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De pisos y embargos
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Paz y Bien

De pisos y embargos

Actualizado 16/02/2015
Alfonso González

"Yo te he construido una casa donde residas, un lugar donde vivas para siempre." 1 Reyes 8,13

Un mes antes de casarnos, Sofía y yo alquilamos un piso.

-Vais ahorrando y dentro de unos años podréis comprar una vivienda pequeña. Si tenéis familia y seguís ahuchando, os haréis con una mayor ?dijeron nuestros padres.

Parecía que todo estaba decidido cuando, de pronto, bancos y cajas de ahorro se echaron a las pantallas de televisión, a las vallas publicitarias y hasta te abordaban por la calle; "Si no compras una casa es porque no quieres. Nosotros te damos el dinero y más."

Era digno de verse. Se enzarzaban entre ellos.

-Llegarán a las manos ?vaticinó inocentemente mi mujer.

-No creo ?repliqué mordaz-, no pasarán de las carteras.

Tanto entusiasmo nos convenció, y al regresar de la luna de miel en el Caribe, nos fuimos de bancos. Un acierto. Cajeros, interventores y directores nos abrían las puertas y nos atiborraban de merchandising.

Fue difícil seleccionar una entidad bancaria, desde ahora "EB", pero haciendo un esfuerzo nos decidimos por una dispuesta a financiar los cuatrocientos mil euros que costaba nuestro pisito con vistas.

-No hay problema. Previamente enviamos un experto del banco que certifique el valor del inmueble. Naturalmente, ustedes correrán con los gastos.

Ocho días más tarde, y con trescientos ochenta euros menos que nos sopló la "EB" para el "experto", firmamos un contrato comprometiéndonos a pagarle a la "EB", ochocientos mil euros en treinta y cinco años.

-Nos jubilaremos y seguiremos pagando ?alegué débilmente.

-No seas negativo ?murmuró Sofía perdida entre las cacerolas de una batería de cocina regalo de la "EB"-. Somos propietarios de una casa ¡qué ilusión!

-Más bien de una deuda ?susurré bajito para no decepcionarla.

Cinco años más tarde la crisis económica nos despertó a manguerazos; no podíamos pagar la letra mensual. Fui a ver al director de la "EB" que nos concedió la hipoteca. No me reconoció y me remitió a la central. Tras una hora de espera un empleado me informó de nuestra situación.

-En estos cinco años ustedes apenas han amortizado el capital del préstamo, les supongo sabedores que primero se pagan los intereses y luego el capital ?hablaba con desgana, se ve que el tema le aburría-. Para ser exactos, ustedes le deben a esta "EB" trescientos noventa y cinco mil quinientos euros. Pero como se da la circunstancia que su casa se ha depreciado, en estos momentos vale doscientos mil euros, si se la embargamos y nos quedamos con "su" casa, ustedes le seguirían debiendo a esta "EB" ciento noventa y cinco mil quinientos euros? más gastos.

-Pero ustedes nos concedieron un crédito hipotecario sobre una propiedad, que previamente valoraron ?protesté.

-Aquí le hago entrega gratuitamente de unas gafas para que lea la letra pequeña de su contrato.

Abandoné la central de la "EB" agradecido. Se les había olvidado cobrarnos la nueva tasación de ¿nuestra? casa.

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