Oculto en el paisaje urbano de contrastes, en el límite entre Salamanca y Aldeatejada, quedan los restos de las antiguas casas y naves de ganado
Ni su nombre, Vistahermosa, hace honor a las imágenes que tropiezan con la mirada del visitante ni nadie diría que este pequeño pueblo, en el límite entre Salamanca y Aldeatejada, conoció en tiempos el esplendor industrial. Una memoria que se diluye en el veloz tiempo de la ciudad, no así de los centenares de familias que albergó.
Hoy el mal llamado poblado está en ruinas, como atestiguan los restos de piedra, ladrillo y otros materiales de construcción de lo que fueron, otrora, desde naves de ganado a viviendas, Restos que dibujan una estampa de abandono y que, aunque están ahí, la ciudad parece haber dejado de ver. O quizá, simplemente, se han enraizado en ese paisaje urbano de contrastes. Curiosamente, desde aquí, sí se pueden ver las torres de la Catedral. Casi tranquiliza dejarse guiar por la cruz de la iglesia en medio de este silencio, abandono y ruina.
Fotos: Alberto Martín