Experiencia Emaús andariegos en la Ruta de los espejos con Pastoral Juvenil
Este fin de semana un grupo hemos salido de ruta, si algo he aprendido de este día es la importancia del camino. Desde el principio me di cuenta de que no importaba la meta, cuando íbamos en coches no teníamos claro donde teníamos que empezar a andar, ni la ruta que seguir, no sabíamos si nos llovería o no,... pero igualmente nos pusimos en marcha.
Salimos de Casas del Conde (cerca de Sequeros), el camino estaba lleno de baches y piedras, por eso teníamos que ir con cuidado; al principio no levantaba la vista del suelo hasta que una compañera dijo: "os estáis perdiendo las vistas, dejad de mirad el camino y disfrutad de la naturaleza, de las tallas en los árboles". Fue una sensación increíble, parar de preocuparme por no tropezar y dejarse maravillar por el paisaje; caí en la cuenta de que en realidad no me importaba el destino, estaba realizando un viaje impresionante, y daba igual donde terminase. Nos encontramos hitos como una representación del calvario, rostros tallados en los troncos, esculturas de búhos, pasarelas entre los árboles, pueblos por los que pasaba el camino, una aguja gigante incrustada en la roca, y muchos más.
Tuvimos tiempo para hacer paradas y descansar, no solo disfrutamos de la vista, sino también de la comida que cada uno había traído para compartir entre todos. Nos dio tiempo a conocernos todos un poco, cada vez iba con alguien y así fui andando con cada uno un rato. También tuve ratos para ir solo, pensando en mis cosas o sencillamente caminando. A veces alguno se cansaba y tenía que apoyarse en otro o ir más despacio, es lo bueno de andar en compañía, que cuentas con los demás cuando se te hace cuesta arriba la marcha. Parecía que el tiempo se movía con nosotros, un sol caluroso daba paso a lluvia, pero esto no nos desanimaba.
Cuando estábamos acabando, entre los restos de una ermita de "Santa Lucía", encontramos el espejo, este me parecía el hito más importante, pues era el que daba nombre a la ruta. Al fijarme en él no me pareció nada del otro mundo, apenas un pequeño espejo en el que se reflejaba la cara; pero ¿sabéis que sucedió entonces? Todos empezamos a mirarnos en el espejo, y solo se veían sonrisas, me pareció el broche final para un día de senderismo y naturaleza.
El camino es importante, a veces es bueno perderse y abandonarse, no tener prisa por alcanzar nuestras metas, sino disfrutar del camino que nos lleva a ellas. Ha sido una muy buena experiencia en excelente compañía, espero que no sea la última.
Francisco Rodríguez Nieto desde la Pastoral Universitaria de Salamanca
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