Miércoles, 08 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
El discurso de Pablo VI en la ONU
X

El discurso de Pablo VI en la ONU

Actualizado 05/10/2014

En el patio de ingreso a la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, se encuentra una estatua muy significativa. Representa a un hombre de apariencia fornida que con un martillo en su derecha está tratando de convertir en una reja de arado la espada que mantiene en su mano izquierda.

A los pies de la imagen se recoge la conocida profecía de Isaías: "De las espadas forjarán arados y de las lanzas podaderas" (Is 2,4). Paradójicamente, esa estatua ha sido regalada por la antigua Unión Soviética a todos los pueblos de la tierra, en tiempos de la llamada guerra fría.

El día 4 de octubre de 1965 Pablo VI visitó ese edificio de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. Ante los representantes de todos los Estados, el Papa se presentó como revestido de una minúscula y casi simbólica soberanía temporal. Minúscula, pero necesaria para ejercer su misión espiritual con libertad e independencia de todo poder.

Felicitó a los miembros de la Asamblea por hacer posible el encuentro de los unos y los otros. Deseó que los pueblos puedan caminar los unos con los otros, de modo que los unos nunca se sitúen por encima ni contra los otros. Con este juego de palabras exhortaba a la humanidad a caminar en la igualdad y la fraternidad.

Llegado ahí, Pablo VI había de pronunciar el vibrante mensaje que se esperaba de él: "¡Nunca más la guerra, nunca más la guerra! Es la paz, la paz, la que tiene que guiar el destino de los pueblos y de toda la humanidad (?) Si queréis ser hermanos, dejad caer las armas de vuestras manos. No se puede amar con armas ofensivas en las manos"..

Pero no basta con evitar la guerra. El Papa recordó que la Organización de las Naciones Unidas tiene una finalidad positiva: procurar que los Estados trabajen los unos por los otros. El valor de la paz se une así al valor de la solidaridad: "Es el ideal con que sueña la humanidad en su peregrinación a través del tiempo; es la mayor esperanza del mundo".

Además de desterrar la guerra, hay que evitar el hambre en el mundo. Como previendo las campañas que habrían de lanzarse sobre los pueblos en vías de desarrollo, advertía Pablo VI que la tarea de la ONU "consiste en lograr que haya pan abundante sobre la mesa de la humanidad?en lugar de disminuir el número de convidados al banquete de la vida".

Con razón citaba las palabras del profeta Isaías que pronto quedarían grabadas al pie de la estatua que acoge a los visitantes. Para que las armas de la guerra se transformen en herramientas para la paz, decía el Papa que es necesario renovar nuestras conciencias. "Ha llegado el momento de la conversión".

Por fin, Pablo VI prometía orientar la acción de las instituciones de caridad de la Iglesia a la lucha contra el hambre en el mundo, para colaborar así a la construcción de la paz. Con palabras valientes concluía afirmando que la civilización moderna sólo podrá asentarse sobre la fe en Dios.

LA VIÑA Y EL JUICIO

Domingo 27 del tiempo ordinario. A.

5 de octubre de 2014

"Mi amigo tenía una viña en un fértil collado" (Is 5,2). He ahí el comienzo de uno de los poemas más bellos de la Biblia. Un poema que es una hermosa y dramática alegoría de la suerte y la desgracia de Israel. De esa viña el Señor esperaba los frutos del derecho, pero ella dio asesinatos. Dios esperaba obras de bondad y de justicia, pero su viña sólo dio lamentos.

Como todas las parábolas, también ésta encuentra su aplicación en nuestro mundo. Dios ha puesto en nuestras manos esta creación salida de las suyas, pero nosotros la hemos violado y destrozado con saña.

Dios nos ha confiado la organización de la convivencia en nuestra sociedad, pero nosotros hemos olvidado la fraternidad y hemos manchado nuestra tierra con la sangre de los inocentes que hemos troceado o degollado.

Dios nos ha confiado la belleza de la viña de nuestra misma persona, pero con nuestro pecado y nuestra falsedad hemos prostituido nuestra propia dignidad. El Señor esperaba que diéramos uvas, pero hemos dado agrazones

LOS CRIADOS Y EL HIJO

Por tercer domingo consecutivo, el evangelio que hoy se proclama nos evoca el mundo de las viñas y el tiempo de la vendimia (Mt 21,33-43). Como haciéndose eco del poema de Isaías, Jesús habla de un propietario que plantó con esmero una viña. La diferencia está en que, al marchar de viaje, la arrendó a unos labradores.

Llegado el tiempo de la vendimia, los labradores deciden quedarse con los frutos que corresponden al dueño de la viña. Nada frena su avaricia. Por eso apalean, apedrean y dan muerte a los criados que el dueño les envía una y otra vez. Y lo mismo harán con el hijo del dueño. Al empujarlo fuera de la viña y darle muerte, pretenden apropiarse de su herencia.

La parábola era una clara alegoría de Israel, la viña amada por Dios. Los que debían gozar de la confianza del Señor, habían matado a los profetas. Y ahora estaban dispuestos a matar al Hijo de Dios. Pero la parábola no ha perdido actualidad. Refleja la actitud de todos los que ignoran a Dios, desprecian a sus mensajeros y condenan a muerte a su Hijo.

EL JUICIO DE DIOS

El evangelio nos anuncia el juicio de Dios sobre la historia. Pensamos que Él es indiferente a nuestras acciones y maldades, que no hay más justicia que la que nosotros decidimos. Pero un día volverá el dueño de la viña. Y Jesús resume su veredicto final:

? "Se os quitará a vosotros el Reino de Dios". El Reino de Dios no es un patrimonio de nadie. Es un don de Dios que requiere nuestra fidelidad al Donante.

? "Se dará el Reino a un pueblo que produzca sus frutos". Muchos de los que han recibido el don de la fe se avergüenzan de ese regalo. Pero otros lo esperan y lo recibirán con gratitud.

La parábola puede parecer negativa, pero no lo es. La promesa del juicio de Dios amortigua la esperanza de los malvados y los presuntuosos. Pero enciende la esperanza de los que escuchan la palabra de Dios y dan los frutos que de ella brotan. Hay que elegir.

- Padre nuestro, gracias una vez más por habernos hecho responsables de tu viña, de tu creación y de tu Iglesia, que es también la nuestra. Que nunca rechacemos a los mensajeros que nos envías y acojamos a Jesús como la piedra clave de nuestros proyectos. Amén.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...