No desvistamos santos

Fue el día 7 de este mes que se nos hiela entre las manos.

Doce personas fueron tiroteadas en la sede de la revista francesa Charlie Hebdo, de la que nada sabía.

Me puse a conocer que la mayoría de los fallecidos eran periodistas, algunos ilustres dibujantes, gente que se ganaba su pan allí, y dos policías desafortunados que acudieron a defenderles. Supe así que la publicación estaba amenazada por sus dibujos humorísticos e irreberentes de Mahoma, y por sus comentarios críticos contestando al extremismo religioso.

Durante todo el día de hechos, busqué información y me decía, sin mucha convicción, que debería dibujar algo en desagravio de este acto terrible. Pero también me repetía que para qué, que me dejara de líos, que algunas de las portadas que había visto de esa revista yo no las habría hecho, ni publicado, pues la actitud desalmada de unos pocos no puede generalizarse, y me repetía para anular mi intención, que quién les mandaría a estos de las viñetas jugar con pólvora.

Y acosté al día concluído.

Pero la madrugada tocó su corneta, y despierto en un lecho que era un mar encrespado, miraba el doméstico y plácido techo de mi habitación. Y oía en mí voces foráneas, lenguas a lo francés, a lo europeo, a lo mundial; y no me eran cómodas los alientos que me instaban a levantarme. Y me levanté, y entré en mi estudio donde las cartulinas blancas palidecían de indiferencia, y donde durante toda la noche los lápices de mi cubilete habían guardado el cobarde grafito de su silencio. Y me senté en la mesa, y tomé uno de esos resignados lápices, lo partí en dos, y apenas oí el quejido de la madera y de su negra mina al romperse, el modesto utensilio comenzó a disparar sus opiniones sobre el papel.

Así: ¡ Rata... taaaa... ta...!, como en una metralla gris a lo kalashnikov.

Y durante la mañana comprobé cómo miles de lápices hablaban, en miles de dibujos, en los periódicos de cotidiana celulosa y en los parpadeos digitales, en todo el mundo. Comprendí que de haber dejado en silencio al mío, esa minoría que mata, y los que piensan como ellos, también me hubieran tiroteado a mí, y a ti que esto lees, y a cualquiera de los que se asoma a una páginas a charlar con la creación, acertada o errónea , de un autor.

Creo en la libertad de expresión, y respeto las creencias de los demás, pero sobre todo creo que el respeto a la vida humana debe ser el valor fundamental de la convivencia.

Y si nos falta esto: acudimos a los tristes paseos de cipreses de los cementerios,

Con mis ilustraciones, manantial que nace en el acuífero de la tragedia, quiero homenajear a las personas asesinadas en París por difundir opinión, un derecho fundamental, y a las que con su trabajo nos garantizan nuestros derechos consensuados. Pienso que cuando al expresarse se hace mal, o cuando se yerra en el uso de este derecho, o cuando creemos que una opinión ha pisado la nuestra, deben ser las leyes mancomunadas de la humanidad las que lo remedien, y no las balas de unos pocos, ni de nadie.

Deseo, con la poca fuerza de un escribidor,que el terror nunca sea la manifestación de ninguna opinión.

Choco vuestra mano, dibijantes idos, yo soy vostros con estos torpes dibujos que hago con el lápiz que me habéis dejado.

Posdata: En estos días he leído meritorios artículos firmados como "Yo no soy Cahrlie". Argumentan que, es verdad, con otras cosas los teclados, y los lápices no son tan manifietos. Esto a mi me parece como dicen en mi puebo, y en le tuyo: "Desvestir a un santo, para vestir a otro". A cada cosa su hábito, y todos un poco frailes... Bien está el disentir,es sano, es como este frío curador de enero para los embutidos de nuestra opiniones. Ellos, los disitidores de mi opinión, pueden hacerlo, pero las 17 personas que han perdido su vida como cosecuencia de la tragedia de Charlie Hebdo, no.

He escrito que las víctimas fueron 17, y ahora me corrijo: pues fueron 21, y muchas más...

10 en la revista, tres policias, cuatro por acciones colaterales del atentado, tres terroristas que obedecieron a la sin razón de su razón,y, también, todos los que el mundo procesan la digna religión musulmana ...

Para todos ellos sigo sacando punta a mi lápiz, escribiendo el gris virtual de esta página, bocetando los dibujos de mis empeños, intentando, ay, que un acto de estos no tenga otra oportinad en nuestros fríos eneros del recuerdo, ni en nuestras cuartillas de dibujo, ni en ningún otro lugar.

Nota: Hoy miércoles laedición de la revista Charlie Hebdo ha sido de 3 millones de ejemplares.