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El patrimonio histórico y arqueológico de los pueblos duerme olvidado en los grandes museos
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LA RIQUEZA ATESORADA

El patrimonio histórico y arqueológico de los pueblos duerme olvidado en los grandes museos

Actualizado 23/04/2015
M.F. (redacción cultoro)

SANTIBÁÑEZ DE BÉJAR | Hoy se cumplen 25 años del descubrimiento del 'Cancel Visigodo de Santibáñez de Béjar', un importante recurso que puede ayudar a la economía de la zona se atesora sin que nadie pueda contemplarlo y disfrutarlo

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Hoy jueves, 23 de abril, se cumplen 25 años del descubrimiento del Cancel Visigodo de Santibáñez de Béjar. El hallazgo sucedió al derribar un edificio de 1700 propiedad de Isidro Blázquez, situado en el nº 16 de la calle Don Demetrio González Briz. Levantando las lanchas de la cocina de la vivienda y al darlas la vuelta, se observó que una de ellas tenía una decoración barroca del S. VII, concretamente una talla del arte visigodo. El alcalde de entonces, Isidoro Sánchez Casquero, licenciado en Historia, estudió la pieza clasificándola como "estela visigoda".

Nicolás Benet, arqueólogo territorial consiguió que la pieza fuera depositada en el Museo Provincial, pese a que el alcalde de Santibáñez intentó que se quedara en el pueblo, dentro del edificio del Ayuntamiento que se estaba construyendo, y que se realizara una copia para colocarla en la fachada de la nueva edificación que se levantaba, en ese momento, en el lugar donde se encontró, por considerarse un importante reclamo turístico y patrimonio cultural de la zona de Béjar.

Con el término de la legislatura y el relevo de Isidoro Sánchez en la Alcaldía, la Comisión Territorial de Patrimonio tasó la pieza y, según la ley, al dueño le fue abonada la mitad del precio en que fue valorada, quedando en depósito en el Museo Provincial, donde formó parte de la Exposición 'Los últimos Hispanorromanos de la Meseta, en la pizarra', organizada por la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua bajo la dirección general de Gonzalo Santonja, entre los años 2007-2008.

Tras un largo periodo expuesto en el museo provincial, el cancel duerme en el almacén del museo provincial de Salamanca. Hoy se cumplen 25 años del descubrimiento del 'Cancel Visigodo de Santibáñez de Béjar', un importante recurso que puede ayudar a la economía de la zona y que se atesora sin que nadie pueda contemplarlo y disfrutarlo.

Examen técnico de la pieza

Los arqueólogos, Rafael Barroso y Jorge Morín, estudiaron la pieza para su publicación en La escultura de la época visigoda en la provincia de Salamanca, y llegaron a la conclusión de que se trataba de un ejemplo de relieve figurado dentro de la plástica visigoda, representativa del tema apocalíptico (probablemente una representación simbólica del evangelista Lucas, una cruz entre querubines), además, este hallazgo unido a otros testimonios arqueológicos encontrados en la zona, como la necrópolis de sepulturas simples o dobles excavadas en roca, situada en el paraje conocido como Prado Juarro, viene a resaltar el papel jugado por el pueblo de Santibáñez en los momentos finales del periodo visigodo.

La placa de Santibáñez de Béjar es una pieza rectangular, realizada en caliza marmórea, con una longitud de 54 cm de alto por 11 cm. de profundidad, que se encontró completa, pero fragmentada en dos piezas; la decoración está bastante gastada, sobre todo en el borde superior, donde parte del relieve se ha perdido. La talla se realizó mediante bisel, recortándose en relieve sobre el plano de fondo y está organizada en tres registros, en el inferior, dos arcos sogueados que apoyan sobre pilares, cobijan dos árboles y en el intercolumnio se halla esculpido un bucráneo. El registro central va decorado con una gran rosácea de 17 pétalos lanceolados, enmarcada por un círculo sogueado, en cuyas enjutas se colocan cuatro hederas. El registro superior está separado por un listel, en el se encuentra una cruz patada inscrita en un círculo y flanqueada por dos figuras humanas aladas, con indumentaria talar.

Según los historiadores y arqueólogos antes citados, parece probable que, la utilización del bucráneo, haga alusión a la simbología tradicional cristiana occidental como representación de San Lucas.

La roseta central está relacionada con las composiciones ornamentales de la época romana, como símbolo solar, que puede ser interpretada en época cristiana, como una representación de la imagen de Dios como centro del Universo.

De las figuras aladas que se encuentran a los lados de la cruz central del primer registro, se puede decir que, la de la derecha, que está prácticamente borrada, se puede reconstruir por simetría con la de la izquierda, que representa a una figura humana con alas desplegadas y traje talar. De esta figuras no se conserva la cabeza, pero pese a esta falta, todo indica que se trata de ángeles. La indumentaria de los trajes talares, hace suponer que el autor quiso representar los pliegues, pues aparecen una serie de incisiones formando ángulo, sin embargo, puede que ese fuera un ornamento propio del modo de trabajar en el taller del artista, pues este adorno se repite en las hederas y en el bucráneo. Debido al esquematismo y a lo fragmentada que se encuentra la pieza en esa zona, no se puede descartar que se tratara de aves, composición que también era muy del gusto de la época tardía del arte visigodo, fecha en la que también se introduce la escultura figurada.

La carga simbólica de la pieza hace suponer que puede proceder de una obra de arquitectura templaria y sus dimensiones la sitúan, quizá, como cancel que separaba el espacio de los fieles, del altar, que en esa época solía estar cerrado.

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