Diabetes Social

Se han terminado las Fiestas de Navidad, los Reyes nos han visitado como cada 6 de enero y ahora volvemos a la realidad para tratar de metabolizar el 2015. Ya no tenemos que estar necesariamente alegres, ni responder con respuestas estereotipadas como fenomenal-fenomenal; dejamos atrás algunas hipocresías tan innecesarias como nocivas y volvemos a ser nosotros mismos con nuestras fortalezas y debilidades. Ahora se trata de masticar y digerir la cotidianidad, la que cada uno tiene y debe aceptar con normalidad y a través de un estilo de vida que permita disfrutar.

La digestión de los alimentos es una de las funciones básicas que nuestro cuerpo realiza varias veces todos los días para tratar de convertir los alimentos en sustancias nutritivas que necesita nuestro organismo para realizar procesos metabólicos básicos y obtener energía vital para las actividades básicas de la vida diaria y también las sociales como trabajar, andar y pasear, hacer algún deporte y, sobretodo, disfrutar de la vida y de los demás. Par todo esto es necesario comer equilibradamente, tanto en cantidad como en calidad, para aportar los nutrientes y necesarios y adecuados sin que éstos puedan provocar efectos adversos en términos de enfermedad. Una de las enfermedades más frecuente relacionada con la alimentación y que constituye un problema sociosanitario importante en los países desarrollados es la Diabetes del adulto o Diabetes Mellitus tipo II (DM II). Padecimiento que se asocia a la carga genética en un 10% de casos y a obesidad y sedentarismo junto con una resistencia a la acción de la insulina en la gran mayoría de los casos. La insulina es una hormona que hace de llave al abrir la puerta de las células para que la glucosa penetre y se metabolice. Se trata de una enfermedad prevenible en base a las evidencias y conocimientos que se tienen para evitarla. Su principal medida preventiva es la modificación del estilo de vida y además se sabe que con sólo cambios en la dieta diaria se pueden prevenir un alto porcentaje de casos, el 83% según estudios realizados en base a la adherencia y seguimiento de una dieta mediterránea. Incluso algunos ensayos que comparan el papel preventivo de la medicación frente al estilo de vida demuestran una mayor efectividad de éste en su prevención. La dieta y el ejercicio constituyen medidas preventivas y de tratamiento una vez que la hiperglucemia en sangre se ha desarrollado. Sin embargo, sigue creciendo a un ritmo importante y sus números son humillantes para el Sistema Sanitario y la Salud Pública.

Actualmente, la DM II se ha convertido en un problema social por su alta prevalencia y porque una vez que aparece condiciona la vida de quien la padece al tener que cambiar por obligación su estilo de vida; pero también porque esta enfermedad es a su vez un factor de riesgo microvascular, que produce retinopatía, neuropatía y nefropatía, así como macrovascular dando lugar a las enfermedades más frecuentes en el mundo desarrollado, las enfermedades cardiovasculares.

La DM cuando aparece condiciona la vida diaria y el pronóstico vital por afectar a órganos vitales como el corazón, el riñón y otros. También porque condiciona y empeora la historia natural y el pronóstico de otras muchas enfermedades e incluso de las heridas accidentales y quirúrgicas. La buena noticia es que un estricto control de la glucemia desde su diagnóstico y si se logra mantener buenos niveles de glucosa en sangre y controlar otros factores de riesgo cardiovasculares, como la hipertensión, el colesterol y el consumo de tabaco, se logra la prevención de las complicaciones crónicas macrovasculares mejorando su pronóstico vital.

En consecuencia, para evitar la DM se puede comer de todo; pero de manera equilibrada y prudente y acompañar el menú con una guarnición de actividad física moderada que permita preservar la Salud y reducir la probabilidad y el riesgo de tener que convivir con una sangre con hiperglucemia.

Por tanto, durante las últimas décadas en nuestro país ha fallado la prevención porque no se ha insistido lo suficiente en la Educación Sanitaria de los pacientes y en la Educación para la Salud de la población.

JAMCA