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La intrincada vida de Cervantes contada por su peor enemigo (Luis García Jambrina)
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Sobre 'La sombra de otro'

La intrincada vida de Cervantes contada por su peor enemigo (Luis García Jambrina)

Actualizado 23/04/2015
Luis García Jambrina

"Los españoles necesitamos recuperar la autoestima como pueblo o como país o como lo que sea, y Cervantes podría ayudarnos mucho en este sentido"

El proyecto de escribir una novela histórica sobre Miguel de Cervantes se remonta a hace unos seis años. Pero lo cierto es que tardé mucho tiempo en ponerme manos a la obra, pues no encontraba la manera de abordarla. No sé por qué, su figura se me resistía y debo confesar que hasta me daba miedo y me imponía un poco; era como si temiera que pudiera aplastarme. Y es que, cuando te enfrentas a un personaje tan poderoso y enigmático como este corres todos los riesgos posibles: pasarte, quedarte corto, hacer el ridículo, ponerte estupendo...

[Img #288238]Siempre se ha dicho que la vida de Cervantes fue muy novelesca, debido a que estuvo llena de peripecias, misterios, puntos oscuros y toda clase de desgracias, lo que aparentemente facilitaba las cosas. Pero siempre tuve claro que no quería hacer una biografía novelada al uso, sino algo más; para empezar, algo más complejo y ambicioso. Así que le di vueltas y más vueltas en la noria de la cabeza?, hasta que un día me topé con un tal Antonio de Sigura. Recordemos los hechos de forma muy escueta. Estamos en Madrid, en 1569. Un joven llamado Miguel de Cervantes se bate en duelo con el mencionado Antonio de Sigura, al que hiere gravemente en las proximidades del Alcázar, justo cuando Cervantes está a punto de comenzar una exitosa carrera literaria como poeta en la corte de Felipe II. Como consecuencia de ello, el agresor es juzgado en ausencia y condenado a diez años de destierro y a perder su mano derecha, la de escribir y esgrimir la espada. Para entonces, el sentenciado ya ha huido de la Península rumbo a Roma, donde tendrá que empezar a buscarse la vida.

No vamos a entrar a debatir ahora sobre el comportamiento de Cervantes en tal ocasión. Lo importante es que ese hecho cambió su existencia de una manera radical y para siempre. A partir de ahí, su vida irá de desgracia en desgracia, de ciudad en ciudad, de desventura en desventura, como si un aciago destino se cerniera continuamente sobre él o como si una mano negra intentara destruirlo y arruinarlo, con saña, hasta el final de sus días. O al menos esa es la impresión que a mí me daba cuando leía la mayor parte de sus biografías e, incluso, algunos textos del propio Cervantes en los que aludía a su persona. Pero ¿quién era ese tal Antonio de Sigura? ¿Qué había detrás de ese duelo en el que fue herido? ¿De qué forma cambió su vida y la de su agresor? ¿Y si el motivo de la famosa pelea hubiera sido la envidia, el odio, la rivalidad?, me preguntaba yo una y otra vez.

En las estudios y biografías sobre Cervantes, es muy poco, casi nada, lo que se nos dice este personaje; de hecho, se tiende a despreciarlo y a minusvalorarlo y, por lo tanto, a despacharlo en unas pocas líneas o en una nota a pie de página, pero, según parece, llegó a ser un arquitecto o aparejador real de cierta importancia. De modo que decidí seguir su rastro, con la sana intención de sacarlo de la oscuridad y colocarlo en primer plano; de rescatarlo de su purgatorio y redimirlo de alguna manera. Por lo demás, fue un proceso casi detectivesco. Al final encontré noticias sobre él en algunos trabajos de carácter académico sobre arquitectura española de la época. Gracias a ellos, conocí algunos datos y aspectos de su vida y obra que lo hacían muy atractivo. Pero lo más importante para mí era que ese personaje me brindaba un conflicto y una interesante perspectiva desde la que abordar la vida de Cervantes, pues yo quería que la novela fuera contada por un narrador muy implicado en los hechos. Y de ahí nació la novela, de un conflicto y una determinada perspectiva, de una mirada, en suma, muy escrutadora e interesada.

Esto explica que la historia esté narrada por Antonio de Sigura, encarnizado rival de Miguel de Cervantes, al que odia y admira a partes iguales a causa de la envidia, y, a la postre, único conocedor de todos los entresijos de su vida, incluidos los pasajes más oscuros de la misma, que en este libro quedan de alguna forma explicados y debidamente integrados en el conjunto. Es, en definitiva, la vida de Cervantes contada por su peor enemigo. Y, en este sentido, es muy difícil no pensar en la pareja formada por Salieri y Mozart en la famosa película de Milos Forman, Amadeus, con guion de Peter Shaffer, basado en su propia obra de teatro, que sin duda debió de servirme de referencia, si bien yo intento ir mucho más allá en cuanto a la evolución de la relación entre los dos personajes.

[Img #288236]En una novela, es muy importante elegir bien la voz narrativa y el punto de vista desde el que se enfocan los hechos. Y, en este caso, estamos ante un narrador testigo y protagonista, lo que le da al relato más cercanía y credibilidad, así como una mayor unidad y coherencia y, desde luego, una gran dosis de emoción y de tensión. Para ello, he recurrido a un procedimiento muy cervantino, el del manuscrito encontrado. En una librería de Toledo, un profesor de literatura se topa, por casualidad, con unos papeles antiguos escritos en caracteres arábigos. Se trata de la "confesión" de Antonio de Segura, enemigo en la sombra de Miguel de Cervantes, a quien envidia con toda su alma y persigue de manera implacable con la intención de destruirlo. En ella Segura nos relata, desde la cárcel en la que acaba de ser encerrado, cómo conoció a Cervantes en su juventud y todo lo que pasó después hasta llegar a un sorprendente y emotivo final. Se trata, por otra parte, de un personaje que, de vez en cuando, pone en cuestión lo que él mismo dice.

A este respecto, quisiera traer a colación aquí unas palabras generosas de mi admirado José Manuel Caballero Bonald, que no por casualidad ha sido uno de los primeros lectores de mi novela, cuando esta estaba todavía en galeradas: "Leí La sombra de otro a renglón seguido de recibirla. Y la leí, como suele decirse, sin levantar la vista del texto. Es muy atractiva, muy inteligente, muy bien construida. Y, sobre todo, considero un acierto la invención del personaje Antonio de Segura, hilo conductor y contador de la historia. De ese modo la personalidad de Cervantes adquiere aquí un auténtico rango humano, lejos de mitos y rémoras. Su biografía reaparece en el libro como un extraordinario compendio de lucidez y verosimilitud: la oscura vida de un perdedor, de un hombre desengañado y un escritor frustrado. La antítesis de Lope, como bien se ve. Me gusta además tu prosa, sin contagios de arcaísmos artificiosos, pero muy eficiente y bien dosificada dentro de la tonalidad lingüística de la época. Para mí, devoto cervantino, el libro me ha otorgado un buen cúmulo de emociones y recapitulaciones".

Por lo demás, queda claro que Cervantes no habría sido el que fue ni habría escrito el Quijote ni habría inaugurado la novela moderna si no hubiera sido por ese otro que lo persigue como una sombra y que es, a la vez, su contrario o antagonista y su complementario o coadyuvante. En un primer momento, se contraponen y luego acaban influyéndose mutuamente, lo que hace que evolucionen de forma considerable y se hagan cada vez más complejos, como la pareja formada por don Quijote y Sancho. En ese sentido, La sombra de otro también puede leerse como una relectura irónico-alegórica del Quijote y de sus dos principales protagonistas.

Como es sabido, la vida de Cervantes está llena de lagunas, enigmas, misterios y puntos oscuros, y lo que he intentado hacer, en mi novela, es imaginar un relato que los englobe y los explique todos, dándoles un sentido. Por ejemplo, uno de los grandes misterios de la Historia de la Literatura Española es el de la autoría del Quijote apócrifo o de Avellaneda, un aspecto que aquí aparece plenamente integrado en la trama y en el conflicto entre los dos protagonistas, lo que me sirve para dar una solución al famoso enigma. Para ello parto de los datos históricos y biográficos comprobados y documentados y de otros que son meras hipótesis y conjeturas ajenas o personales. Y lo que hago es conectarlos entre sí, como uno de esos dibujos en los que vamos trazando líneas entre una serie de puntos numerados, y, al final, aparece una figura inesperada.

Se trata, en fin, de una novela histórica escrita a conciencia y con la sana intención de dignificar un género muy desprestigiado. En ella he intentado mostrar los entresijos de una época muy interesante y compleja de nuestra Historia. Estamos en pleno Siglo de Oro, con todas sus luces y sus sombras; no en vano es la época dorada de la picaresca. Cuando me documentaba para escribirla, lo que más me extrañó fue comprobar que se hubieran escrito tan pocas ficciones sobre él, a diferencia de lo que ha ocurrido con una figura como Shakespeare en el mundo anglosajón.

En La sombra de otro hay, claro está, una mezcla de realidad y ficción, Historia e invención. Buena parte de lo que cuento en mi novela está basado en hechos más o menos documentados o en conjeturas muy razonables. El resto intenta ser coherente con los datos comprobados. Por eso siempre he dicho que, si se quiere inventar, hay que documentarse antes. Por lo demás, es evidente que la gran ventaja de la novela histórica es que llega allá donde no puede llegar la Historia, gracias a la invención y a la imaginación. Lo importante es que el resultado final sea, eso sí, consistente, coherente y verosímil. Mi intención última ha sido hacer una novela histórica de calidad que, al mismo tiempo, esté llena de lances, peripecias, aventuras, intriga y emociones, y, por supuesto, con una apropiada reconstrucción y ambientación histórica y unos personajes creíbles, cercanos y memorables.

Asimismo, en ella se plantean algunos temas eternos y universales, como el de la envidia o del fracaso. Tal y como se recuerda en la propia novela, hay dos tipos de envidia; una es sana, positiva y creadora, pues nace de la admiración y nos lleva a emular a los mejores, y, por lo tanto, a superarnos a nosotros mismos; la otra, sin embargo, es enfermiza, negativa y destructora, pues nace de un sentimiento de inferioridad y genera sufrimiento en quien la padece y en quien la despierta. Entre esas dos clases de envidia se mueve la novela y, en general ?al menos esa es mi opinión?, la mayor parte de las acciones humanas, las buenas y las malas. En cuanto a lo otro, hay que recordar que Cervantes publica un libro de éxito e inaugura un nuevo género, pero sufre hasta el final por no haber podido triunfar en la poesía y el teatro. Y es que a veces el éxito puede ser una forma de fracaso, y el fracaso, una forma de triunfo o redención. De ahí que las paradojas del éxito y del fracaso conformen otro de los motivos recurrentes de la novela, que, en ella, se conecta con el tema de la envidia, los celos y la rivalidad.

Por último, debo confesar que La sombra de otro es también un intento de traer al presente y reinterpretar la figura de Cervantes y de su obra magna cuando estamos a punto de celebrar dos importantes conmemoraciones: el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, en 2015, y el de la muerte de Cervantes, en 2016. Ahora más que nunca deberíamos contemplarnos en el espejo del Quijote y en el que nos brinda la vida de su autor. Llevamos años atravesando una época de crisis, no solo política y económica, sino también cultural y de identidad, y precisamos agarrarnos a asideros muy firmes para salir a flote. Entre otras cosas, los españoles necesitamos recuperar la autoestima como pueblo o como país o como lo que sea, y Cervantes podría ayudarnos mucho en este sentido. Él y el Quijote deberían ser nuestro principal referente. Ojalá no dejemos pasar esta doble ocasión que nos brindan los tiempos.

Luis García Jambrina

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