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Cayetana recordó la profunda relación de la Casa de Alba y la villa en su pregón de 2010
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FALLECE LA DUQUESA DE ALBA

Cayetana recordó la profunda relación de la Casa de Alba y la villa en su pregón de 2010

Actualizado 20/11/2014
Roberto Jiménez

ALBA DE TORMES | La duquesa estuvo acompañada de sus hijos Alfonso y Fernando

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"La Duquesa de Alba es una mujer muy querida en toda España. Eso se lo demostraron con su cálida bienvenida los vecinos de la localidad salmantina de Alba de Tormes, donde acudió la Duquesa de Alba, con sus hijos Alfonso y Fernando. Cayetana fue la encargada de abrir las fiestas patronales", así relataba la revista 'Lecturas' el día que vivió la duquesa en Alba de Tormes donde fue la pregonera. A continuación salamancartvaldia.es les ofrece el discurso integro.

Por la amable invitación del Ayuntamiento de Alba de Tormes, nos encontramos hoy en vuestra compañia para inaugurar las fiestas de Santa Teresa, que constituyen la gran ocasión para los habitantes de Alba de Tormes de conmemorar el recuerdo de la Santa Doctora de la Iglesía.

Es costumbre tradicional que las personas a quienes se encomienda el pregón de las fiestas, paisanos o forasteros de la villa, que destacan en unos u otros ámbitos de la actividad profesional o deportiva, relaten sus vivencias o recuerdos asociados a la villa de Alba de Tormes. Nosotros evidentemente no tenemos la pretensión de incluirnos en ninguna de dichas categorías y al aceptar con mucha ilusión la invitación de la corporación municipal, pensamos que posiblemente fuera lo más apropiado para evocar algunos episodios, condes primeros y duques de Alba después con la capital de sus estados.

Acostumbrados a Piedrahita y El Barco, pueblos serranos a la sombra de Gredos, no cabe duda que debieron experimentar una impresión muy fuerte cuando contemplaron por primera vez Alba de Tormes, transformada inmediatamente en fascinación, recurriendo a albenses de toda condición para el gobierno y administración del estado señorial, y para las empresas militares en las que tan activa participación tuvieron varios duques de Alba, estableciendo aquí su residencia principal y ampliando y embelleciendo el primitivo castillo hasta convertirlo en un verdadero monumento arquitectónico, del que en la actualidad únicamente se conserva el torreón como testimonio de su pasado esplendor.

Resulta imposible, recorriendo las calles de Alba de Tormes y contemplando su monumentos, sutraerse a la vocación de los antiguos duques en compañía de los habitantes de la villa, celebrando las alegrías de la existencia corriendo toros durante muchos años, para conmemorar sus triunfos en las guerras de la Monarquía a los nacimientos de los futuros duques de Alba y también, logicamente, las tristezas, por sabemos de la sinceras muestras de pesadumbre que tenían lugar en la villa y su tierra cuando algún duque recibía sepultura en el monasterio de San Leonardo, que alcanzarían sus puntos álgidos con el entierro de don García, muerto en la isla de Gelves, recordado con hondo sentimiento durante muchos años por cuantos estuvieron presentes o desde luego en sepelios del Gran Duque y su esposa doña María, ligados a Santa Teresa por fuertes lazos de amistad y compresión.

Pero, a la hora de establecer un balance no cabe duda que las alegrías fueron mucho más numerosas que las tristezas, porque aquí, en Alba de Tormes, los duques vivieron algunos de los mejores momentos de sus existencias. Cómo no imaginar al futuro Gran Duque, paseando por los campos de la villa en compañia de su preceptor Severo, recitando a los clásicos y recibiendo lecciones.

Lógiamente, nadie mejor que los poetas para reflejar los estados del espíritu y los duques tuvieron la suerte y la habilidad de rodearse de notables poetas de la lengua castellana, quienes vivieron en Alba de Tormes en compañía de los duques y han transmitido a la posterioridad, en bellisimas páginas, algunos de los sentimientos que sin duda les embargaron durante su estancia en la villa. (Recita poema de Garcilaso de la Vega)

Estos versos y los anteriores fueron escritos por Garcilaso de la Vega, amigo y preceptor del Gran Duque, que vivió en su compañía varios años en Alba de Tormes, donde escribió algunas de sus mejores obras compartiendo paseos y conversaciones por las orillas del Tormes, y quizá dando forma poetica a sentimientos de su amigo y protector, transformada la villa y sus alrededores en Arcadía feliz.

Para terminar quiero recordar unos versos de Lope de Vega, secretario de un duque de Alba en sus años mozos, que reflejan perfectamente los sentimientos que tal vez embargaron a muchos duques cuando, tratando de olvidar sinsabores y trabajos, regresaban a su amada villa.

"Ya vuelvo querido Tormes, ya tornan las ansias mias...."

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