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¿Nos convencen, queremos que nos convenzan, nos engañan?
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¿Nos convencen, queremos que nos convenzan, nos engañan?

Actualizado 12/12/2014

Los Romanones convencieron a una viejecita (farmacéutica, universitaria ella) para que les donara sus casas y posesiones, unos tres milloncejos de nada. Quizá le prometieron a cambio alcanzar la vida eterna. A renglón seguido (¿o debería escribir: con renglón torcido?) convencieron a los jóvenes monaguillos o similar de que era normal besarse entre hombres o dormir entre ellos y consiguieron que participaran en orgías con el argumento de que "el amor es libre y eleva el espíritu" según informa la prensa que contaron éstos.

Convencieron a unas niñas para que se hicieran fotos subidas de tono delante de la cámara del ordenador, chicas que necesitaban muy poco para dejarse convencer por lo excitante que resulta darse una vuelta por el lado salvaje que cantaría el difunto Lou Reed, y que luego se vieron enredadas en una red imparable de acosos por alguien que no era el guapo compañero que aparecía en las fotos del perfil. Pero, ¿por qué accedieron a hacerlo delante de alguien que -pensaban- tenía 14 años?. Muchos padres se quedarían boquiabiertos si visitaran los perfiles de sus hijas adolescentes jugando a provocar lascivamente al mirón imitando ante el espejo las poses de las cantantes de moda en los vídeos musicales. Claro que hay quien necesita poquito para dejarse convencer como mis alumnos más traviesos que están deseando que sus malas compañías les sugieran hacer novillos y marcharse de cuchipanda.

Convencieron y adoctrinaron a jóvenes franceses para unirse a la causa yihadista, para perpetrar decapitaciones delante de una cámara, para atarse un chaleco explosivo al pecho, como lo están haciendo ahora entre chicos y chicas españoles en Ceuta y Melilla. Y hace poco leía que era un engaño inaceptable jurarle amor de verdad a una mujer para conseguir un sexo que ellas de otro modo no aceptarían pues desean que un sentimiento puro esté en la base del ardor carnal. Las engañaron, si tal amor no existía, pero quizá deseaban creer en ese amor y bajaron sus defensas aunque no deja de ser delicado el asunto. En la Europa del Este existe un nombre para el "timo del nieto" cuando una abuela ya mayor recibe una llamada de su nieto que le solicita un dinero necesario para salir de un apuro. Cómo has cambiado le dice cuando va a buscar el sobre, casi no te reconozco.(Recientemente una avispada viejecilla engatusó a su timador y le entregó un sobre con recortes de papel mientras a la puerta esperaba la policía). Engañan con sobreprecios a ancianos que no saben sintonizar sus televisores ni entender muy bien el recibo de la luz o del gas y confiadamente abren su puerta a servicios técnicos fraudulentos.Engañan a pequeños malvados que creen conseguir unos billetes de curso legal y se encuentran ante unas estampitas aunque en este caso no se siente tanta lástima. Pero en su día nos dejamos convencer para fumar aquel primer cigarro que pasa así a ser responsabilidad de los otros, no nuestra, como se lamenta esa madre de familia años más tarde por el hecho de tener un tatuaje -que ahora la ofende los ojos- de haberse dejado convencer, claro, olvidando que no quiso ser menos que su grupo de amigas y fue ella misma la que eligió el lugar donde no importaba su evidente minoría de edad. Convencieron a los afectados por el descalabro del Forum Filatélico de que iban a conseguir grandes beneficios porque les darían duros a cuatro pesetas y ellos quisieron dejarse convencer. Pero también convencieron o más bien engañaron a pequeños ahorradores de que las Preferentes eran unos productos financieros fiables y era por su bien.

Se pide entonces que el Estado esté ojo avizor para evitar los timos. Sobre todo en colectivos sensibles por no tener el juicio desarrollado o por estarlo perdiendo y también por estar en situaciones de vulnerabilidad que les restan libertad (depender económicamente, carecer de redes sociales cercanas que puedan apoyarles).Pero ¿cómo se mide esto?: porque hay muchos colectivos de personas hechas y derechas que siguen (seguimos) cayendo como pardillos. Y seguimos queriendo dejarnos convencer cuando hemos elegido al nuevo héroe y nada de lo que nos digan nos hará cambiar de opinión sobre él, todo serán campañas de persecución. ¿Y qué ocurre con los políticos? ¿Nos convencen para que les votemos o nos engañan?¿Trabajan en la mejora de su dicción o trabajan en el Actor's Studio para la hipocresía y la doblez?. ¿Tienen ya previstas sus rutas de enriquecimiento? Los psicólogos sociales darían toda su fortuna por poder controlar las claves de la influencia social, de la capacidad para convencer a los otros. (Eso si no las tienen claras pero están al servicio de los malvados.)

En fin, no todos los casos y situaciones son intercambiables pero a tenor de la existencia de tantos convencedores con fines abyectos urge cambiar la opinión de mis alumnos cuando dicen que para qué sirve la formación, el tener criterio, el ser dueño de tu vida, saber elegir tus compañías, saber quién eres sin necesidad de que te lo digan desde fuera los espejos que te reflejan en los demás, aprender a quererte sin necesitar que te digan que te quieren. Porque no se puede proteger desde fuera por mucha policía que pongas, el libre albedrío lo carga el diablo. Porque el que llamaban en el catecismo "uso de razón" debe servir para la razón pura y para la razón práctica. Para saber donde está la verdad pero también para saber cómo hemos de comportarnos en este mundo en que algunos hombres son lobos para el hombre y además ocultos a veces bajo una piel de cordero romanón.

¿Nos convencerán para aceptar próximamente una reforma asimétrica de la Constitución que diferencie entre españoles de primera y de segunda?, ¿desearemos convencernos en aras de la unidad, grandeza y libertad de España?, ¿nos engañarán?

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