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La casa de Las Arribes: Balcones al Duero
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La casa de Las Arribes: Balcones al Duero

Actualizado 09/02/2015
Redacción

Una de las grandes riquezas de nuestra provincia está en su variedad de comarcas, con paisajes, gastronomía y arte que diferencian a unas de otras y que SALAMANCA rtv AL DIA recorrerá cada semana (GALERÍA FOTOGRÁFICA)

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Si hay algo que distingue a Salamanca de otras provincias es su gran variedad de comarcas, con paisajes, gastronomía y arte que la hacen única. Una riqueza al alcance de todos los salmantinos y visitantes que SALAMANCA rtv AL DIA mostrará cada semana. Propuestas turísticas que también pueden conocerse ampliamente en la web de la Diputación de Salamanca http://www.salamancaemocion.es

En este paseo por la provincia, nos acercamos a la arquitectura tradicional en Las Arribes, que engloba un variado conjunto de edificaciones y usos populares que constituyen uno de los más valiosos legados que nuestros antepasados han puesto en nuestras manos como herencia y querencia.

Por Luis M. Mata:

La casa, la vivienda habitual en ese medio rural, constituye así uno de los patrimonios socioculturales más importantes de la geografía salmantina. En esta ocasión nos detendremos en analizar las tipologías que surgen en una de las geografías más espectaculares de toda la provincia: Las Arribes. Hablar de Las Arribes es trasladarnos hasta paisajes abruptos y magníficos, donde las laderas descienden presurosas hasta el río Duero, con un clima benigno y una vegetación particular y bien distinta de la generalidad salmantina.

Tierras de histórico poblamiento esconden restos de una prolija herencia que supo descubrir, desde hace milenios, las enormes posibilidades de estos parajes. Quizás sea éste uno de los factores más determinantes en la forma y diseño de los pueblos y viviendas. Hay que mencionar el gran número de castros fortificados que se distribuyen en este espacio, algunos de ellos los mejores conservados de esta provincia.

El uso del medio tiene predominancia agroganadera

[Img #211789]El incendio, la tala, el pastoreo? han dado lugar a una desaparición, casi total, de la primigenia cubierta vegetal. Dejamos atrás un monocultivo extensivo mezclado con explotación de vacuno, y nos encontramos con uno de los más claros ejemplos de paisaje mediterráneo: vid, olivo, almendros y algunos cítricos se acompañan de huertos de productos con que mantener el núcleo familiar.

En estos pueblos, condicionados sobremanera por el medio geográfico, desaparece la amplia superficie extensiva de labor, transformándose, en la mayor parte de los casos en una continua sucesión de bancales y terrazas, que se lanzan vertiginosamente hasta los más profundos valles del padre Duero.

Aparecen así casas, chozos y casitas, que circulares o cuadradas resumen el más puro sistema constructivo de este espacio. El ganado doméstico sufre una menor diferenciación, limitándose a un único burro, que se convierte en elemento imprescindible de uso diario -aún hoy- para acceder a los parajes más recónditos de Las Arribes.

Ante la diversidad de tipologías arquitectónicas que surgen en el entorno optamos únicamente por aquellas que se circunscriben a la histórica comarca de La Ribera, la que se asoma a los profundos cantiles en que se descuelga el río Duero hacia Portugal. Nos fijaremos en los pueblos puramente ribereños, dejando para otra ocasión los que se sitúan en la penillanura.

El paisaje urbano típico de estas zonas se torna muy distinto al llano próximo. Aquí, en los pueblos, surgen cuestas y pendientes que imposibilitan ?en parte- la aparición de grandes espacios urbanos donde edificar en superficie. Asimismo, estas mismas irregularidades del terreno permiten levantar casas de varias plantas, a las que acceder por dos niveles distintos de las calles adyacentes. Todo ello hace que sea la vivienda de dos plantas (bien definidas) la que tipifique la arquitectura rural de estos pueblos del "borde" de la meseta. Al exterior, en la visión directa del edificio, llama nuestra atención la correcta simetría de su disposición, caracterizada por presentar siempre un gran balcón encima de la puerta de entrada. Paralelamente, se observa que, en muchos pueblos, el balcón se convierte en humilde ventana adornada con dos piedras ?morillos? que sobresalen de la pared, enmarcando el vano. Creemos que puede ser una simplificación de lo anterior, ya que esos morillos se utilizaban para idénticas funciones que el mencionado balcón. Este elemento presenta múltiples facturas, aunque predomina el formado por grandes losas de granito que sobresalen al exterior más de un metro, en una airosa balconada.

En ocasiones el mero balcón se transforma en solana corrida sobre toda la fachada, protegiendo la parte inferior de acceso a la casa. Llama nuestra atención la perfecta talla del suelo del voladizo, con losas que por su gran tamaño exigieron destreza y habilidad para su colocación. Dependiendo del diseño y tamaño de este mirador, podemos encontrarnos desde una ausencia total de protección ?en los menos desarrollados?, hasta grandes tejadillos a un agua ?prolongación del tejado general de la casa?.

La vivienda se organiza, de nuevo, a partir de un portal distribuidor en la planta baja. A veces, aparece una ventana al lado de la puerta que puede iluminar el propio cuerpo de la casa o alguna habitación adyacente. En Villarino, la distribución interior presenta la singularidad de dejar el uso de la planta baja a actividades complementarias como cuadras, almacenes... y utilizar la planta superior para la propia vivienda.

El portal inmediato a la entrada

[Img #211785]De regular tamaño, actúa de distribuidor a las siguientes habitaciones. A la izquierda, iluminada por una pequeña ventana que da a la calle, encontramos una pocilga o cuadra. Aunque no es muy grande su tamaño, permitía mantener en el mismo edificio todo el ganado casero.

Bajo la escalera que da acceso a la planta superior, se sitúa el gallinero cubierto tan solo por unas tablas o una red metálica (alambrado). Al fondo ?frente a la entrada? se desarrolla un pajar y leñera que satisface las necesidades de los animales. Y a la derecha, una pequeña bodega que, sin excavar, reúne una o dos cubas ventiladas por un estrecho bucarón. Algún trastero puede completar el uso destinado a la planta baja.

En cuanto a los materiales utilizados en su construcción, encontramos nuevamente paredes de mampuesto sobre mortero de cal, que soportan el peso de la vivienda junto a la viguería del techo. Normalmente, todas las habitaciones aparecen encaladas por razones de habitabilidad e higiene.

A la planta superior se accede por una sólida escalera de granito, que facilita la llegada a otro espacio similar al portal, al que dan de nuevo las puertas de las distintas habitaciones. Hacia la calle se ubica siempre una gran sala que ocupa toda la fachada, a la que se abre por un balcón o ventana. En ella se sitúan una o dos alcobas separadas por estrechos tabiques y unas breves cortinas.

Hacia atrás de la edificación aparece la cocina, de similar tamaño a la sala, con una gran chimenea de campana que ocupa media habitación. Una pequeña despensa, a la que se entra desde la anterior, completa el conjunto. Sólo resta por mencionar otra escalera que parte del espacio común y llega a un sobrado o chilla extenso y diáfano, que soporta idénticos usos a los ya mencionados.

En otras localidades ribereñas

Surge una variación en la distribución de la casa. La entrada de la calle permite el acceso al portal, que puede ser alargado y donde se observa siempre el arranque de la escalera que va a la planta superior. Abajo, al contrario que la anterior, aparece una habitación semejante a la sala, pero con uso de comedor o cuarto de estar ?indudable síntoma de modernizaciónmientras que, a continuación, la cocina nos muestra de nuevo una chimenea de gran campana.

Al fondo, la cuadra ocupa todo el espacio posterior de la casa. Así, el portal soporta el tránsito de animales ?normalmente un burro-. En algunos casos se halla, también en esta planta, una bodega apenas sobreexcavada donde se envejecen los vinos del país. Es curioso lo fácilmente perceptible que resulta este elemento, ya que siempre presenta una puerta de madera, que en la parte superior tiene un gran espacio enrejado ?también de madera- que permite la correcta aireación y ventilación del proceso de fermentación de la uva. Al subir al piso superior, observamos una sala que cuenta con alcobas hacia la calle, con balcón o balconada corrida y otras habitaciones hacia atrás.

Como una variación de esta vivienda hacemos mención a la que podíamos describir como la casa "sencilla". Al exterior, el aspecto es similar al aludido, pero con sillarejo disforme y poco trabajado, apareciendo en mayor medida la pizarra. El sobrio y a veces depauperado aspecto se "alegra" al encontrar siempre los vanos encalados a su alrededor, formando un conjunto armonioso y atractivo. En la planta superior, el balcón se empequeñece o desaparece totalmente, dejando paso a un pequeño hueco de ventana que se adorna a ambos lados con sendos elementos sobresalientes o morillos.

FOTOGRAFÍA: SANTIAGO SANTOS

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