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¿Tendremos que volver a las catacumbas?
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¿Tendremos que volver a las catacumbas?

Actualizado 23/03/2015
Francisco López Celador

Reciente aún el último zarpazo del yihadismo radical, esta vez en Túnez, a uno le asalta el recuerdo de los primeros cristianos y las catacumbas. Por supuesto que no me estoy refiriendo a aspectos teológicos en la implicación de los actuales cristianos con el mensaje de la Iglesia, tema para el que carezco de suficiente formación como para tratar de impartir doctrina. Sí quiero hablar de la ola de atentados sangrientos que estamos padeciendo los pueblos con gobiernos democráticos que tratan de imponer la libertad y los derechos humanos ante la sinrazón del terrorismo islámico; y también, del especial interés que demuestran los yihadistas en masacrar a los cristianos que sobreviven en países árabes. Llegados aquí, y tratando de aclarar conceptos, ante me gustaría aclarar previamente la terminología que tan profusamente se emplea en la actualidad y que no siempre de hace de forma correcta. Se dice que una persona es árabe cuando ha nacido en un país árabe, sin tener en cuenta su adscripción política ni sus ideas religiosas. Es musulmán quien sigue la religión de Mahoma, aunque, de igual forma que dentro del cristianismo coexisten católicos, protestantes, ortodoxos, etc., los musulmanes pueden ser "sunitas", "chiítas" y alguna cosa más. Tampoco conviene confundir el término islámico ?aquello relacionado con el islam- con islamista, que es quien profesa el islamismo o religión de Mahoma. Cuando el islamista se radicaliza estamos ante un yihadista (yihad= guerra santa). Según esto, se puede ser árabe sin ser musulmán y viceversa. Tradicionalmente los musulmanes no consideraban a los cristianos como paganos y, de hecho les permitían practicar su religión cuando eran conquistados. Cuando se quiere imponer una religión por la fuerza y, peor aún, a base de violencia criminal, con total desprecio de vidas humanas, complementada con una publicidad cruel y salvaje ?pero muy efectiva-, deja de ser algo espiritual para convertirse en puro terrorismo subvencionado, con fines expansionistas y afán de poder.

En la actualidad existen varias circunstancias que convierten el yihadismo en un fenómeno gravemente peligroso. De una parte se observa un peligroso resurgir de este terrorismo en aquellos países que, aparecidos los primeros brotes, fueron auxiliados por el mundo occidental para tratar de eliminarlos ? Libia, Siria, Irak, Afganistan, etc.- reponiendo nuevos gobiernos presuntamente aleccionados, sin haber exterminado totalmente el terrorismo establecido. En todos ellos no han faltado intereses bastardos con los fondos necesarios como para rearmar fuertemente a los rebeldes que han conseguido reconquistar extensos territorios de los que son dueños y señores. De esta forma existen grandes espacios en países de Oriente medio como Siria e Irak, que albergan ejércitos fuertemente armados, y bases totalmente autónomas al sur de Libia o en países del entorno subsahariano del Sahel.

Al mismo tiempo, quienes mueven hoy los hilos del yihadismo no están dispuestos a permitir el triunfo de gobiernos democráticos en países árabes como Egipto y Túnez, donde fueron anulados los primeros conatos de asentamiento del llamado Estado Islámico (EI), a base de revueltas callejeras que culminaron en elecciones. No es casualidad que en estos dos países se hayan perpetrado atentados terroristas encaminados a terminar con la denominada Primavera Árabe, poniendo especial énfasis en dos objetivos: difundir vídeos en los que la barbarie horrorice al máximo y masacrar a los cristianos y a cuantos no comulgan con sus ideas. Si sólo fuera persecución y expulsión, estaríamos hablando de un problema menor, pero no se trata de un problema menor y, lo que es más vergonzoso, las "operaciones" de limpieza de cristianos es algo que no "vende" en muchos medios de comunicación. Parece que la vida de un cristiano tiene menos valor que la de las otras víctimas. ¿Será que el circo romano del siglo XXI lo quiere dirigir el EI?

Por último, un mundo donde los jóvenes encuentran dificultades para realizarse, donde el ejemplo de algunos políticos deja mucho que desear, y en el que florecen dictadores de puño de hierro junto a otros de guante blanco, ha hecho su aparición una nueva forma de entender la vida a base de tomar la calle de en medio, las espaldas bien cubiertas con fondos procedentes del petróleo o la extorsión, algunos disfrazados con el uniforme de su conversión al islamismo, que está sirviendo de banderín de enganche a un potente ejército formado a base de jóvenes que abandonan sus hogares ?occidentales o musulmanes- y para cuya derrota se precisará el concurso de todo el mundo libre que esté decidido a seguir siéndolo. A partir de ahora ya no bastará con el apoyo moral, será preciso "pisar" las bases enemigas para combatir, ocupar y derrotar los dominios yihadistas, y asegurar la no reversibilidad del fenómeno terrorista. De lo contrario, todos sabemos dónde estarán nuestras respectivas catacumbas.

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