Acuden los partidos políticos, de vez en cuando, a una práctica poco entendible y de dudosa eficacia que, a ojos de este modesto columnista, no tiene razón de ser. Me refiero a los independientes; es decir a esas personas que, no siendo militantes del partido, son propuestas ?o impuestas- para encabezar las listas en ésta o aquella confrontación electoral. Verbigracia reciente: Gabilondo para la Comunidad de Madrid y, en su día, Cabero para el Ayuntamiento de Salamanca.
A mí me parece una grave falta de respeto hacia los militantes. Es tanto como decirles:
- Ninguno de vosotros valéis para este puesto, y por eso hemos tenido que buscar a alguien de fuera.
Y eso me parece, además de incierto, sectario y poco delicado y demuestra que las direcciones deciden al margen de los militantes. Pero pasa.
En las últimas elecciones al Ayuntamiento de Salamanca, Fernando PABLOS impuso un candidato foráneo, que no era militante del partido cuando concurrió. Marginó con ello, seguramente, a varios militantes del partido que hubieran sido tan válidos como el candidato, por lo menos. Pero lo impuso. Me consta por participantes en las distintas reuniones que el asunto no fue precisamente pacífico y que el pobre Cabero, recién aterrizado, llegó a expresar que si él era un problema, se iba, lo que no podía tolerarse políticamente, luego de haber anunciado a bombo y platillo su desembarco. Sea como fuere, en aquella oportunidad en las listas del PSOE al Ayuntamiento de Salamanca, había más independientes que militantes, o casi.
La doctrina partidaria trata de justificar este dislate en que los votos de casa ya los tenemos seguros y, metiendo a algún independiente, siempre podremos recoger los votos de su sector y los que pueda acarrear el prestigio del personaje.
La verdadera causa suele ser, casi siempre, alguna guerra intestina entre las distintas facciones para colocar a los suyos en mejores puestos o, más comúnmente, defenestrar a algún socialista con suficiente apoyo y popularidad interna, que no goza de la simpatía del aparato. Es el caso de Tomás Gómez: como democráticamente no vamos a poder batirle en el ámbito interno, traemos uno de fuera, pegamos el estatutazo y lo imponemos y punto.
Pedro Sánchez llegó a la Secretaría General del PSOE a través de las urnas y con la promesa de airear, democratizar y renovar el partido, y uno, que no escarmentará nunca, comenzó a creer que el milagro era posible, y estaba comenzando a ilusionarse de nuevo, cuando tiene que asistir estupefacto al golpe de estado interno y desde arriba, queriéndose no creer lo que ve pero sin poder negar la evidencia.
Un Secretario General elegido en las primarias le sacude un patadón al sistema que le ha llevado al puesto y se cepilla a un Secretario General elegido en las primarias. ¡Manda güevos¡
Por si fuera poco, al día siguiente leemos que Griñán y Chaves han sido llamados a declarar en calidad de imputados ? ¡y que la dirección del Partido ni les pide el acta ni les expulsa!. Y escuchamos a los corifeos repetir como un mantra la doctrina oficial para tratar de justificar la barrabasada retorciendo el idioma, la semántica y el sentido común:
-No, no, lo que hemos dicho siempre es que serán expulsados cuando un juez les impute un delito.
¡Pero si ya lo está haciendo¡. En España, cuando alguien acude a declarar como imputado es porque un juez de instrucción les imputa la comisión de hechos presuntamente delictivos. Y estos dos acuden en tal condición ?imputadísimos- ante el tribunal. Más tarde, si esa imputación se verifica y se les atribuye la eventual autoría de un delito concreto y se abre contra ellos procedimiento abreviado, se les llamará acusados, pero imputados ya están.
De todas formas, este muchacho, que tanto parecía prometer cuando llegó a la Secretaría General, qué rápido se nos está deteriorando. Parece mentira. Yo digo si no serán las alfombras de las sedes, que a lo mejor tienen el temible ácaro corruptela furibunda porque, en cuanto las pisan, ¡oiga, que se les va la olla!.
Sí, van a ser las alfombras.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.