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Familia 2015: patriarcalismo, divorcio, homosexualidad
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Familia 2015: patriarcalismo, divorcio, homosexualidad

Actualizado 16/01/2015

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Campo de batalla, tierra disputada es la familia, no sólo en la vida de la Iglesia actual, como muestran los Sínodos de la Familia del 2014/2015, sino también los estudios de teología, en especial los que se centran en la Biblia:

Publiqué hace unos meses un libro titulado "La familia en la Biblia", que he presentado alguna vez en este blog, un libro en el que ofrezco una visión general de lo que dice la Biblia sobre el tema, desde una perspectiva histórico-teológica.

Con rapidez poco común ha respondido L. Sánchez Navarro, de la Facultad de Teología de San Dámaso, con una recensión en la revista "Estudios Bíblicos", en la que, tras los elogios y presentaciones de rigor, pone de relieve tres puntos discutidos del tema y de mi libro:

1. Patriarcalismo. A su juicio, Jesús ha mantenido el patriarcalismo propio de grandes estratos del NT y de las cartas pastorales. La opinión de mi libro algo diferente.

2. Divorcio y ruptura del Matrimonio en Mateo. Ni Sánchez N. ni un servidor ponemos en duda la palabra clave de Jesús (el varón no puede "expulsar" a la mujer), pero luego entendemos los textos de un modo algo distinto. A mi juicio, tanto Mateo como Pablo, precisamente para defender la palabra clave de Jesús, la han matizado, para así defender mejor el sentido de la fidelidad esponsal.

3. Homosexualidad. Sánchez N. la sigue entendiendo (a mi juicio) en el sentido biológico/legal de parte del AT (no de todo el AT). Pienso que desde la perspectiva de Jesús (leyendo en su contexto la diatriba paulina de Rom 1), la homosexualidad puede y debe entenderse en un plano distinto, desde un proyecto de vida personal.

Significativamente, esos temas han estado en la agenda del Sínodo 2014, y estarán aún más en la del Sínodo 2015. Desde ese fondo quiero situar el tema de mi libro y la "crítica" académico-eclesial de Sánchez N. (su bio-biografía aparece al final de esta postal).

Yo ofrezco en mi libro una postura que quiere ser abierta y receptiva a la dinámica de la misma Biblia, leída en su conjunto (en una línea que me parece más cercana al Papa Francisco y a los que quieren entender el Evangelio como experiencia compromiso de amor en libertad creadora).

Tengo la impresión de que L. Sánchez Navarro defiende una postura de legalidad jurídica, no sólo en la línea de un patriarcalismo que, a mi juicio, Jesús ha superado en su raíz, sino en un contexto donde la ley (no el amor) parece ponerse por encima de las personas (tanto en el caso del matrimonio como en la homosexualidad). En esa línea podría acabar diciéndose que el hombre se ha hecho para la ley, no la ley para el hombre (Ya sé que el Prof. Luis Sánchez no lo dice así, pero parece decirlo).

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En el fondo de este debate no están sólo las posturas de L. Sánchez Navarro y un servidor (que podemos dialogar amistosamente en un campo académico), sino dos formas de entender la Iglesia y de leer la Biblia. Éste es un "debate pendiente" (como dice el Prof. Sánchez, citando el subtítulo de mi libro), sino también como seguirá mostrando sin duda el Sínodo 2015, a no ser que apaguen la luz que muchos han querido encender, entre ellos el Papa Francisco,.

-- Este libro y la recensión de L. Sánchez N. nos sitúan ante un debate académico importante, pero también bíblico, con dos formas de entender en la práctica la Iglesia , como se está viendo en las oposiciones que encuentra el proyecto del Papa Francisco y de su Sínodo sobre la Faamilia.

En ese fondo hay una "disputa de poder".Algunos tienden a pensar que la Iglesia es "dueña legítima" de la familia, y puede imponer sobre ella unos principios pretendidamente evangélicos. Otros pensamos que no es dueña de la familia, aunque puede y debe ofrecer unos impulsos de vida y amor, de fidelidad y libertad familiar (al servicio de los más "pobres", para bien de todos...).

No es por mi parte un debate de "rebajas" y de adaptación del evangelio a la mentalidad actual (como insinúa L. Sánchez) sino de profundización en lo esencial. No se trata de decir que todo da lo mismo, que no hay leyes, ni fidelidades matrimoniales, ni diferencia hombre-mujer, sino todo lo contrario. Quiero que este libro sirva para que hombres y mujeres entren decididamente en el camino del amor que es fondo de toda ley, en igualdad generosa, en libertad creadora, insistiendo en la fidelidad matrimonial en línea de gracia, valorando por encima de todo a las personas (según el principio de la Encarnación).

Eso es lo que he querido mostrar en mi libro, que no define lo que ha de ser la familia, sino que quiere abrir un camino en la lectura creadora de la Biblia, en fidelidad al pasado, en seguimiento de Jesús, en apertura a los nuevos tiempos.

Una cuestión pendiente

Ese era el subtítulo del libro, que ahora no puedo resumir, pues está en el mercado y puede comprarlo quien quiera. Es una cuestión pendiente, porque la Biblia sigue siendo un libro abierto y sólo se entiende en la vida de las comunidades y de las personas que quieran tomarla como "guía de experiencia interior y de familia" (de transformación mesiánica, al menos si se lee en clave cristiana).

Así he querido leerla y exponerla en este libro, trazando una línea que va desde el Génesis hasta el Apocalipsis, centrándose (para los cristianos) en Jesús. No es un libro de definiciones cerradas, ni de leyes que se imponen, sino de experiencias creadoras, como ha puesto de relieve Jesús, como ha destacado la primera Iglesia. Los temas centrales de mi libro son más que los que ha destacado L. Sánchez N., pero los tres que él ha puesto de relieve son muy importantes, y así quiero destacarlos:

1. El patriarcalismo de Jesús? Estoy convencido de que la novedad de Jesús y de la primera Iglesia está en el descubrimiento del valor del ser humano, en su libertad individual y en su apertura a Dios, en comunión de amor con otros seres humanos, por encima de un patriarcalismo legal que había dominado desde antiguo. Tengo la impresión de que L. Sánchez N. ha entendido bien lo que he querido decir (y lo que dice Jesús), pero tiene miedo de la libertad del evangelio, y quiere seguir entendiéndolo desde una visión sesgada de las Cartas Pastorales, como empeñándose en cerrar una puerta que Jesús había abierto.

Nos hallamos ante la gran revelación de la paternidad de Dios que a todos nos hace hermanos (cf. Mt 23), cosa que el autor de la recensión ha pasado por alto.

2. Sobre la "posibilidad de un nuevo matrimonio" en la perspectiva de Mateo (y se podría añadir en la Pablo) Sánchez N. opta por la visión más "cerrada". Ciertamente, hace bien en citar a Bonsirven y J. P. Meir (e incluso a Díez Macho, con quien tuve el honor de tratar sobre este tema), cuyas posturas bien conozco. Pero el tema sigue abierto. Me da la impresión de que su tratamiento acaba "banalizando" el tema, que nos sitúa ante la "porneia" que es el riesgo y pecado

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