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Esperanza
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Esperanza

Actualizado 14/12/2014

La semana pasada, estábamos en la Vigilia de la Inmaculada. Y el último de los cánticos, que me gusta especialmente fue Santa María de la Esperanza. Cántico litúrgica y adaptado para Agrupación Musical, lo escuchamos en nuestra Semana Santa.

Casualidades de la vida, o del calendario. Hemos celebrado, el dogma de fe que la Virgen, vivió sin pecado. Y pasamos a otra advocación mariana Esperanza.

Esperanza es lo que nos hace falta, esperanza en la fe, esperanza en las personas, esperanza en nosotros mismos.

No perdamos la esperanza es lo último que se pierde.

Parémonos con la letra de esa canción y en el estribillo nos encomendamos, a que este tiempo de adviento, Ella se encargue de llevar el ritmo de la espera de su Hijo amado.

Esperamos de nuevo su llegada, queremos volver a oír sus palabras. Quizás estemos sordos o ciegos. Estamos igual que el pueblo de Israel, que se lo distes y eso que lo anunciaron los profetas. Pero ellos ni lo vieron, ni lo oyeron.

Tú distes a luz al Hijo de Dios, en un humilde pesebre, planto su tienda entre nosotros. Y fue humano, perdiendo su condición divina, como nosotros.

Cuando todos lo abandonamos, fue condenado a muerte y muerte de cruz, Tú fuiste fiel junto a su discípulo amado, el que se recostaba en el pecho de tu Hijo. Viviste el triunfo del madero floreciente. Aunque sufriste la muerte de tu Hijo como las madres que pierden a sus Hijos (por enfermedades, accidentes), nos alientas a no perder la Esperanza y fue por nuestra salvación. Pero nos amaste, como buena Madre de todos tus hijos, que somos nosotros por medio de tu Hijo. Mujer ahí tienes a tu hijo. Toda la humanidad, todos nosotros pasamos a ser hijos de Ella.

Junto con otras mujeres, fuisteis las primeras, en visitar el sepulcro. Perdón, en ver el triunfo de tu Hijo. Bien digo seguimos buscando entre los muertos, al que está entre los vivos. Junto a ellas fuisteis las primeras que recibisteis el encargo, "Id y contárselo a todos".

Pues Madre, te pedimos que Tú nos guíes, marques el ritmo de este adviento, y Esperanza para tus Hijos, sobre todo los más desfavorecidos, a los cuales Tú Esperanza nos alienta.

Letra:

SANTA MARÍA DE LA ESPERANZA:

/ MANTÉN EL RITMO DE NUESTRA ESPERA. / (2)

Nos diste al esperado de los tiempos,

mil veces prometido en los profetas;

y nosotros de nuevo deseamos

que vuelva a repetirnos sus promesas.

ESTRIBILLO.

Brillaste como aurora del gran día;

plantaba Dios su tienda en nuestro suelo.

Y nosotros soñamos con su vuelta,

queremos la llegada de su Reino.

ESTRIBILLO.

Viviste con la cruz de la esperanza,

tensando en el amor la larga espera;

y nosotros buscamos con los hombres

el nuevo amanecer de nuestra tierra.

ESTRIBILLO.

Esperaste, cuando todos vacilaban,

el triunfo de Jesús sobre la muerte;

y nosotros esperamos que su vida

anime nuestro mundo para siempre.

ESTRIBILLO.

Letra: Rafael de Andrés; Música: J. A. Espinosa

CARTA A UN JOVEN

Escribiendo este artículo, reflexionaba acerca de él. Me vino a la cabeza, hace poco estuve en una asamblea, de una parroquia. Y nosotros los jóvenes queremos sentirnos escuchados y que se cuente con nosotros.

Y en ese momento, mientras lo pasaba, veía las noticias. De esta nochevieja universitaria o borrachera colectiva. En la muy culta y universitaria Salamanca. Que pasaremos a llamarnos, muy borrachos y universitarios.

45.000 jóvenes, sí estamos oyendo bien. Me vino a la cabeza un cardenal ya fallecido Carlo María Martini, se carteaba y escuchaba, a los que le escribían y le leían. Y pensé porque no escribir una carta a nosotros los jóvenes.

Nosotros somos la Esperanza, el futuro. Somos los jóvenes que decíamos, aquí está la juventud del Papa. Y San Juan Pablo II, nos dijo que era un joven como nosotros.

Somos Iglesia, todos por medio del bautismo, pertenecemos a ella.

Pero nosotros, no vamos 45.000 jóvenes a una Iglesia. Está bien divertirse, pero no olvidemos a nuestros hermanos y a nosotros mismos. No tengamos, que arrepentirnos de una mala noche. El alcohol juega muy malas pasadas y en estas noches puede ir acompañado de otras cosas que pueden hacernos perder el control.

Estamos en tiempo de Asamblea diocesana en Salamanca. Podemos ser más de esos 45.000 jóvenes, porque callarnos, planteemos, hablemos, dialoguemos, escuchemos, participemos. Somos Iglesia y una Iglesia joven, formemos parte de ella. Salgamos a la calle dejémonos ver.

Somos jóvenes de Cristo. Como dice el Papa Francisco, no digan mi nombre digan, "Cristo, Cristo".

Cristo es el único que merece la pena que nos dejemos seducir y embriagar por El.

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