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Globalizar la fraternidad
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Globalizar la fraternidad

Actualizado 11/01/2015
José Román Flecha

En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año 2015 el Papa Francisco nos ha recordado el drama histórico de la esclavitud. Y ha recordado las numerosas formas en las que este azote pervive en nuestro mundo. Con todo, su mensaje no se limita a denunciar esta plaga.

De hecho, el Papa menciona con gratitud el trabajo silencioso que muchas congregaciones religiosas, especialmente femeninas, realizan desde hace muchos años en favor de las víctimas. Con frecuencia tienen que enfrentarse a incomprensiones y dificultades de todo tipo.

Este trabajo de los religiosos y religiosas requiere coraje, paciencia y perseverancia. Pero no es suficiente para poner fin a la explotación de la persona humana. Se requiere también un triple compromiso a nivel institucional de prevención, protección de las víctimas y persecución judicial contra los responsables.

Se necesitan leyes justas, centradas en la persona humana. Leyes que defiendan sus derechos fundamentales y los restablezcan cuando éstos son pisoteados y que puedan liberar a las personas de la amenaza de la esclavitud, rehabilitar verdaderamente a las víctimas y garantizar su integridad.

Se necesitan también mecanismos de seguridad eficaces para controlar la aplicación correcta de estas normas, de forma que no dejen espacio a la corrupción y la impunidad. Es preciso que se reconozca también el papel de la mujer en la sociedad, lo cual exige trabajar en el plano cultural y de la comunicación para obtener los resultados deseados.

Se necesita, por otra parte una cooperación en diferentes niveles, que incluya efectivamente a las instituciones nacionales e internacionales, así como a las organizaciones de la sociedad civil y empresarial.

El Papa afirma que las empresas tienen el deber de garantizar a sus empleados unas condiciones de trabajo dignas y unos salarios adecuados. Además, han de vigilar para que no se produzcan en las cadenas de distribución otras formas de servidumbre o trata de personas.

Pero no basta con eso. A la responsabilidad social de la empresa hay que unir la responsabilidad social del consumidor. Pues cada persona debe ser consciente de que "comprar es siempre un acto moral, además de económico". Si compramos productos o servicios realizados por esclavos estamos colaborando con quien los esclaviza.

Es la hora de globalizar la fraternidad, no la esclavitud ni la indiferencia. El Papa quiere que no seamos cómplices de este mal, que no ignoremos el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas, privados de libertad y dignidad, que pongamos en marcha la globalización de la solidaridad y la fraternidad.

Y, con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, nos manifiesta su deseo de que la fraternidad dé esperanza a todos nuestros hermanos y los haga reanudar con ánimo el camino, a través de los problemas de este tiempo y de las metas que Dios pone ante nosotros.

BAUTISMO Y LIBERACIÓN

Fiesta del Bautismo de Jesús. B.

11 de enero de 2015

"Mirad a mi siervo a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu para que traiga el derecho a las naciones". Este texto que hoy se lee en la misa (Is 42, 1-4. 6-7) pertenece al primero de los cuatro "Cantos del Siervo de Yahvéh", que se encuentran en la segunda parte del libro de Isaías.

? El poema presenta a un misterioso personaje que parece identificarse a veces con el pueblo de Israel. En primer lugar se nos dice que Dios lo ha elegido y lo ama con predilección. Sobre él se ha detenido el Espíritu de Dios para que se convierta en testigo y ejecutor de la justicia divina.

? Por otra parte, se subraya que esa justicia se identifica con la misericordia de Dios. Su Siervo es enviado para "abrir los ojos de los ciegos, sacar a los cautivos de la prision y de la mazmorra a los que habitan en las tiniebas". Al Siervo le ha confiado Dios la misión de liberar a los pobres y a los marginados.

LA PALOMA

No es extraño que la tradición cristiana haya visto en este Siervo de Yahvéh el anuncio del mismo Jesús. Él es el Hijo amado del Padre, su predilecto. Así lo proclama la voz del cielo que se oye en el momento del bautismo de Jesús en el Jordán, según lo recuerda el evangelio que se lee en esta fiesta del Bautismo del Señor (Mc 1, 11).

Según el texto evangélico, al salir de las aguas del Jordán en las que ha sido bautizado, Jesús ve rasgarse el cielo y al Espíritu Santo bajar hacia él "como una paloma". Al Jordán habían bajado Josué y Elías, llenos de la fuerza de Dios. El Espíritu de la nueva creación baja sobre Jesús para confiarle una misión. La de revelar la presencia de Dios.

Así pues, el Bautismo es el momento de la revelación de Jesús y de su misión en el mundo. Su origen divino no le aleja de la tierra y de sus habitantes. La paloma que baja sobre él recuerda la otra paloma que indicó a Noé el fin del diluvio. Jesús es la tierra firme de la nueva humanidad. La tierra de la esperanza y de la vida.

EL AGUA Y EL ESPÍRITU

La visión de Jesús viene también a corroborar el anuncio de Juan el Bautista. Juan reconocía no ser el profeta anunciado a Moisés. No era Elías. Ni era el Mesías esperado. Su bautismo anunciaba el bautismo del Mesías:

? "Yo os bautizo con agua". Y no era poco. Por una orden del profeta Eliseo, aquel agua del Jordán había limpiado de la lepra al general sirio Naamán. Por el ministerio de Juan, el Bautismo era para su pueblo una llamada al arrepentimiento y a la conversión. El pecado era y es en realidad la verdadera lepra.

? "Él os bautizará con Espíritu Santo". Eliseo sólo tenía un deseo: heredar dos partes del espíritu de Elías. Era como la herencia del hijo primogénito, estipulada por la Ley. Pues bien, Jesús es el Hijo primogénito, que recibe el Espíritu de Dios y lo derrama con abundancia sobre los que creen en él y deciden seguirlo por el camino.

- Señor Jesús, en tu Bautismo hemos sido bautizados todos. Te reconocemos como el Hijo enviado por el Padre para liberarnos del mal y de nuestro egosísmo. Tú eres nuestro Salvador. Bendito seas, Señor! Amén.

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