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El cuerpo de Santa Teresa regresó a Alba en 1586 por mediación de los Duques
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VALEDORES DE LA FIGURA DE LA SANTA

El cuerpo de Santa Teresa regresó a Alba en 1586 por mediación de los Duques

Actualizado 20/11/2014
M.Fuentes /F.González

Tras su intervención y después de 9 meses en Ávila, el Papa Sixto V dio orden de que fuera inhumado de nuevo el cuerpo en su sepulcro primitivo de Alba de Tormes

La Casa de Alba de Tormes es una casa nobiliaria española, originaria de la Corona de Castilla, que se remonta al siglo XIV. Su nombre proviene del ducado de Alba de Tormes, título de nobleza con Grandeza de España otorgado a los Álvarez de Toledo, perteneciente al linaje de la Casa de Toledo, denominación más conocida de la casa de Álvarez de Toledo. Tradicionalmente el heredero del ducado de Alba de Tormes ostenta el ducado de Huéscar. Su actual titular es Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, que será tras el fallecimiento de su madre el XIX duque de Alba de Tormes.

Las guerras entre los Infantes de Aragón y Juan II, rey de Navarra (1429-1430), se resuelven con la victoria de éste último apoyado por Don Alvaro de Luna y otros grandes linajes, provoca que el señorío se ceda a la estirpe Álvarez de Toledo. El primer señor de Alba de la familia será desde el 4 de marzo de 1430, Don Gutierre Álvarez de Toledo (Obispo de Palencia), quien levanta un hospital, el monasterio de San Jerónimo y el palacio, actual Castillo Alba de Tormes.

El edificio se amplía bajo las órdenes de los sucesivos condes y duques de Alba, hasta que las obras concluyen en el siglo XVI. Es Don Fernando, el Gran Duque de Alba, quien lo transforma en uno de los más importantes castillos-palacios de España, embelleciéndolo con los mejores mármoles, pinturas y tapices de la época.

El castillo llega a tener cuatro torres, pero durante la Guerra de la Independencia sufre graves desperfectos y actualmente sólo se conserva la Torre del Homenaje. Está en muy buen estado, gracias a las obras de rehabilitación, y sus tres plantas son visitables. La sobriedad de sus severos muros contrasta con su rico interior en el que el visitante contemplará, entre otros tesoros, restos arqueológicos del castillo, unos preciosos frescos renacentistas del siglo XVI y bustos del noble, uno de ellos una réplica donada por la fallecida Duquesa de Alba.

La villa la hereda en 1446 su sobrino Don Fernando Álvarez de Toledo, señor de Salvatierra y, desde 1439, primer Conde de Alba. Don García sucede a su padre en el año 1464 añadiendo a la casa la dignidad ducal a partir de 1469, por concesión de Enrique IV. A finales del siglo XV (1488), toma posesión del ducado Don Fadrique, quien se lo cede a su nieto Don Fernando Álvarez de Toledo, más conocido como el "Gran Duque de Alba", por sus hazañas bélicas y por su labor a favor de las artes y las letras.

La Casa de Alba posee tres llaves del sepulcro de Santa Teresa y defendió que su cuerpo descansase en Alba de Tormes tras ser llevado a Ávila en 1585

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La villa durante el siglo XVI desarrolla la vida cultural más fértil de su historia de la mano del III Duque de Alba y de Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús. La Santa visita Alba de Tormes para asistir al enlace de su hermana doña Juana de Ahumada con Don Juan de Ovalle ?contador de la Casa de Alba- y para fundar un monasterio de la orden del Carmelo a instancias de Don Francisco de Velásquez y Doña Teresa de Layz.

La comunidad de monjas se traslada al convento definitivamente en 1571. Unos años más tarde, de regreso de uno de sus viajes procedente de Medina del Campo, Santa Teresa enferma y muere en su celda del Monasterio de la Anunciación el 4 de octubre,a las nueve de la noche de 1582.

Tres años después del fallecimiento la Orden de los Carmelitas Descalzos mandaron llevar el cuerpo a Ávila así que fue exhumado el 25 de noviembre de 1585 y se trasladó el cuerpo incorrupto aunque sin un brazo que se quedó en Alba de Tormes para compensar de la pérdida. La decisión provocó el rechazo de los Duques de Alba, que echaron mano de su poder para recuperar el cuerpo y lo lograron puesto que Sixto V ordenó el traslado de nuevo a Alba de Tormes.

El cuerpo fue venerado en Avila sólo durante nueve meses, pues habiendo recibido numerosas reclamaciones, el Papa Sixto V, por conducto de su Nuncio en España, César Speciano, dio orden, bajo pena de excomunión de que fuera inhumado de nuevo el cuerpo en su sepulcro primitivo de Alba de Tormes: "El 23 de agosto (de 1586), como a las ocho de la mañana, ya estaba el santo cuerpo en las monjas de Alba" (P. Silverio). El sepulcro de Teresa de Jesús está custodiado por nueve llaves, de las que tres están en posesión de la Casa de Alba.

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