La amabilidad nos sorprende cada día más. Encontrarla al otro lado del mostrador o del teléfono es una situación cada vez más inusual. Solemos pensar que con la que está cayendo estamos como para encima sonreír, dar las gracias o perder el tiempo en buenos modales? Preocupados como andamos siempre, más del tener (ahora mismo del no tener) que del ser, ahí está buena parte de nuestro fracaso, con nosotros mismos y con los que tenemos más cerca.
En este primer A vuela pluma deseo que sea ésta la presentación: sencillez y normalidad a la hora de vivir, de sobrellevar las rutinas, la crisis y los varapalos de la vida. No somos culpables de la mayoría de ellos, pero sí de cómo los afrontamos y de las enseñanzas que saquemos para mejorar, tomar impulso y renovarnos. Ahora lo llaman 'coaching' pero ya estaba inventado. Es tan simple como pensar que la felicidad nos la dan personas y momentos concretos en la vida. Ayer ya no existe y mañana es una mera hipótesis, lo que importa es el aquí y el ahora.
Por Internet circulan cientos de mantras llamativos y positivos en la teoría pero difíciles de llevar a la práctica. Pues empiezo por uno de ellos, que ya habrá tiempo de hablar de política, de crisis, de movilizaciones ciudadanas y de una provincia que, si nos descuidamos, se alquila, se traspasa o se vende a juzgar por los carteles que llenan las fachadas y los establecimientos comerciales vacíos?
Volviendo al principio, las cuatro últimas ilustraciones son claras: "Aprende algo nuevo"; "da, recibe y agradece"; "haz lo que amas y ama lo que haces". Y, como remate, "¡Celebra tus logros!". Pues eso; "Lejaím!". En hebreo, "Por la vida", a pesar de la que está cayendo?