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La poesía de Enrique Gracia Trinidad
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SU PRESENCIA, EN ABRIL

La poesía de Enrique Gracia Trinidad

Actualizado 09/02/2015
Redacción

El escritor y actor madrileño, Accésit del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, publica seis poemas para los lectores de SALAMANCArtv AL DÍA

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El destacado poeta madrileño Enrique Gracia Trinidad, Accésit del II Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, fallado en Salamanca el pasado viernes 30 de enero, ha enviado seis poemas para los lectores de SALAMANCArtv AL DÍA. El poeta vendrá a Salamanca la primera quincena de abril, para la entrega del premio.

CONSEJO MALVADO

Imitar a Li Po es sin duda elegante:

escribir unos versos y hacer con ellos barcos de papel

que la corriente del río se lleve poco a poco.

Exquisito, sin duda,

pero procura tú ser cuidadoso

y guardar lo que escribes,

que bastantes basuras se arrojan a las aguas.

PEREGRINO A LA FUERZA

Iba haciendo el Camino de Santiago

con una concha al cuello.

Sus ojos eran de hayas en otoño,

su sonrisa de libro y lo demás,

como para volver loco al apóstol

cuando llegase a Compostela.

Así que la llevé en mi coche

(adoro el autostop algunas veces)

?Yo ?mentí? también voy de peregrino.

?Prefiero andar ?me dijo? pero gracias,

llévame a Ponferrada

y ya seguiré a pie lo que me falte.

"Ponferrada ?pensé? y Finisterre, si te dejas"

Puso el bastón y su macuto

en la parte de atrás y se sentó a mi lado.

Casi no hablaba, pero qué silencios.

Su perfume a lavanda me hizo olvidar

que yo no iba a Galicia

y otros asuntos eran mi destino.

Junto al castillo de templarios

paramos a reponer fuerzas.

Cuando estaba pagando la empanada y el vino,

oí el motor del coche.

Me dejó su cayado, la venera,

y un palmo de narices con recuerdo a colonia.

Caminé todo el resto del verano

como un imbécil, con la boca seca,

pero he ganado el jubileo.

PISCINA

Ya sé que una piscina

jamás tendrá los versos de la arena del mar,

ni del sauce de un río

ni del lago y sus aguas que se duermen.

Pero la luna llena

ha bajado esta noche a refrescarse,

y mi piscina ha sido

el mar de las Antillas,

el Duero de los lánguidos amantes,

el lecho de la espada Escalibur.

Estaba tan hermosa que mis ojos

alzaron en la sombra

un canto humilde a sus orillas.

CANCIÓN DE AMOR

La duda tiene nombre de mujer

con ojos tristes,

es hija de la luz y los espejos,

besa como jamás besó su hermana la certeza,

y a veces, por la tarde, se viste con un traje de alquitrán

y acapara la noche.

Es una puta descarada que nos sonríe por oficio,

una perfecta zalamera

de la que nos enamoramos

cuando por vez primera nos parece que ya somos poetas.

Luego siempre se encarga

de romper en pedazos el cristal del orgullo,

de hacer que se nos crispe la risa por venir.

Está loca,

se ha metido en mi cama con un ciego susurro

de besos de jengibre

y ha violado mis sueños más hermosos.

Despertaré mañana, estoy seguro, con resaca de noche malograda,

la voz entumecida

y una larga distancia respirando en mi boca.

Es para odiarla...

pero la quiero tanto...

DE ESTE TIEMPO PERDIDO

Hay días del tamaño de un silencio

en los que tanto sol

no abriga nuestras manos. Entonces los conjuros

tienen la tos litúrgica y enferma

de la desconfianza, y no crece

el amor suficiente para que siga el curso de la Historia.

Tiempos como la risa

de un payaso sin público,

como el calambre pálido que enciende la conciencia

al despertar del vino malo

de una noche sin rostros.

Siglos como el aroma de un arcángel

que perdió el paraíso por soñar con la herrumbre de otro cielo.

Jornadas de ceniza que alimentan

la costumbre de nada y otros tantos vacíos.

Hay días en que el hombre

debe apagar las horas y volverse a dormir hasta mañana.

FRAGMENTO DE LAS ÚLTIMAS VOLUNTADES

Nadie de mi dolor haga penumbra.

No se abriguen jamás con mi silencio.

Confórmense con ser espectadores,

no juzguen, no devoren, no intervengan,

no descorchen el vino ni el futuro.

No reciclen mis lágrimas ni digan

"qué gran pérdida, cuánto desconsuelo".

Es hora de partir, debe quedar

la casa abandonada, el pan entero,

ese vago perfume del amor

y un poema sin fin sobre la mesa.

Enrique Gracia Trinidad (Madrid, 1950) Poeta, divulgador cultural y actor. Sus libros de poesía son -1972 a 2013-: Encuentros, Canto del último profeta, Crónicas del laberinto; A quemarropa; Restos de almanaque; Tiempo de Apocalipsis; Historias para tiempos raros; La pintura de Xu-Zonghui (bilingüe chino-español); Siempre tiempo; Contrafábula. Poesía reunida 1972-2004; Todo es papel; Sin noticias de Gato de Ursaria; La poética del vértigo (Antología, estudio y selección de Enrique Vitoria); Pentimento (2009); Hazversidades poéticas (miniantología); Butaca de entresuelo (2011), Mentidero de Madrid y Ver para vivir. Además ha publicado libros de prosa, artículos y dibujos. Le han concedido, entre otros, los siguientes premios: Vicente Gerbasi, por el conjunto de su obra (Venezuela), Accésit de Adonais, Premio Feria del Libro de Madrid, Accésit Rafael Morales, Premio Blas de Otero, Premio Bahía, Premio Juan Alcaide, Accésit Ciudad de Torrevieja, Premio Emilio Alarcos, Premio Juan Van-Halen. Parte de su obra se ha traducido a varios idiomas y figura en antologías y publicaciones de catorce países.

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