, 12 de mayo de 2024
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Tras becadas y perdices por tierras del Cid
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HISTORIAS DE CAZA

Tras becadas y perdices por tierras del Cid

Actualizado 12/01/2015
Antonio Vicente

Este año recién finalizado, mi amigo burgalés Ricardo Ramos, me invitó a cazar en su coto la perdiz roja, especie a la que él dedica sus días de caza

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Probablemente, salvo la cornisa norte del país, la de Burgos sea la provincia que más afluencia de becadas acoge cada invierno, sobre todo en su zona norte.

Este año recién finalizado, mi amigo burgalés Ricardo Ramos, me invitó a cazar en su coto la perdiz roja, especie a la que él dedica sus días de caza, bien en su coto como hobby o bien por toda España, enzarzado en mil competiciones a las que suele asistir con gran éxito dadas sus excelentes cualidades como tirador.

Ante esta invitación y suponiendo que la perdiz será escasa en Burgos como lo es en todas partes, preferí aceptar la invitación para cazar becadas cuando el tiempo fuese propicio para ello. A tal fin hace escasas semanas salí para la localidad de Villadiego donde Ricardo tiene a su amigo Gerardo como compañero de fatigas, invitado también para compartir jornada de caza tras las becadas de su coto junto a mi hijo.

La caza es en estos tiempos, como lo fue en otros, el vehículo ideal para fomentar relaciones personales y de amistad entre personas que compartimos una afición, porque no todo va a ser echarse al monte con escopeta en mano. Así, la tarde de llegada, por tierras también de Sasamón y Villegas, hicimos acopio de quesos y morcillas, productos típicos de estas localidades.

A la mañana siguiente, partimos hacia la vecina Fuenteodra ?lugar donde Ricardo tiene su coto? surcando la niebla que aquella mañana invadía los páramos burgaleses, niebla que al llegar a Fuenteodra había desaparecido y nos permitió comenzar sin dilación alguna.

Magnífico terreno llano, con muchísimo robledal joven en principio, una ladera de una loma próxima después, de la cual tuvimos que salir a poco de meternos en ella, pues era imposible cazar allí dada la maleza de la zona y más robledal, posteriormente, para finalizar sin que una sola becada hubiese acudido a la cita con mis pointers, los de Gerardo o con la setter de Ricardo.

En vista de la falta de becadas Ricardo insiste en visitar la zona perdicera del coto, pues en su afán de oficiar de perfecto anfitrión no quiere vernos 'bolos', pero una vez vistas las perdices, la suerte no quiso que ese día pieza alguna llegase a nuestros zurrones tras recorrer un alto páramo con excepcionales vistas, lo que al menos nos hizo disfrutar de un magnífico y completo día de campo en inmejorable compañía, que al final es lo mejor de cualquier día de caza.

La otra parte inseparable de la caza

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A primera hora de la tarde regresamos a Villadiego, recogemos nuestras cosas y partimos hacia Villegas donde Blanca, la señora de Gerardo nos espera con las viandas a punto para almorzar en un 'restaurante' perfecto, preparado para momentos como este: la casa de Ricardo, donde guarda sus trofeos de caza mayor.

No faltó, como no puede ser de otra forma, el análisis del trabajo de nuestros perros, jóvenes y prometedores mayoritariamente, más habituados a las perdices que a las becadas, pero obligados a dar siempre lo mejor y compañeros nuestros en días de alegrías y decepciones.

Espero ahora con ansia que mis amigos me devuelvan la visita, no para cazar, pero si para seguir hablando de caza, de armas.., pero sobre todo de perros. Debo convencer a Ricardo que a los perros, hoy, hay que aguantarlos mucho tiempo para ver realmente lo que pueden llegar a ser con las perdices, pues él ?en un acto propio de su juventud? se impacienta y le surgen dudas acerca del futuro de su setter, que yo ya le anticipo como excepcional. Tiempo al tiempo, y perdices?.

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