Sábado, 27 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Miguel Delibes: No toquéis la vida
X

Miguel Delibes: No toquéis la vida

Actualizado 30/03/2015
Luis de Horna

Un vistazo objetivo a los programas electorales de los dos partidos mayoritarios revela que el tema del aborto o no aparece para nada (PP) o se presenta veladamente por el PSOE como "Lucha por el pleno reconocimiento, a nivel europeo, del derecho de las mujeres a la salud reproductiva y sexual".

Como es habitual, con la utilización de la magia verbal, se alude a realidades que causan mala conciencia, enmascarando los hechos con un capote de palabras biensonantes y vacías. ¡Qué generosidad la de los autoetiquetados progresistas defendiendo la salud reproductiva! ¡Qué magnanimidad la de ellos mismos enarbolando la bandera de la salud sexual! ¡Que?!

Por parte del PP me imagino que el obviar deliberadamente en su programa este tema se debe a creer que presentar y debatir asunto tan sensible pudiera ocasionar una merma votos.

En el debate del otro día, la sra. Valenciano dejó muy claro que nada debe anteponerse a la libertad de las mujeres. Valorando evidentemente que si la mitad de la población son mujeres, la estimación en votos es significativa. La publicidad siempre ha utilizado la adulación al consumidor ofreciéndole felicidad a cambio del consumo de un producto determinado. Y en este caso, se trata del consumo del aborto. La diosa Felicidad lograda poniendo en el altar del sacrificio la muerte de un ser humano en desarrollo.

¿Dónde está el límite de toda libertad? Está claro: en que no afecte negativamente al derecho del otro. Si mi libertad acaba con la vida de un ser humano, esa libertad está mal utilizada y es moralmente reprobable. La presunta asesina de León utilizó su libertad de mujer para acabar con la vida de la presidenta de la Diputación. Sé que a la sra. Valenciano, como a todos nosotros, le ha parecido perversa esa utilización de la libertad para fin tan detestable. ¿Y por qué en unos casos si y en otros no, siendo lo mismo?

¿Se cuenta con la opinión del ser humano en desarrollo que está en el vientre de su madre de si prefiere que le maten o más bien quiere vivir?. Da igual, ¡como no puede votar, ni hacer manifestaciones en la calle, es lo mismo! No cuenta para nada.

A continuación reproduzco algunos párrafos del artículo que Miguel Delibes publicó en ABC en 1986: ABORTO Y PROGRESISMO. Supongo que nadie en su sano juicio se atreverá a calificar a Don Miguel de carca, cavernícola o lame culos de los obispos (aunque el sectarismo pudiera llevar a eso y a mucho más.)

"?en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero"

?"Seguramente, el derecho a tener un cuerpo debería encabezar el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él pero, naturalmente, subordinándolo al primero."

Pero lo más curioso del caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para el nuevo progresista, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, imputación que deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo se sostenía en un trípode muy simple: apoyo al débil, pacifismo y no violencia. Años después, se añadió a este credo otro punto: defensa de la naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos, por los débiles. Para el progresista, eran recusables la guerra, las organizaciones belicistas, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba definido y resultaba atractivo seguirlo. La vida era lo primero, lo procedente era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante.

Mas, de pronto, surgió en el mundo el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante una cosa así, tan imprevista, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya, y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y políticamente resultaba irrelevante. Entonces empezó a cederse en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil, la no violencia. Pura estrategia política. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no harían manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podría apelar; no había valedores. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas convictos se preguntaron: ¿Es esto honesto? ¿Está de acuerdo con mi manera de pensar? Si nuestra misión no es defender la vida, aun la vida sólo apuntada, la vida más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pintamos nosotros aquí? Porque para esos progresistas obstinados que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, es decir, siguen acatando los viejos principios del progresismo, la náusea se produce igualmente ante una guerra, una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado."

Creo que Delibes lo ha dicho bien clarito. El que quiera asumirlo, que lo asuma. El que anteponga el sectarismo y la conveniencia electoral a la razón y a la humanidad, que lo pase por alto.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...