Me refiero a la de Las Eras, llamada así porque situada al norte de la ciudad hace luengos años, 'casi donde comenzaba la Armuña?donde las mieses se trillaban?'; esta calle, digo, es para este que escribe cosas un motivo de preguntas sin respuestas. Estoy esperando que alguien, entendido en tráfico si es que lo hubiere, me explique la razón para que en su primer tramo sea de dirección desde Pollo Martín a María Auxiliadora, y el resto se adentre en el barrio de Labradores, hacia la plaza de Julián Sánchez 'El Charro'. De esta manera, no sirve para otra cosa que para dar vueltas a una manzana de casas y volver siempre al mismo sitio; salvo que se haya hecho a petición de un garaje, el existente a la entrada de la señalada calle de Pollo Martín, cuyos usuarios quieren salir con rapidez de su casa sin necesidad de llegarse hasta la calle Valencia. Cuando lo lógico, y lo que dice la razón no escrita de la circulación, sería que la calle de Las Eras se habilitará toda ella de entrada a Labradores cuando se baja por María Auxiliadora.
Y cambiando de tema -también pregunta que me hago en numerosas ocasiones- me llama la atención el hecho de ver tantos papeles en el suelo, que como las hojas del árbol caído, juguetes del viento son, aunque desaparecen con cierta rapidez de las calles del centro, no así del resto de la ciudad. La explicación es variada, o varias son sus causas y que se encuentran, entre otras, en tanto panfleto repartido a mano, que creíamos práctica prohibida por una ordenanza municipal y que indefectiblemente termina siempre en plazas y aceras porque es complicado y molesta guardar estos papeluchos hasta encontrar una papelera, si es que la encontramos; una segunda razón proviene del buzoneo, esa enorme y continuada propaganda que las empresas colocan en los buzones de calle y que siempre acaba en la vía pública. En este caso, curioso es observar a ciudadanos que no viven en un portal determinado hurgando en la publicidad, hasta cogiendo algún prospecto, para tirarlo unos metros más allá. Y la última razón la hayamos en las personas; que los papeles, el paquete de tabaco, la bolsa que no sirve o el envoltorio del chicle tengan como destino el adoquín, el granito o el asfalto no es más que cuestión de educación.
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