Llamemos a las cosas por su nombre ...
Autor: JAVIER ÁLVAREZ PARRA
"Mujer muere a manos de su pareja": Es sorprendente como aún seguimos leyendo o escuchando en los medios de comunicación no se sabe con qué intención los términos "fallecida o muerta" para referirse a las mujeres asesinadas por el terrorismo machista. La mujer asesinada no ha tenido un accidente, no sufre una enfermedad sino que padece las consecuencias de la enfermedad social, padece el machismo en su máxima expresión.
Llamemos a las cosas por su nombre. Ya está bien de hablar de mujeres fallecidas como si fueran los daños colaterales de la sociedad machista en la que estamos inmersos porque ciertamente el problema ante el que nos topamos es evidente: Son las mujeres víctimas del terrorismo machista, consecuencia directa de la sociedad patriarcal.
Hemos de referirnos al término"terrorismo" porque tal y como lo define la RAE terrorismo implica "la dominación por el terror" y precisamente esta es la actitud del machista que a través de la amenaza, de la injuria, del abuso, del acoso, de las palizas, de los golpes trata de dominar a la mujer hasta conseguir la completa sumisión.
El terrorismo machista se caracteriza por ser un movimiento criminal de especial peligrosidad: es anárquico, desorganizado, sin una estructura determinada y por ello se escapa del control de las fuerzas de orden público. En cualquier momento y lugar una mujer puede estar sufriendo el insulto y el golpe del machista. Sin embargo fácilmente se vislumbra que esta cuestión poco parece preocuparle a los representantes de los dos grandes partidos políticos pues este movimiento criminal en ningún caso ataca directamente a las instituciones o al poder. Las victimas simplemente son mujeres, nada más. ¿Qué ocurriría si al año murieran sesenta policías, o médicos, o jueces, o políticos? Los mecanismos represivos del Estado se pondrían rápidamente en funcionamiento
En nuestra cultura occidental el parásito generador de la violencia machista es la sociedad patriarcal alimentada por obra y gracia de la Iglesia Católica porque no se puede obviar el papel que ha jugado la Iglesia a lo largo de generaciones para hacer comprender a las mujeres que si están en este mundo es para parir, y dedicarse a las labores domésticas en el seno del hogar, para sufrir y ser sumisas, para aceptar en último término la voluntad del varón. El patriarcado se asienta en valores arcaicos y primitivos al considerar que el que tiene la fuerza física está legitimado para ejercer el poder y esto ha sido posible gracias a la trascendentalísima función que han tenido los ministros de culto, alimentando ese germen creando así una enfermedad sistémica en la conciencia de la sociedad: el machismo, la dominación del hombre sobre la mujer, llevado hasta sus últimas consecuencias.
Diferentes organizaciones que luchan por la defensa de los Derechos Humanos como Amnistía Internacional recuerdan en sus informes que desde el año 2003 hasta hoy 756 mujeres han sido asesinadas y en lo que va de año 45. Sin lugar a dudas son cifras monstruosas que deberían avergonzar a la sociedad y a nuestros representantes.
Desde las organizaciones que luchan por la erradicación de la violencia en todas sus manifestaciones no nos resignamos en aceptar la violencia de género como algo con lo que debemos convivir. Es por ello por lo que el 25 de noviembre diferentes organizaciones, como El Colectivo feminista Trece Rosas o Amnistía Internacional, se concentrarán en la Plaza Mayor de Salamanca para recordar a las víctimas y a las supervivientes de la violencia machista así como para reivindicar que un mundo sin violencia es posible. "Ni una más ? ni una menos".
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