Viernes, 29 de marzo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Evangelizar la cultura
X

Evangelizar la cultura

Actualizado 06/10/2014
Ferenando Segovia

El Evangelio de Jesucristo es cultura. Jesucristo es cultura, es decir, el Evangelio de Jesucristo es contracultural, o sea que, por lo general, va a contracorriente de lo políticamente correcto. No es que la fe cristiana nazca con vocación adolescente de rechazar lo adulto, lo establecido, lo asentado, lo aparentemente inamovible, conservado y fosilizado, sino que va por libre, porque el Espíritu de Dios sopla donde quiere.

Los misioneros cristianos, por ejemplo los que han enfermado y muerto por el virus del ébola, lo primero que han hecho es inculturarse, asumir la cultura del pueblo, apreciarla y amarla. Pero, así como querer a un amigo no nos exime de ver sus defectos, antes al contrario, percatarse de ellos y querer cambiarlos es un signo de verdadera amistad, lo mismo pasa con la cultura de los pueblos. Los evangelizadores cristianos acaban cambiando las culturas desde dentro a base de perfeccionarlas.

Los primeros cristianos tuvieron que asumir, aunque fuera tapándose la nariz, una cultura esclavista, violenta y machista, una cultura que despreciaba el trabajo como algo propio de esclavos y gente baja o que controlaba la natalidad abandonando a los recién nacidos que, según las modas de la época, sobraban. Por contagio, poco a poco, siglo a siglo, siempre en una perspectiva mucho más amplia que un período electoral de cuatro años o de siete, el Evangelio ?y otras fuerzas creadoras de cultura que navegan en la estela del Reino de Dios, de la humanización y del progreso- hicieron abominable la esclavitud, rechazable la pena de muerte ?solo Dios es el dueño de la vida- e irracional el machismo, el racismo y la ideología del descarte, que siguen funcionando entre nosotros, pero sin justificación religiosa, moral, científica o racional posible.

Muchos cristianos ?y otros hombres y mujeres de buena voluntad- murieron y mueren por ir contra corriente de la cultura dominante, otros son forzados al exilio o condenados a ser ciudadanos de segunda clase en su propio país.

Viene esto a cuento de la retirada del proyecto de Ley de protección del concebido no nacido y de la mujer embarazada y, por lo tanto, la continuación de la ley que concibe ?nunca peor dicho- el aborto como un derecho. Los cristianos ?y otros defensores de la vida desde su concepción hasta la muerte natural- deberíamos caer en la cuenta de que nuestra cultura ?en su expresión mayoritaria- odia la vida o no está dispuesta a defenderla más allá de declaraciones retóricas, o por mejor decir marquetinescas, que la Retórica puede ser una cosa muy seria. Extrema izquierda, izquierda, centro, derecha, extrema derecha aquí apenas hay, liberales y conservadores, nacionalistas de una nación o de la otra, en su mayoría ?hay de todo, pues esto es una sociedad plural- están a favor del aborto, de la cultura del descarte ?exclusión social, racismo, aborto, eutanasia, genocidio-, de la ideología de género, del positivismo jurídico y del relativismo moral. Sea por miedo electoral, por cálculo de ingeniería social, por seudociencia o genuino capricho. Es lo que hay.

¿Qué puede hacer un cristiano, o mejor, qué puede hacer la Iglesia, que va camino de ser minoría en nuestra sociedad, y que ya lo es en muchos ambientes, regiones y países enteros? Inculturarse en esta cultura que odia la vida y la deshumaniza para ir cambiándola desde dentro, aunque cueste incomprensión, exclusión, insultos, persecuciones, incomodidades o la misma vida en casos extremos: acoger a mujeres embarazadas a las que se les rescinde el contrato ?lady Oriol dixit-, apoyar a las jóvenes que, si encontraran comprensión y ayuda no abortarían, debatir incansablemente ?el que tenga vocación- sobre la vida apoyándose en la ciencia, denunciar la violencia doméstica o la pederastia y ayudar a las víctimas e ir creando, a siglos vista, en la perspectiva del Reino de Dios, una sociedad más humana, más fraterna, menos excluyente. Y, ya que no hay ningún partido que defienda todos los valores evangélicos, participar desde dentro y limpiarlos y humanizarlos y votar a uno o a otro conforme a la teoría del mal menor, o votar en blanco, o abstenerse, después de un discernimiento moral a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. La política es una noble misión, pero nos la están poniendo muy difícil.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...