja de rebeldía

es la insignia comunera.

El dieciséis de febrero

en Burgos, de madrugada,

entre faroles y cirios

un cadalso se levanta.

Varios frailes atraviesan

la vecindad congregada,

suenan trompas y tambores,

la voz de un pregón se alza:

"Que sepan todos los pueblos

de los mis reinos de España

que en uso de mi poder

al que nadie menoscaba

más absoluto y real

que antes de que estallara

la rebelión de que sufren

las ciudades castellanas

condeno sin enjuiciarles

y con sentencia inmediata

doscientos cuarenta y nueve

comuneros de más talla

a morir si son seglares,

y si clérigos que salgan

de los conventos e iglesias

perdiendo cuanto les valga.

(Firmado en Worms, vuestro rey

Carlos Primero de España).

Al acabarse el pregón

mil murmullos se levantan.

¡Viva Padilla!, alguien grita,

nadie su voz sofocara,

que amapola comunera

en todo trigales ampara.

Octava unidad

Muy pronto en Valladolid

de lo de Burgos se habla

se enfurecen los vecinos

y se van hacia la plaza.

¡Traidores y criminales

contra nosotros batallan!.

que grandes crímenes fueron

el que a Medina incendiaran.

Y el asalto a Tordesillas

que a sus vecinos mataban

por haber dado a la Junta

cuanto tenían en casa.

En los atrios y en los claustros

los campesinos verán

al obispo de Zamora

a caballo predicar.

"Tended palios y manteles

y en su interior arrojad

custodias, joyas, patenas

y vasos de consagrar.

La Iglesia cuanto más pobre

más a Dios se acercará.

el oro de los altares

es agua sin alumbrar

llevándoselo a la Junta

al pueblo le brotará".

Novena unidad

Ya apunta en el horizonte

ya aparece Villalar.

los soldados comuneros

salieron del lodazal,

br />van corriendo por las eras

hasta las casas llegar

e instalando allí las piezas

comienzan a disparar.

Ya llegan los imperiales

encima les tienen ya.

ya apresan los Maldonado,

ya comienzan a avanzar.

Padilla, picando espuelas,

lanza al aire, ¡libertad!

poco a poco caen sus hombres

heridos o muertos ya.

A Juan Bravo, espada en puño

le acaban por apresar.

Anochece ya en los campos,

sólo se oye el gritar

de comuneros heridos

que acaban de rematar.

No tardan mucho los nobles

en pronunciar su sentencia:

Juan de Padilla y Juan Bravo

que paguen con sus cabezas

y Francisco Maldonado

por vida quede en la celda,

mas las tropas les reclaman

de un Maldonado cabeza.

Y a Francisco Maldonado

la arrancarán en oferta.

Décima unidad

Apunta ya el nuevo día

tras sacarles de sus celdas.

Los imperiales dos mulas

de negro luto enjaezan.

Juan de Padilla y Juan Bravo

han de cabalgar en ellas.

Un pregonero abre el paso

gritando a la concurrencia:

"Justicia en nombre del rey

y el Consejo de Regencia.

por su traición y su infamia

los caballeros perezcan".

En dos picotas agudas

levantan las dos cabezas,

para servir de escarmiento

han de dejarlas expuestas.

Al caer del mismo día

se añadirá una tercera.

Undécima unidad

Mil quinientos veintiuno

y en abril para más señas,

en Villalar ajustician

quienes justicia pidieran.

¡Malditos sean aquellos

que firmaron la sentencia!

¡Malditos todos aquellos

los que ajusticiar quisieran,

al que lucho por el pueblo

y perdió tan justa guerra!

Desde entonces ya Castilla

no se ha vuelto a levantar,

en mano de rey bastardo

o de regente falaz,

siempre añorando una junta,

o esperando un capitán.

Quién sabe si las cigüeñas

han de volver por San Blas

si la heladas de marzo

los brotes se han de llevar.

Si las llamas comuneras

otra vez crepitarán.

Cuanto más vieja es la yesca

más fácil se prenderá

cuanto más vieja es la yesca

y más duro el pedernal.

Si los pinares ardieron

aún nos queda el encinar.

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