Viernes, 19 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Cristianos del Siglo XXI
X

Cristianos del Siglo XXI

Actualizado 08/12/2014
Ferenando Segovia

Dos anécdotas de mis ya largos treinta y nueve años de cura, la una reciente, la otra antigua. Primero la antigua: me estrené como párroco, junto con José Manuel Romo, en la Sierra de Francia. Curas famosos por distintas razones habían pasado por allí, algunos beneméritos; uno de ellos, Don Onofre, había gozado de gran autoridad, no de mando, que no es lo mismo, ni de tiranía, sino de auctoritas nacida de la entrega a sus feligreses de Herguijuela de la Sierra, de su ejemplo de vida, inteligencia y sentido común. Según dicho popular, el Ayuntamiento le consultaba hasta el tipo de bombillas que convenía poner en las calles para compaginar, en lo posible, la mejor iluminación y el mayor ahorro posibles.

La otra anécdota no tiene nombre, pero sí mueble: en la sacristía de la iglesia de San Sebastián, que como todo el mundo debería saber es la parroquia de la Catedral de Salamanca; y parroquia sí que es, aunque de la catedral no tanto. Pues bien, en la sacristía hay una cajonera histórica con unos cajoncitos reservados para que cada sacerdote pusiese allí el purificador con el que había de limpiar los vasos sagrados de una eucaristía que cada uno celebraba individualmente, en su altarcito particular, sin concelebraciones y otras modernidades del Concilio Vaticano II; hay cajón para el párroco, para el coadjutor primero y segundo y para los adscritos primero, segundo, tercero y cuarto: siete sacerdotes en total celebraban diariamente la misa en una iglesia tan pequeña.

El prestigio social del sacerdote ha perdido muchos enteros. Ser sacerdote de Jesucristo no es una profesión, pero está en el último lugar de las profesiones buscadas. De hecho a mí ninguna autoridad me ha consultado nada por ser sacerdote en los últimos treinta y nueve años. Y si lo ha hecho ha sido para utilizarme, rechazando de plano mis sugerencias para después copiarlas sin citar la procedencia. Esta falta de popularidad le está viniendo bien a la vocación de sacerdote, porque le obliga a centrarse en la relación personal con Dios, en el diálogo de corazón a corazón con quien quiera hablar de Dios en distancia corta y en la cercanía a los que están perdiendo la partida, excluidos del triunfo por la cultura del descarte que se nos ha impuesto: pobres de dignidad o ricos de soledad, carentes de salud o sobrados de heridas, desesperados de salvación o añorantes de verdadera alegría, peregrinos de la Belleza, exploradores de la Trascendencia, navegantes contra la corriente de las aguas pútridas a la búsqueda de la bahía del agua serena y dulce de la Vida Buena.

En el territorio pastoral que me ha sido encomendado recientemente había, hace menos de dos años, cuatro párrocos; ahora 'habemos' dos. Hacer de la necesidad virtud: durante los últimos, digamos, trescientos años, Salamanca fue 'Roma la chica', queriendo con ello aludir al exceso de clero que acaparaba el protagonismo en la Iglesia. Hace algo más de cincuenta años el Concilio Vaticano II restauró el valor del Bautismo y del sacerdocio real de los fieles bautizados. El Siglo XXI es una oportunidad de oro para que laicos y sacerdotes descubramos, juntos, el papel que Dios nos tiene reservado a cada uno en la comunión de la Iglesia. Y si nos resistimos a asumir este nuevo y a la vez más antiguo pero genuino papel, pasaremos por la prueba de humildad de ser reevangelizados por los misioneros americanos, africanos o asiáticos. No será malo: sólo los engreídos o los tontos son incapaces de reconocer sus verdaderas necesidades.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...