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Las merecidas críticas a la Universidad
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Las merecidas críticas a la Universidad

Actualizado 12/10/2014
Aniano Gago

Ya comenzó el curso escolar. En los colegios, en los institutos, en las universidades y en las escuelas profesionales de todo tipo, incluidas todas las instituciones, como las Cámaras de Comercio, que imparten cursos y masters en muchos casos muy valorados. El conocimiento general, por tanto, ya está en marcha. Y eso está muy bien; necesitamos una sociedad formada, preparada, para competir en este mundo globalizado. Un mundo donde el alumno debe saber que no sólo tiene en el compañero de pupitre a un "rival" ante la dura pelea de encontrar un trabajo, sino también a alumnos de Alemania, Francia, Japón, China o México. Hoy todos los mercados están interconectados y la formación iguala y equipara a todos los jóvenes, sean de donde sean.

Sabemos que el comercio, que siempre tuvo gran vocación internacional, ahora ha intensificado ese sentido. No sólo el campo es más amplio, sino también más intenso. Ahora la Ruta de la Seda, o de las Especias, tiene miles de destinos de ida y vuelta y en poco tiempo. Por tierra, por mar o por aire el comercio se mueve de forma vertiginosa. Por eso nuestro país, o nuestra Comunidad, Castilla y León, debe intensificar sus esfuerzos en esta línea. Lo está haciendo, pero no lo suficiente.

Y es que para que el binomio formación-trabajo funcione los alumnos no sólo deben aprender teoría, sino hacer prácticas adecuadas en empresas. Es lo que en Alemania se viene practicando desde hace tiempo, lo que llaman formación dual, es decir, estudio más trabajo en empresas del sector propio del estudio. En España se trabaja en esa línea alemana, pero todavía se está en pañales, como en tantas cosas.

Precisamente en este aspecto tienen mucha culpa las Universidades públicas, esas que se quejan de que existe una especie de campaña contra ellas por parte de las entidades de enseñanza privada. Se quejan porque no quieren ver que aún están muy lejos de situarse en la realidad actual y que sólo preparan a los alumnos en la teoría. Algunas están consiguiendo acuerdos con asociaciones empresariales o con empresas para meter a esos alumnos en el mercado de trabajo, donde puedan desarrollar los conocimientos aprendidos en las aulas, pero lo están haciendo de forma lenta, muy burocratizada y hasta desesperante.

Y en algunos casos mucho peor: la Universidad ni se preocupa. Los viejos profesores, si duda gente muy preparada, catedráticos y demás, siguen siendo endogámicos, pensando sólo en su mundo, como si la Universidad siguiera en la época medieval. Muchas veces ni siquiera en los masters de postgrados las Universidades públicas se preocupan de sus alumnos al término del curso y tras la presentación y lectura del proyecto. Voy a poner un ejemplo: una persona muy cercana a mi hizo un master en la Universidad de Alcalá de Henares, con otras dieciséis personas. Al cabo de tres meses se reunieron los diecisiete y constataron que ninguno había hecho prácticas en una empresa. A la Universidad lo único que le interesaba era facturar. Un desastre.

Los masters en las Cámaras de Comercio (no en todas, claro, hay mucha variedad) me consta que consigue cotas de inserción de prácticas muy interesante, en algunos casos llega al 85%, como la de Valladolid, lo que, lógicamente, no deja satisfecho al 15% restante, pero no es lo mismo que cero patatero, digo yo.

O sea, las Universidades públicas que no se miren tanto el ombligo y salgan más a la calle; menos togas y birretes y que se preocupen más de ir con los tiempos, sin perder, por supuesto, su carácter de instituciones que deben, sobre todo, impartir la mucha sabiduría que atesoran sus profesores. Ya no vale decir eso de que la Universidad ( de Salamanca, Valladolid, Burgos o León) tiene por único cometido dar conocimiento de calidad. Debe dar un paso más si no quiere seguir recibiendo críticas fundadas.

Si la Universidad ( especialmente sus profesores ) no quiere, o no debe hacer el trabajo de interconectar al alumno con la empresa, que lo haga la institución a través de intermediarios, que cree departamentos eficaces para eso, o lo que considere oportuno. Pero que lo haga y que mejore a marchas forzadas en este sentido. Están muy bien los títulos por esas universidades, (un gran honor, un gran prestigio) pero eso ya no basta. ¿ Se habrán enterado de eso los cátedros, los doctores y todo los equipos rectorales?. Pueden decir, como dicen, que ese no es su problema, de acuerdo, pero entonces que no se quejen de las críticas cuando se les recuerda que encima ninguna de nuestras universidades están entre las 200 ( o 300) primeras en el ranking mundial. Aducen que eso depende de los presupuestos. Servidor piensa que se debe a muchas más cosas, y que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Y que se enteren todos ya que nuestras universidades se llevan un gran pellizco de los presupuestos de la Junta de Castilla y León. O sea, del dinero de todos los que aquí vivimos y habitamos. Y que no puede ser que empleemos aquí tanto dinero para fabricar trabajadores muy cualificados para que empleen su talento y conocimiento en otros lares. Esto sí que es un gran fracaso como Comunidad Autónoma. Antes, al menos, los presupuestos eran del Estado y, en su mayoría, repercutía en el Estado, o sea, en España. Ahora paga una parte, nosotros, para que se beneficie el resto.

Esto último, de todas formas, hay que arrimárselo a nuestros padres de la Comunidad Autónoma, unos fenómenos todos. Pero esa es otra historia.

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