Resurrección-Espiritualidad (II)

En el siglo I, el tiempo de Jesús, se vivía intensamente la globalización religiosa. Se fraguó entonces la religión del Hombre como componente espiritual del Humanismo clásico. En ella participaron los "espíritus" de la época como Filón de Alejandría, Séneca, Apolonio de Tiana, Simón de Guitton, Dositeo, Juan Bautista, culminado con JESÚS de NAZARET. Representaron movimientos de fe de escuelas diversas de humanización moral y espiritual que promovieron la causa del Hombre, inspirándose en el Anthropos adámico, hipostasiado y sacralizado, que recibía culto en distintas creencias helenísticas.

El "Hijo del hombre" de la literatura hebrea estaba inserto en este movimiento de creencias del "hombre divinizado". Jesús se dio a sí mismo como título único, el de Hijo de Hombre y predicó una religión ?más bien "espiritualidad­­"? del Hombre: su dignidad, su libertad, su igualdad universal; sus virtudes sociales de fraternidad, solidaridad, convivencia, pacifismo; sus valores transcendentes y su destino inmortal.

Que el hombre es HIJO DE DIOS, a su imagen y semejanza, ya estaba formulado al comienzo del Génesis. Jesús asimiló la dignidad del Hombre al poder de Dios: "Vosotros sois dioses" (Jn. 10,34). "El reino de Dios está entre vosotros" (Lc. 17,21).

Hablaba en la línea de lo que también decía el humanista estoico L.A. SÉNECA: "El hombre es cosa sagrada para el hombre" (Epist. 95,33). "En cada hombre bueno habita Dios"? "Dios está cercano a ti, está contigo, está dentro de ti"? "Porque un espíritu sagrado habita entre nosotros" (Epist. 41,1-3)

A esta espiritualidad del Hombre que Jesús predicaba, lo llamaba Reino, concretado en cada presente histórico, más acá de la trascendencia: "Mirad que el reino de Dios está dentro de vosotros" (Lc. 17, 20-21). A Dios lo conocemos en el Hombre. La cultura que reveló Jesús, el Hijo del hombre más humano que existió, es la cultura de la Humanidad, la cultura que predicó después Pablo en Antioquia, en el Areópago de Atenas y en Roma, donde los cristianos fueron perseguidos al igual que los estoicos, porque predicaban la igualdad para terminar con la esclavitud social y con la opresión política.

La cultura del hombre dio el triunfo al cristianismo, que junto a los derechos del hombre impuso la ley del AMOR, con los significados de solidaridad, fraternidad, convivencia, pacifismo, reconciliación, misericordia, perdón.., la que practicaron al correr de los siglos Francisco de Asís, Teresa de Jesús, Juán de la Cruz, Tomás Moro, Vicente Ferrer, Ignacio Ellacuría? Y tantos y tantas más.

No nos angustiaría la muerte, si la viéramos como la han visto y vivido millones de personas que nos ha precedido; si vivimos la realidad de que todos formamos una unidad, ahora revestidos de una "forma", de otra al morir, experimentando esa UNION total con todo el Universo, con el SER, que lo sostiene y recrea como defienden hoy teólogos; teologías, filosofías, pensamiento orientales, física cuántica ; si, como dice Pablo, creemos vivencialmente que "nuestra corporeidad exterior, biológica, se deteriora pero nuestra corporeidad interior se renueva cada día" y "caminamos de plenitud en plenitud"; si para nosotros, de verdad, la muerte es pascua, es decir, un paso gozoso de la muerte a la VIDA; si como pensaba L.A.Séneca (Ep. ad Luc. CII): "así como durante diez meses el claustro materno nos detiene y nos prepara para aquel lugar a donde nos saca..., así durante este espacio que se extiende desde la infancia a la senectud, maduramos para un nuevo alumbramiento; otro renacer nos aguada, un nuevo modo de vida"; Pablo en Efesios 4,6 dice de ese SER: "Un Dios, Padre de todo, que lo transciende todo, que lo penetra todo y que lo invade todo" y en otro lugar: "En Él nos movemos, existimos y somos".

Ahora nos limitan las coordenadas tempo-espaciales. Cuando se desprenda del todo nuestra piel, saldremos a la LUZ, como el vil gusano deja los despojos de la crisálida, abre el capullo y sale volando transformado en mariposa.

La vida es una sucesión de muertes y resurrecciones, un paso constante "de la muerte a la vida".

En las apariciones de Jesús (1), que relatan los evangelios, quizá creaciones literarias, simbólicas, es curioso constatar que los apostóles no reconocen nunca a Jesús, que aparece como un hortelano en un huerto, caminante en un camino, pescador junto al mar?Está claro: Jesús VIVE entre nosotros y se nos revela cuando nos acercamos, ayudamos, acompañamos a cualquier persona, especialmente en necesidad. La alegría que se experimenta en estos encuentros, es la mejor señal de su presencia. La Resurrección no es biológica, la muerte destruye nuestra envoltura física que se reduce a polvo como la crísalida de la mariposa. Lo que sigue viviendo es nuestro SER interior, invisible a los ojos, pero cada vez más rico en sus efectos, si se cultiva, se riega, se alimenta para su constante crecimiento y renovación, hasta la plenitud total que le espera y por la que suspira. Nuestro cuerpo exterior coadyuva, facilita la travesia, pero no la determina aunque tantas veces nuestro pequeño ego invierta los papeles.

En nosotros hay una lucha permanente entre entre el "yo soy" de nuestra pequeñez y el "YO SOY" de nuestra consciencia de UNIDAD en el TODO. Necesitamos lucidez y humildad para que en esta contienda venza la dignidad y grandeza de nuestro SER. Nos va la Felicidad y la VIDA.

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(1) Ver Pikaza Blog "Apariciones de Jesús: Prueba histórica o signo de fe"