Los recuerdos del 'Barrinuevo'

La Alberca, (Salamanca), en el año del Señor de? Cuántos recuerdos en nuestra niñez de antaño y hogaño. Aún recordamos de lo felices que éramos en el Barrinuevo. No importaba el calor o el frío, allí estábamos siempre reburujaos en la calle, pero eso sí, nos queríamos y nos seguimos queriendo todos como hermanos.

Siempre arrejuntaos en la calle aunque estuviéramos engurdíos de frío, con las manos engarañás, y jugando a la chirumba, a los platinos, al roba-terreno, al pión sacando los patacones, y si llovía hacíamos unos chancos para saltar los chapatales, pero si te caías te podías perniquebrar y quedar escachinao.

Cómo disfrutábamos en los mondongos, comiendo las probauras en aquellas cazuelas escalcabonás a las que lambíamos y rebañábamos después de encetar el pan con un coscurro ¡¡¡qué buenas estaban!!!...

Nos mandaban a por tabaco ande el tío Mingo, "¡hey, perillán, vaite a por un cuarterón!". Y si era de noche pasábamos corriendo la esquina el tornero, ¡¡ qué miedo le teníamos a las calaveras de las ánimas!!, ¡¡¡Jodo petaca!!! "Que pronto has llegao, vaya un lebrel que estás hecho" y con un poco de suerte nos daban una perra chica.

El Palaero era nuestra zona deportiva, allí siempre andábamos enciscaos, nos descolgábamos de las ramas de la nogal, con una escobera rulábamos por el carámbano y si alguno se caía y se quedaba un poco desmageao, no importaba aunque se hiciera una pitera, y pa piteras las que nos hacíamos con el carburo, con

agua, bote y cañibeta pa chiscarle, que cuando se afogonaba y nos acercábamos era cuando abortaba.

Las cañibetas las usábamos para todo, para echar el "mi gomita", o sea la sarpiente, o para hacer las tiquilitresas, y jugábamos con las bollágaras al guá, y los platinos a la rebatina, y aunque hubiera alguno un poco laíno, nadie se enterriaba.

Y hablando de bollagaras, qué bien se estaba en el poyo de la tía Consuelo, nos tirábamos las horas muertas chalrando, hasta que el tío Isio tocaba la esquila, y por las noches si había tronera, siempre nos gustaban las que venían por la Holconera.

¡¡¡Y cómo nevaba!!! Se subían a los tejaos para quitarla, y con el frío salían los cuchillos de carámbano en los aleros de los tejaos, tenían que quitarse con un palo, nos hacían caminos para ir a la escuela y aún recuerdo a las chicas que llevaban una lata de a kilo con borrajo, la agarraban por un asa de alambre y le daban vueltas como si fuera una matraca para que no se afogonaran los tizones, y es que hacía un frío que se escastañaba la perra,

hasta nos rechinaban los dientes, por eso las ventanas solo se abrían por la noche en verano para que entrara el recencio.

Se acerca el día de San Juan, íbamos a por la hornija, traíamos berezos escoberas y chaguarzos, y después pinchábamos una alpargata en un palo y la prendíamos en la lumbre, ¡¡¡qué mal olían!!! Y se iba derritiendo, cayendo gotas ardiendo por las calles, y algunos incluso agatábamos al San Juan.

Siempre estará presente en nuestros corazones el cariño que a todos nos invadía, y la alegría que nos llenaba el alma.

Andrés Barés Calama

*El relato está escrito en la jerga utilizada en el pueblo, donde los serranos no tendrán dificultad en entender palabras como 'recencio' (aire fresco que entraba por las ventanas en las noches de verano).

En las imágenes, el 'Barrinuevo', mi fuente, mi abuelo y bisabuelo Sebastián y Eugenio, mi casa o el peinado a la tía Juana.

En la fotografía de más abajo, de Izda a Dcha: 1ª Lucía (Chista); 2ª, María (Dorina); 3ª Francisca (Pinta); 4ª Julia (Casada con Vito Chola); 5ª Eusebia (Luengo) y 6ª Consuelo (Casada con Pepe Quiliano)