Algo más que bodas y turismo

Hace unas pocas semanas disfrutaba con el volumen "Religiosidad barroca en la Universidad de Salamanca. La Real Capilla de San Jerónimo (1600-1625)", resumen de la memoria de grado de Daniel Rojo Fernández. El pasado Viernes Santo, me alegraba también cuando mis hermanos cofrades de la Vera Cruz y algunos otros testigos contaban la estación de la imagen de Cristo Nuestro Bien en el Santo Sepulcro en la capilla universitaria. Se retomaba así, por este año o el primero de los sucesivos, una de las tradiciones perdidas que se inscriben en la identidad de la Semana Santa salmantina, curiosamente discutida. En 1617 se cumplirán cuatro siglos desde que la Universidad pidiera a la Vera Cruz que las procesiones atravesaran las Escuelas Mayores. Casi nada.

Dos circunstancias que han coincidido en el tiempo y me han animado a escribir acerca de la Real Capilla de San Jerónimo, conocida por algunos salmantinos que allí han acudido como invitados a ceremonias nupciales y por muchos turistas que la han admirado como una visita más dentro de su recorrido por las estancias universitarias. Bodas y turismo. Seguramente sean las dos palabras que vienen a la cabeza al pensar en la estancia del lado meridional del claustro, allí donde Fray Luis de León aguarda la resurrección.

Si nos vamos al trabajo de Daniel Rojo, circunscrito al primer cuarto del XVII en lo descriptivo pero actual en su planteamiento, hallaremos el significado del culto en la capilla, su centralidad en aquel tiempo y su vigencia en el nuestro. Si acudimos a los instantes del último Viernes Santo, descubriremos una comunidad viva, pequeña en número, aunque no tanto, grande en hospitalidad y testimonio, que acoge la manifestación popular de la fe en un ámbito académico que confiesa la misma fe.

Frente a la intolerancia del laicismo, en una sana laicidad cabe esta capilla universitaria, y no sólo cabe sin estorbar, sino que contribuye, suma, hace falta. De lo sagrado surgió, pues catedralicio es su origen, y lo sagrado conserva, en odres siempre nuevos. La Junta de Capilla, el histórico capellán Agustín Ríos y otros sacerdotes colaboradores, así como un grupo comprometido de profesores y alumnos o antiguos alumnos, mantienen los Oficios tradicionales de Jueves y Viernes Santo, la Fiesta Sacramental en la octava de Corpus Christi, la Misa del Espíritu Santo en la apertura de curso y la fiesta patronal de Santo Tomás de Aquino. También se ha logrado restaurar la cátedra "Domingo de Soto", necesario instrumento de diálogo entre la fe y la razón, compañeras de camino en la búsqueda de la Verdad. Pleno sentido tendría un momento de celebración de la Resurrección en la Real Capilla de San Jerónimo, como desembocadura de los dedicados a la Cena del Señor y a su Muerte. Quizá la Hermandad Universitaria, llamada a ampliar horizontes más allá del Martes Santo, pudiera hacer suya esta propuesta en la cincuentena pascual, el tiempo de la Luz.