Y me respondo, ¿por qué tiene que serlo?
Hace años, por los 70, cuando me fui a Cambridge con un grupo de españolas, por el deseo de aprender Inglés en 20 dias, los pocos Ingleses con los que pudimos hablar, sólo sabían de España "Togemolinos" y "Benidog". Por aquel entonces tambien se oía en el extrajero que "España era diferente" y España se sentía orgullosa de serlo. No habíamos salido aún de la Dictadura, pero ya nuestra frontera se nos iba abriendo y eran muchos los chicos y chicas que en el verano se iban a Francia y Reino Unido para hacer de "oper"(trabajo de hogar) y así aprender inglés y francés. Desde Cambridge, sólo pudimos viajar a Londres y a Oxford en autostop, saliendo a la carretera y estirando el brazo derecho, con el puño cerrado y el pulgar levantado. Muy precarios y austeros andábamos entonces los españoles.
La gente joven aprendió mucho más que las lenguas, porque todos traían escondidos libros de Ruedo Ibérico. Fue un tiempo de corridas, panfletos, escondidas, reniones políticas en iglesias, que tenían su sabor junto al miedo de caer en manos de los grises.
Pienso si seguimos o no siendo diferentes, además de Mediterráneos. Lo de Mediterráneos -me encantaría tener al lado ese mar que sabe a humano- me llena de orgullo pese a que a algunos les huela a tercermundismo y miramos a lo nórdico con envidia a pesar de que las bellas suecas llenaron nuestras islas y playas levantinas durante algún tiempo y siguen viniendo, hasta la Merkel, a coger unos cuantos rayos del Sol que no tienen.
Si que somos diferentes, porque no resolvemos ciertos cainismos que están quedando enquistados para siempre, porque no se aborda de una vez la necesaria satisfacción a las personas que fueron víctimas en una contienda infernal que nunca debió de producirse. En España hay víctimas y víctimas. La desigualdad, las diferencias de trato siguen siendo un problema pendiente y parece que irresoluble.
Si que somos diferentes, en los índices de fraude fiscal, en el uso de paraisos fiscales y como consecuencia en lo que está costanto remontar las deudas públicas y privadas, que en esto también la crisis española ha sido diferente por las burbujas inmobiliarias.
Y somos diferentes por mirarnos tanto el ombligo y así perder la capacidad de mirar a otros países para imitarlos, como Dinamarca, Islandia, Finlandia, Escandinavia?, cuyos habitantes, no se si estudian "Educación para Ciudadanía" que tanta falta nos hace a nosotros, pero se comportan como ciudadanos, y cuidan con responsabilidad y mimo los bienes necesarios y por eso comunes a todos como la educación, el saneamiento, la vivienda, la salud?, los bienes que son de todos como parques, plazas, calles, escuelas. Aquí vas a un parque y corres el peligro de que te estampen un balonazo en el ojo o de contemplar con desagrado una siembra de cáscaras de pipas alrededor de los bancos pintorrejeados que antes han ocupado un grupo de mamás.
No es extraño que los gobiernos municipales miren para otro lado; es la disciplina ( de discere= aprender) que les esta eneñando su maestro. Y así estás disfrutando de un parque maravilloso por su situación privilegiada que permite expandir la mirada hasta unos 60 km a la redonda, pero detrás de tu banco tienes un estercolero. Por esto y tantas cosas similares somos tan diferentes.
Y ¿qué decir de nuestra democracia, que mejor debería llamarse intolerancia?.El martes recibí dos invitaciones verbales para escuchar a una persona leridana, experta en cultivos de plantas. Conocía por YouTube algunos de sus videos así que decidí atender a la doble llamada. Una amiga de Barcelona hasta me indicó el lugar de la conferencia. No coincidía con el que estaba anunciado aquí y pensé que era una equivocación. Con otras dos personas acudimos a los locales de la plaza de la Concordia, detrás del Corte inglés. Nos sorprendió que algunas personas que ya estaban allí nos dijeran que la conferencia se celebraría precisamente en el barrio del que veníamos.
Con bastante confusión y retraso, la conferencia se celebró en la Iglesia, gracias a la acogida benevolente de los párrocos que abrieron sus puertas y además encendieron la calefacción porque era una noche bastante fría y la gente que había peregrinado de un lugar a otro, la llenó hasta los topes.
Es curioso, se relebró en una Iglesia, como las reuniones de los partidos ilegalizados en los últimos tiempos dictatoriales.
Y fue así porque un grupo industrial salamantino no toleró al ponente que hablara de medicamentos alternativos.
Pero ¿es que a estas alturas, un grupo de personas pueden impedir que a más de trescientas personas honradas de la ciudad, les cierren las puertas de tres lugares - alguno universitario- que consecutivamente habían aceptado la conferencia?. Nadie lo comprendía, ¡era algo inconcebible! ¡Vaya lección de democracia la del grupo que trató de impedir la conferencia y de las autoridades que lo secundaron!
Dedididamente España es diferente, Salamanca, la denominada "ciudad de la cultura y de los saberes", lo es de un modo especial.
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