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Aclaraciones necesarias en torno al lenguaje político
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Aclaraciones necesarias en torno al lenguaje político

Actualizado 11/01/2015
Álvaro García Velázquez

Sobre qué es eso de la izquierda, la derecha, los de abajo, los de arriba, y aquello de la centralidad...

Debido a que es un debate que lleva tiempo encima de la mesa y a que se oyen cosas absurdas de cenutrios de aquí y de allá, intentaré con este artículo explicar qué puñetas es eso de la izquierda y la derecha, arriba y abajo, y sobre todo, el tan malinterpretado y vilipendiado: "buscar la centralidad del tablero político".

Los términos izquierda y derecha, utilizados en el ámbito político, vienen definidos de tal manera desde la Revolución Francesa y la Asamblea Constituyente, donde a la izquierda del Presidente del hemiciclo se sentaban los electos de carácter popular (clase obrera, la baja burguesía y el bajo clero) y a la derecha del mismo se sentaban las élites sociales y económicas (la alta burguesía, la jerarquía eclesiástica y la nobleza principalmente). De ahí se puede deducir que la política de izquierdas era la que se encaminaba a proteger los intereses de una mayoría social, mientras que la política de derechas era la que se encaminaba a proteger los privilegios de una élite minoritaria. Y de esa deducción podemos concluir que a lo largo de la historia, los avances sociales y políticos para la mayoría de población, siempre han sido llevados a cabo por políticas izquierdistas.

Por lo tanto, el oír estos días tantas tonterías tales como "no somos ni de izquierdas ni de derechas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba", o "no somos ni de izquierdas ni de derechas, somos transversales", no hacen más que enervarme debido a la ignorancia y auto-engaño de dichas afirmaciones (por no hablar de los que se definen como "apolíticos"...). Lo primero porque mezclan una definición sociológica, arriba y abajo, con una definición política, izquierda y derecha. Lo más normal, (digo normal porque tiene que haber de todo en la villa del Señor), es que la mayoría de la población, es decir, los de abajo, se consideren de izquierdas, de lo contrario no hay cosa más contraproducente, mientras que la minoría, es decir, los de arriba, es normal que se consideren de derechas, pudiendo haber excepciones, quiero decir, personas que sabiéndose privilegiadas luchen por los derechos de la mayoría.

¿De dónde viene este problema? El problema viene debido a que hemos jugado en el tablero y con las fichas que beneficiaban a PP y PSOE, donde unos eran "la derecha" y otros "la izquierda", pegándose entre sí por lo que llaman ellos "el centro", y todo el resto éramos cosas raras que se movían por los bordes, y ese juego se acabó. La realidad es bien distinta, donde analizando con detenimiento la política efectuada por ambos (reformas laborales, privatización de servicios públicos, reforma del artículo 135 de la CE...) sacamos como conclusión que los 2 ejercen políticas de derechas.

Vayamos con el famoso "buscar la centralidad del tablero político", algo más viejo que la tos que ha vuelto a poner de moda Pablo Iglesias y Podemos, y que los ceporros de ambos lados del espectro político confunden con ser "de centro". La centralidad política es una herramienta discursiva empleada tanto por la izquierda como por la derecha, que busca los temas que la mayoría de la población ve como problemáticos en un momento clave y construye un discurso y una alternativa en torno a ellos. Esto es, resumido brevemente, no dejarse etiquetar y marcar la agenda política, ser el centro de atención.

Por poner 2 ejemplos: Lenin salió victorioso y construyó la Unión Soviética no por explicar a la población de entonces, mayoritariamente analfabeta, las cuestiones filosóficas del comunismo o de sus tesis, sino porque centró su discurso y alternativa en el famoso "paz, pan y tierra".Paz, porque el pueblo ruso estaba harto de que sus hijos murieran en la Primera Guerra Mundial por los deseos y privilegios del Zarismo. Pan, porque la Rusia zarista era por aquel entonces uno de los países más pobres del mundo y era época de malas cosechas y mucha hambre. Y tierra, porque la posesión de la misma corría a cargo en su gran mayoría, por no decir en su totalidad, de la alta burguesía, la iglesia ortodoxa y de la nobleza zarista.

Otro ejemplo, en este caso del bando contrario, y más actual, es el caso del Frente Nacional de Le Pen en Francia, que centra ese discurso y alternativa en el problema ciudadano de la inseguridad y la inmigración, manipulando con fanatismo y demagogia lo que es un problema sociológico y económico en un problema de odio racial. Hablando de esto, qué decir con lo ocurrido esta semana en Francia con el atentado yihadista en Charlie Hebdo, perpetrado por miserables y cobardes que creen que la libertad y la alegría se pueden callar con balas, que tristemente hacen que el odio engendre más odio y que fácilmente haya entregado la llave del gobierno francés en bandeja de plata a Le Pen. En fin, y como escribía Manolo Monereo esta semana: "La muerte de la política y la política de la muerte..."

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