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La tentación según Pablo VI
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La tentación según Pablo VI

Actualizado 22/02/2015
José Román Flecha

La palabra "tentación" parece relegada al lenguaje piadoso de otros tiempos. Y sin embargo la actualidad nos la presenta todos los días en sus formas más crudas y escandalosas, como los atentados terroristas, la corrupción política o económica, la violencia familiar, las cien adicciones que destruyen a la persona.

Pero junto a los males morales más terribles aparece hoy otro mal, más subjetivo, que consiste en justificar la tentación. Es muy habitual afirmar con Oscar Wilde "puedo resistir cualquier cosa excepto la tentación". Tal vez el ser humano no puede resistir la fascinación del mal porque lo ignora o lo niega.

El primer domingo de cuaresma del año 1965, en la iglesia romana de Todos los Santos, Pablo VI trazaba una precisa definición de la tentación: "La tentación es el encuentro entre la buena conciencia y el atractivo del mal; y en la forma más insidiosa de todas (?) La tentación es la simulación del bien; es el engaño por el cual el mal asume la máscara del bien; es la confusión entre el bien y el mal".

Es interesante esa vinculación de la tentación con la mentira o, para ser más benévolos, con la confusión. Como intentando buscar la causa de este error, Pablo VI apuntaba al deseo de libertad que bulle en el corazón humano. Una libertad que ya no se entiende solo como capacidad de decisión a la hora de elegir los valores morales, sino también como la posibilidad de crear esos mismos valores éticos:

"El hombre moderno se adapta a todas las cosas. Es capaz de hacerse el abogado de las cosas malas con tal de sostener la libertad del propio placer (?), una libertad indiscriminada para lo que es ilícito. Se acaba así por autorizar todas las expresiones de la vida inferior: el instinto se impone a la razón, el interés al deber, la ventaja personal al bienestar común".

El Papa sabía que los errores de la conciencia nacen precisamente del olvido de la ley de Dios: "Quien ya no tiene en cuenta la ley del Señor, sus mandamientos y preceptos y no los siente ya reflejados en la propia conciencia, vive en una gran confusión y se convierte en enemigo de sí mismo. Muchos males nuestros están procurados por nuestras mismas manos, por la insensata malignidad obstinada en buscar no lo que conviene, sino lo que es nocivo para la existencia".

De todas formas, Pablo VI no pretendía solo denunciar esta autonomía moral, sino que indicaba el camino para superar el fracaso al que podía conducir:

"Es preciso renovar, revigorizar nuestra capacidad de juzgar, de discernir el bien y el mal. Siempre que el mal (?) se presenta atrayente, lisonjero, seductor, útil, fácil, agradable, debemos demostrar energía y prudencia para decir, tajante y resueltamente, no. Este es el modo de rechazar y superar la tentación".

Han pasado cincuenta años desde que fueron pronunciadas aquellas palabras sobre la tentación. Seguramente nos ayudarán a examinarnos al comienzo de la cuaresma.

ALIANZA Y SEÑORÍO

Domingo 1º de Cuaresma. B.

22 de febrero de 2015

"Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra!" (Gén 9,9-10). Con esas palabras, Dios promete a Noé una alianza cósmica que tendrá como signo el arco iris.

El texto termina anunciando que "el diluvio no volverá a destruir a los vivientes". Pero esa negación comporta la oferta preciosa de un don divino. Dios establece una armonía entre el ser humano y su mundo. Esa armonía es el reflejo de la alianza del Creador con toda su creación.

Ahora bien, como en tantas otras ocasiones en la vida del hombre y en sus relaciones con Dios, el don lleva consigo una tarea. Si Dios es fiel a su alianza, también el ser humano ha de procurar aprender la fidelidad. Recibir el regalo de la tierra, cuidarla y aprender a ver en ella el rastro de Dios. Sólo entonces su vida podrá transcurrir en la armonía del paraíso.

EN EL DESIERTO

En el primer domingo del tiempo cuaresmal recordamos todos los años que al principio de su vida pública, Jesús fue tentado por Satanás. Los evangelios de Mateo y de Lucas se detienen a narrar las tres tentaciones. El texto del evangelio de Marcos (Mc 1,12-15) se refiere a ellas de una forma general. Pero en su brevedad, incluye algunas notas muy importantes:

? "El Espíritu empujó a Jesús al desierto". En su bautismo, Jesús había sido presentado por el Espíritu como el Hijo amado de Dios. Pero vivir como Hijo no iba a ser fácil. El mismo Espíritu lo expulsa de su tranquilidad para llevarlo al escenario de la prueba. Como a nosotros.

? "Jesús se quedó en el desierto durante cuarenta días". El desierto y los cuarenta días nos recuerdan la experiencia religiosa de Moisés y de todo el pueblo de Israel. Es ahí donde Jesús ha de comenzar a vivir su verdad y a revelarnos la honda verdad del ser humano.

? "Jesús se dejó tentar por Satanás". Marcos no habla del ayuno de Jesús. Su prueba consiste en encontrarse frente a frente con Satán. El Príncipe de la verdad y de la vida se enfrenta al príncipe de la mentira y de la muerte. Esa es también nuestra prueba.

EN EL UNIVERSO

Hay una cuarta nota, que sólo se encuentra en el evangelio de Marcos: en el desierto, Jesús vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Es decir, en el desierto se nos revela el señorío de Jesús sobre el universo y sobre la historia. El nuevo Adán retorna al paraíso.

? "Vivía entre alimañas". Jesús ha sabido someter a los poderes del mal, de la injusticia y de la opresión que tratan de establecer su dominio sobre el mundo. Jesús es sometido a prueba, pero logra mantener su libertad ante el mal. Una fidelidad que se espera también de nosotros.

? "Los ángeles le servían". Los ángeles son los servidores de Dios. Y son enviados para colaborar con Jesús en la obra que le ha sido encomendada. Combatido por las fieras que sirven a Satán es ayudado por los ángeles que sirven a Dios. Y esa es también nuestra suerte.

- Señor Jesús, tu estancia en el desierto nos ayuda a descubrir nuestra vocación y nuestra misión. Ayúdanos a mantenernos fieles a la alianza con Dios. De esa forma podremos hacer visible la paz en la creación y en la sociedad. Amén.

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