Cuestión de vida o muerte.

En este mundo, en el que todo se centra en la economía y en lo material, se ha polarizado la opinión entre la encrucijada de dos opciones, estas son, el capitalismo neoliberal y el socialismo/comunismo clásico y productivista, sin darnos cuenta que ambas conducen al mismo lugar: el fin del mundo que conocemos.

Por un lado tenemos el capitalismo de corte neoliberal, cuyo fin y medio es la expansión y la globalización por encima de todo. El principal problema de esto (son muchos pero me gustaría centrarme en uno) es que, como decía Schumpeter: "El capitalismo morirá de éxito". El capitalismo no puede retroalimentarse, necesita competir con otro para poder desarrollarse, y es tal su éxito, que cuando no tenga contra quien competir entrará en un colapso que dará origen a guerras mundiales y fácilmente a un cataclismo social propio de las películas de ciencia-ficción (de ahí la persistencia en encontrar otro planeta habitable y que los ricos se estén pegando para hacerse con los primeros billetes).

Por el otro lado, tenemos el mundo socialista/comunista, cuyo principal problema es que no puede mantenerse aislado y, que hay algo que se le olvidó entender a Marx y Lenin, y es que vivimos en un mundo finito. Este sistema supuso un avance enorme para la clase trabajadora, para sus derechos laborales y su nivel de vida, pero a costa de un modelo económico basado en la producción ilimitada que causaría también un cataclismo, esta vez seguramente ligado a la cuestión medioambiental, algo que tampoco está ausente, ni mucho menos, en el mundo capitalista.

Es decir, podemos elegir entre morir por el fracaso del sistema socialista y el éxito del sistema capitalista. O también podemos luchar por vivir y construir alternativas entre todos y todas, porque las hay y son muchas.

Lo primero que debemos entender es que tenemos que desvincular el crecimiento económico a la creación de empleo, simple y llanamente porque esto es falso, al igual que tenemos que desligar la creación de empleo a la obtención de beneficios capitalistas y privados, ya que hay muchos nichos de empleo que no son cubiertos porque no suponen una gran "rentabilidad económica" pero que en cambio suponen un gran avance y beneficio en los aspectos sociales y ambientales, como lo son los sectores del cuidado de mayores, la reforestación o rehabilitación de viviendas y espacios públicos, el mundo del conocimiento y del I+D+i, los servicios públicos, la agricultura y ganadería ecológicas, las energías renovables, cooperativismo, la economía circular (sistema que defiende el alargamiento de la vida de los productos hasta el máximo posible y que crea toda una red circular, de ahí el nombre, en torno al reciclaje, la reutilización y la tranformación de estos, creando así empleos locales, directos e indirectos, y que intenta así causar el mínimo impacto medioambiental)...

Y lo segundo que debemos entender es que esto no es posible si no aceptamos que nuestros hábitos de vida deben ser cambiados: comprar en comercios locales en vez de grandes superficies y empresas; reducir drásticamente el consumo de carne (e incluso eliminarlo); caminar, ir en bici o usar el transporte público en vez de utilizar el coche (que en Salamanca para la gran mayoría de casos es innecesario); reciclar todo lo posible,etc.

Es a las generaciones presentes y sobre todo a las generaciones futuras a las que les toca debatir y dar soluciones a este problema, y no puede ser tratado en vano, es cuestión de vida o muerte.