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La formación del bloque socio-político de ruptura para la construcción de un nuevo país
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La formación del bloque socio-político de ruptura para la construcción de un nuevo país

Actualizado 12/04/2015
Álvaro García Velázquez

"...hace falta cambiar la hegemonía cultural de la ciudadanía, romper el esquema del estado actual de las cosas, algo muy difícil a corto plazo, y para lo que es necesario generar un contrapoder ciudadano en constante organización en las calles."

Para saber hacia dónde vamos hace falta saber de dónde venimos y dónde estamos, y si queremos saber qué nos deparan los próximos meses en política es necesario hacer un análisis de lo ocurrido últimamente, sobre todo en las elecciones andaluzas. Y para ello hay que contestar las siguientes cuestiones:

La cuestión de la corrupción

Lo primero que habría que hacer es un poco de autocrítica por parte de la ciudadanía: cuando votas a un corrupto y un mentiroso por primera vez, la culpa es del corrupto y mentiroso, pero cuando le vuelves a votar, la culpa ya la tienes tú, o al menos gran parte de ella. De todos modos, el efecto de la corrupción en los partidos es llamativo. Cuando se visualiza corrupción en uno de ellos, afecta al resto, convirtiéndose en un problema de la misma política, generando desafección en la misma. No se prima, o al menos en demasía, la limpieza de otros. Y por eso la gran estrategia de los grandes partidos, llenos de corrupción hasta el pescuezo, es soltar mierda de los otros partidos, porque aunque sea mentira siempre algo se queda, y así se escudan en el "mira ellos también tienen corruptos", aunque eso signifique decir que tú mismo lo eres, y de ahí la famosa concepción cultural del "todos son iguales". Al final esto consigue que crezca la abstención, que para el bipartidismo y el Régimen es muy cómodo.

La cuestión del voto tradicional (el voto del miedo)

Normalmente, en España, cuando la gente va a votar, vota "en contra de" y no "en favor a", en el caso de Andalucía la gente ha votado para que no salga el PP, pero ese caso cambia según la Comunidad Autónoma. Este sistema alcanza la máxima expresión en grandes Comunidades Autónomas, con poblaciones altamente rurales y dispersas, y sobre todo, envejecidas, y no se puede negar, el tema de la edad juega un papel crucial. Todas las estadísticas lo demuestran: a mayor edad, mayor miedo al cambio, y por tanto, mayor voto conservador, en el caso de Andalucía al PSOE, y en otro como Castilla y León, al PP. Si vemos los datos de las grandes ciudades (con población más joven), el porcentaje de voto de las opciones de cambio alcanza cuotas altas, incluso las más votadas en algunos casos. Sobre el voto del cambio va la siguiente cuestión.

El cambio como ruptura frente al cambio estético

Si al Régimen no le han bastado estas tretas para determinar tu voto tiene otras (como Groucho Marx con los principios), y éstas consisten en convertir un partido marginal en una supuesta y aparente "opción de cambio" a través de una operación de marketing colosal. Claro está, ese partido no puede tener un programa que haga temblar alguno de los pilares bajo los que sustentan su chiringuito, y quedando todo en un cambio estético, el llamado "cambiar todo para que nada cambie". Así consiguen seguir manteniendo la balanza a su favor. Por cierto, si a alguien le quedan dudas de a quién me refiero, es Ciudadanos.

Por el contrario, lo difícil lo tenemos aquellos y aquellas que luchamos por una verdadera opción de cambio, de ruptura del modelo actual y constituyente. Lo primero, dicha opción debe ser creíble, y para ello no puedes criticar al mismo con el que luego te acuestas (de ahí el descalabro de IU por su Co-Gobierno en Andalucía), porque para eso ya está la opción original. Segundo, dicha opción no puede centrarse, al menos solamente, en la ilusión electoral, porque se convertirá en ilusionismo (camino que me temo que toma Podemos en demasiados casos). No es lo mismo tener el gobierno que tener el poder, y para conseguir lo segundo que es lo más importante (el primero sólo es un medio) hace falta cambiar la hegemonía cultural de la ciudadanía, romper el esquema del estado actual de las cosas, algo muy difícil a corto plazo, y para lo que es necesario generar un contrapoder ciudadano en constante organización en las calles.

Con estas respuestas se entiende el resultado electoral acontecido en Andalucía y lo mucho que nos queda por andar a las que optamos por la ruptura. Hay que ser conscientes de que vamos con retraso, y el tiempo apremia, ya que el tren a veces no pasa dos veces...

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