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En torno a Una historia natural de la curiosidad
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En torno a Una historia natural de la curiosidad

Actualizado 26/03/2015
Rafael Muñoz

El conocimiento que buscan los escritores, a través tanto del afecto como del intelecto, se esconde en la tensión entre lo que perciben y lo que imaginan, y ese frágil conocimiento se transmite a nosotros, sus lectores, como una nueva tensión entre nuestra realidad y la realidad de la página.

Alberto Manguel

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Conocí a Alberto Manguel cuando me eché al magín su libro Una historia de la lectura, editado por primera vez en nuestro país (si no me falla la memoria) en una coedición de Alianza Editorial y una fundación de cuyo nombre no quiero acordarme.

Como devoto profesional de la lectura (también en mis horas libres), disfruté con la amena y estimulante carga de erudición del libro, lleno de anécdotas e historias de aquí, allá y acullá relacionadas con la apropiación de los textos que contiene su impagable lectura.

Después, no dejé de seguir su rastro en libros tan sorprendentes como, por ceñirme a una mágica tríada: En el bosque del espejo o El sueño del rey rojo, textos y reflexiones sobre la lectura con referencias a autores como su querido Borges y una miscelánea de temas magistralmente pautado con referencias a los libros de Carroll en los que Alicia es protagonista; Guía de lugares imaginarios, un compendio de espacios pertenecientes a la geografía de la ficción, escrito en colaboración con Gianni Guadalupi y, creo recordar, que su primer libro. Y para terminar, La biblioteca de noche, no sólo porque en ella habla de estos espacios señeros o por su deseo no cumplido de ser bibliotecario, sino también por razones que comprenderán cuando avancen en la lectura de estas líneas.

En dos ocasiones intentamos, sin conseguirlo, traerlo a Salamanca para inaugurar unas jornadas sobre bibliotecas infantiles que organizábamos cada año en un Centro ahora clausurado a la lectura. No hubo manera, y eso que siempre ha sido un viajero pertinaz y curioso: quizá a eso se debiera que su agenda siempre estuviera cerrada a dos o más años vista.

[Img #261229]Pero el juego del azar, caprichoso y siempre al acecho para poder sorprendernos, ha querido que este miércoles, en una biblioteca, la Pública de las Conchas, nos hayamos encontrado con él para hablar sobre el que será su último libro, y que estará en la calle rozando el libresco mes de abril.

Cómo podía resistirme o rechazar amablemente una invitación que implicaba poder hablar de un texto que lleva por título Una historia natural de la curiosidad publicada, como la mayoría de sus obras, en Alianza Editorial y hacerlo en compañía de un escritor, el citado Alberto Manguel, que reúne en su persona la autoría de una serie de libros que a bibliotecarios, educadores y ciudadanos amantes de la lectura, nos ha proporcionado horas de absoluto goce y que, además, (y esto no es conditio sine qua non en un autor) también merece la pena escuchar de viva voz.

Manguel es para mí el paradigma de un gran lector que escribe, y hace con verdadero acierto las dos cosas. Representa con brillantez, en este y otros libros, el proceso que sigue toda persona cuando acerca su mirada a los textos de los otros: cuando leen, cuando leemos, construyen un nuevo texto.

La evidencia más clara podría ser este libro, donde el autor vertebra sus reflexiones sobre las grandes preguntas del ser humano a través de "su personal lectura" de la Comedia de Dante. [Img #256317]

Un canto, un terceto espigado del paraíso o purgatorio del de Florencia, le da pie para entrar a contarnos la historia de una lengua desaparecida, recordarnos la vida de un sofista maltratado por un gran filósofo de la antigüedad, o su propia experiencia, cuando transmuta en una reflexión sobre la construcción del lenguaje y el pensamiento un problema de salud sufrido hace algunos años.

¿No es esto lo que hacemos habitualmente los lectores, si quieren a un nivel más palmario, cuando levantamos la vista del texto que estamos leyendo y, mirando hacia dentro, recordamos un pasaje o el diálogo de dos personajes de un libro leído hace ya tiempo? El palimpsesto lector lo llama el autor, al recordarnos que siempre leemos sobre lo ya leído.

Si, además, a esto sumamos que el índice temático del libro que no tiene desperdicio. Iniciando su travesía preguntándose ¿Qué queremos saber? ¿Cómo razonamos? o ¿Cómo vemos lo que pensamos? Seguir azuzando nuestra curiosidad con interpelaciones del estilo de ¿Cómo preguntamos? ¿Qué es el lenguaje?, y finalizar inquiriendo ¿Qué hacemos aquí? o ¿Cómo podemos poner las cosas en orden?, quién puede rehusar adentrarse en sus líneas de la mano del autor y poder comprobar que sin duda estaremos ante una conversación de resultados gozosamente impredecibles.

El caso es que con la "disculpa" de un acercamiento tardío al disfrute de la conocida después como la Divina, el autor "cae", afortunadamente para nosotros, en continuas digresiones, a cual más sugerente, que me hacen pensar en otro de sus autores de referencia: Michael de Montaigne. Nos recuerda, por lo menos a este lector, a sus imprescindibles Ensayos, por la forma que adopta al desarrollar y exponer sus reflexiones.

Manguel pone la mirada en historias, personajes, lecturas que vienen de un pasado que sin duda "ilumina" nuestro vigente momento lector, como cuando nos saca a colación a su profesor de literatura en secundaria, allá en Buenos Aires: para él la lectura [?] eran indagaciones sobre cosas de un tiempo muy antiguo, puesto que él sabía que lo que se había imaginado en algún momento del pasado se filtraba en lo que imaginamos hoy; eran comentarios relevantes para nuestro mundo, porque él sabía que la literatura siempre se dirige a los lectores del presente.

O dicho en palabras del autor, que hacemos nuestras: Cuando usamos palabras, nos valemos de la experiencia acumulada antes de nuestro tiempo, de la multiplicidad de significados acumulados en las sílabas que empleamos para hacer nuestra lectura del mundo comprensible para nosotros y para los demás. Los usos que han precedido al nuestro nutren, alteran, sostienen y socavan nuestro uso actual, de modo que cada vez que hablamos, lo hacemos con varias voces, y de hecho hasta la primera persona del singular es plural.

Toda una declaración de intenciones que reivindica la lectura sin las fronteras que a veces aplica sin compasión la que ya hemos denominado en otras ocasiones dictadura de la novedad: la obligatoriedad de consumir compulsivamente lo último que se ha publicado.

Plantea preguntas, donde también se vislumbra la presencia de su querida Alicia (la de Carroll), que llevan a nuevos cuestionamientos, dejando claro algo que por su obviedad a veces no tenemos muy presente: que para poder explorar mediante la reflexión, la herramienta más adecuada siempre es el lenguaje, que toma cuerpo a través de los relatos.

Podríamos cerrar estas líneas con las palabras de Manguel referidas al arte del relato, entendido como elemento consustancial a nuestra "presencia" en el mundo (esto es lo que nos ofrece a lo largo y ancho de su libro) en el capítulo donde se pregunta con nosotros ¿Qué queremos saber?

Dice: Los finales tienden a reconfortarnos, nos permiten la simulación de una conclusión, razón por la cual necesitamos un 'memento mori' que nos recuerde la necesidad de ser conscientes de nuestro propio final. Los comienzos nos perturban. Queremos saber dónde y cómo empiezan las cosas [?], nos gusta estar presentes en los nacimientos, tal vez porque sentimos que lo que llega primero a este mundo justifica o explica lo que viene después. [?] Y soñamos relatos que nos den puntos de inicio hacia los que podamos regresar y sentirnos un poco más seguros, por difícil o cuestionable que sea el proceso.

Yo, por aquello de no perder "palabra", estaré conversando con Manguel desde el principio hasta el final de su relato.

Rafael Muñoz

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El retrato de Dante Alighieri es obra de Sandro Boticelli. Y el que cierra este artículo, titulado "Discutiendo la Divina Comedia con Dante" fue creado por Dai Dudu, Li Tiezi y Zhang An.

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