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Eduardo Galeano
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Eduardo Galeano

Actualizado 25/04/2015
José Ramón Serrano Piedecasas

Si un día viajan a Montevideo, les recomiendo que visiten la Ciudad Vieja, el último reducto de su pasado colonial. Los uruguayos llaman a su país, el "paisito". Y así es, un territorio no mayor que Extremadura encajado entre dos grandes colosos, Brasil y Argentina. En Uruguay no hay montañas, hay cerros, no hay selvas interminables, praderas tan solo. Inmensas praderas. Una Pampa repleta de gauchos, "canarios" y doce millones de vacunos, por ese orden. Eso es lo que encontrarán si viajan a ese entrañable país. Tres o cuatro millones de habitantes de los cuales la mitad vive en Montevideo. A principios del S.XX, el Uruguay era conocido en el mundo como la "Suiza de América". En 1877 José Pedro Varela estableció por ley un sistema educativo obligatorio, gratuito y laico (en España lo de gratuito y laico aún esta por ver); en 1917 se concede el derecho al divorcio (en España se reconoce, salvo un efímero período, después de la muerte de nuestro "amado caudillo"); y en 1927 el sufragio femenino (cuatro años antes que en la España de la IIª República). A partir de 1960, sin embargo, la historia democrática de ese país se torció. Entre los terratenientes, un puñado de políticos corruptos, el Fondo Monetario Internacional y un tal Kissinger el país viajó desde Suiza a Honduras sin remedio, ni apeadero posible, en un suspiro. Plan Cóndor, golpe militar, la CIA de Dan Mitrione y enfrente y contra todos ellos los Tupamaros y otros antisistema. En la cresta de la ola, los "milicos" convocaron un referendum: "Nosotros o el "caos", preguntaban. Y el pueblo uruguayo se decantó con enorme sabiduría, en 1980, por el "caos". Y debido a tan loca decisión popular, si visitan Uruguay, se encontrarán a un país con una tasa de paro de un 6,6%, de pobreza del 9,7%, y un 0,2% de indigencia. ¡Pues claro que se puede, amigos lectores, cambiar las cosas¡ ¡El miedo al mar¡ Sigo. Un país con tales antecedentes descorbatados, "populistas" y laicos, parió a un montón de artistas, Torres García, eximio, cubista, en un óleo pintaba: "el norte está en el Sur". O escritores famosos como: Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Eduardo Galeano. U otros menos, pero casi tanto: Carlos Liscano u Horacio Quiroga. Incluso alguno, aún menos conocido, si bien por él todos brindaron: Liber Falco ("Fuera locura pero hoy lo haría; atar un moño azul en cada árbol. Ir con mi corazón de calle a calle. Subir a los pretiles, gritarles que les quiero"). Decía y decía, que si viajan a esos pagos orientales deben caminar por la calle 25 de Mayo hasta Ituizango y allí en una esquina se encuentra un "boliche" fundado en 1877 conocido como "Café Brasilero". Frecuentado por todos ellos y, a veces por el que suscribe. Onetti, Benedetti y Galeano, juntos o separados allí iban a matear, tomarse una grappa o un cafelito. Se reunían para departir, entre ellos, con los parroquianos, con el kiosquero, con aprendices de escribidor, vamos con la gente importante, con la gente que cuenta, con los "naides". Los tres perseguidos por la dictadura militar uruguaya. Galeano fue encarcelado y posteriormente expulsado del país, Benedetti se exilió en Perú y allí encarcelado de inmediato, Onetti encarcelado e internado en un instituto psiquiátrico. Los tres han muerto, al decir de aquellos pagos, como gente. Eduardo Galeano se fue a sus 74 años, hace unos días. Nunca se arrodillaron, ni vendieron, ni fueron compadres de algún Vargas Llosa. Ésto que digo me lo imagino. Años ha, seguro que le "chamullo" a algún aprendiz embobado ante el insigne maestro: "Mira pibe. Si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó (humilde ciudad del interior), hubiera llegado a ser director de la banda del pueblo".

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