Novela gótica, histórica y pasional, poesía erótica y monólogo sobre memoria histórica,...

Pedro Ojeda es profesor en la Universidad de Burgos, estudió filología hispánica en Valladolid, se situó entre la filología y el periodismo como en un cruce de caminos decidiéndose por el que tenía más cerca de su casa y de su familia.

En una calurosa tarde de agosto nos abrió las puertas de su casa en Cantagallo, un lugar de retiro de película, que nos recibió con el frescor de esas casas antiguas en las que los espesos muros protegen acogedores espacios inspiradores y evocadores, en los que los elementos antiguos complementan las más modernas tecnologías sin dejar que éstas se apoderen del ambiente.

Sobre la mesa del salón de la primera planta, un plato de sandía y unas jaras de refrescante cerveza junto a dos libros Cartas Marruecas y Noches Lúgubres

Comenzamos a hablar con Pedro

¿Por qué eligió ser profesor y escritor?

- Siempre me ha gustado leer y escribir, sentirme cercano al mundo de la cultura y el compromiso social. Enseguida me di cuenta de que mi vocación era la docencia y que ser profesor de universidad me imbuía en ese mundo del que he disfrutado toda la vida.

Hay muchas opciones para una persona que termina la carrera de hispánicas, ahora que está tan de moda la cultura del emprendedor puedes formar tu propia empresa dedicada a cuestiones culturales o editoriales, puedes ser profesor de español para extranjeros, corrector de estilo, puedes ser muchas cosas, yo en mi caso lo he tenido siempre claro quería ser profesor y desarrollar mi faceta como escritor.

Hablemos de su obra, de sus trabajos actuales y proyectos

- Siempre he escrito poesía, teatro, relatos cortos, tengo publicados artículos en revistas de los años 80 y 90 y además de mi labor docente, a lo que más me he dedicado a sido a los ensayos de teatro romántico y literatura de los siglos XVIII, XIX y XX y lo típico de un profesor universitario, artículos, libros?.

Pero llegó un punto en mi vida que me di cuenta de que había llegado el momento de lanzarme a ser escritor de verdad y empecé a probarme en alguna revista, pero sobre todo en el blog, porque el mundo de los blogs permite ser muy independiente, ese fue el inicio de La Acequia.

Actualmente estoy terminando dos proyectos y un encargo. El último proyecto terminado y que aún estoy promocionando, lo presenté en mayo, Echo al fuego los restos del naufragio, fue publicado para la colección de El brut de los corazones solidarios, de la editorial SBQ y todo lo que se recaude irá destinado a comprar carritos polleros para familias de áreas marginales de Perú, con estos carritos se mantiene una familia entera en una barriada. Es un proyecto solidario en el que me ha encantado poder participar y que además en estos días ha conseguido su objetivo gracias a que el libro se ha vendido muy bien, a pesar de los tiempos que corren y la disminución en la venta de publicaciones.

El libro se vende íntegramente a través de internet, dado el fin social que tiene, bien a través del blog La Acequia y del perfil en facebook de Pedro Ojeda Escudero.

Qué significa para usted Echo al fuego los restos del naufragio

- Los dos últimos libros que he publicado que son Esguevas, ya agotado y Echo al fuego los restos del naufragio, recogen un momento clave de crisis personal que coincide con este conflicto social en el que España se encuentra inmersa, porque yo siempre escribo con mirada social, no concibo otra manera de escribir.

El primero refleja el proceso de duelo que viví durante la enfermedad y posterior fallecimiento de mi padre. Mis problemas personales y ese proceso quedaron plasmados en la obra como una cicatriz; el segundo es una reflexión sobre las crisis personales y colectivas, como una mirada introspectiva hacia el ser individual afectado por el entorno en el que vive, un análisis sobre la pobreza y el compromiso social en los momentos duros y difíciles que me ha tocado vivir pero siempre con una perspectiva de salida.

¿Sus vivencias se meten de lleno en sus obras?

- Ya he pasado una página, y ahora cambio de rumbo, no quiero repetirme y además mis amigos ya me lo pedían, querían que dejara atrás ese periodo de melancolía, y así, un poco como broma, empecé con un poemario erótico a mi manera, también con reflexión con crítica social, con humor y sensualidad, este es otro de los proyectos que acabo de finalizar aquí.

Ahora estoy en un momento dulce, los poemas eróticos han surgido también de esa nueva etapa, de relaciones sin empañar que una vez finalizadas se han convertido en amistad.

En su faceta como dramaturgo, ¿se han llevado sus obras a los escenarios?

- Mis obras de teatro están inéditas, sin embargo, el segundo proyecto que me ha traído aquí, sí se llevará a los escenarios. Se trata de un monólogo sobre mujeres republicanas con un desarrollo de la memoria histórica.

Siempre he vivido rodeado de mujeres y han sido un punto importante en mi vida, tanto en los mejores momentos como en los peores, por eso también son importantes los personajes femeninos de mis historias, de mis poemas y de mi vida.

¿Escribe con diferentes estilos según el género que aborde?

- Escribo de la misma manera sea cual sea el género, no concibo la literatura con géneros estancos, para mi, escribir prosa, por ejemplo, es escribir poesía, la trabajo igualmente, con sus ritmos musicales, sintácticos, ideológicos? igual que cuando escribo teatro, la poesía lo es todo.

El primer proyecto un poemario erótico, el segundo un monólogo, ¿y el tercero?

- El tercero es una novela ambientada en los años ochenta del siglo XVIII en la que se juega con la novela sentimental, la novela gótica y la novela histórica. Hay que tener en cuenta que en esos momentos es cuando se escriben obras como Frankenstein.

En ella se mezcan el amor como experiencia tremenda y apasionada, junto a una reflexión sobre la España que pudo ser y no fue, sobre como perdimos la oportunidad de una modernización en la época en la que debía producirse, en la que llega la Ilustración, y sin embargo, es el propio pueblo español, con las luchas de intereses y los poderes en la aristocracia, el que la frena, pese a que España contaba con gente de primer nivel europeo, como Jovellanos o como Cadalso que fue el primer romántico del Viejo Continente, un erudito cosmopolita que hablaba idiomas y había viajado por toda Europa.

De hecho, en España se construyó la palabra liberalismo que hoy existe en todos los idiomas, porque además de la palabra se concibió el concepto, además, una de las primeras constituciones liberales fue la española.

En la novela se tocan todos estos temas con el fin de que llegue a un público amplio.

Cuéntenos cómo surge la sugerente temática de esta novela

- Noches Lúgubres cuenta la historia del personaje principal que va a desenterrar el cadáver de su amada a una iglesia, está construida a partir de lo que sintió Cadalso cuando murió su amante de 25 años, Mª Ignacia, una de las actrices del momento. El protagonista de mi historia es el amigo que salvó a Cadalso de la locura y que sin embargo él mismo va a caer en ella, así aprovecho para tratar ese tema, que siempre me ha interesado, sobre todo si es por amor, desesperación o desamor.

El amor, en los tratados de medicina, hasta el siglo XVIII, se consideraba una enfermedad, a los que sufrían de pasión amorosa se les medicaba como a los depresivos, con mercurio. Todos los filósofos han reflexionado sobre este tema y yo doy fe de que por amor uno se puede descontrolar dejándose llevar a la irrealidad, pero por desamor uno puede volverse loco, aunque la verdad, es que me dan pena aquellos que nunca lo han sentido.

Ahora pregunto al profesor, ¿que se necesita para ser un buen escritor?

- Un escritor que no ha sentido o tenido grandes experiencias, que no ha vivido grandes pasiones y desamores, puede tener mucho oficio pero se nota en sus obras.

Creo que cualquier sentimiento pasional, sea el que sea, si sobrevives a él puedes contarlo, mientras estás en él no. Esto me recuerda como ejemplo ese juego que se estableció en los años 60, -en España en los 80- con la droga como elemento inductor de la creatividad, o en los 50 con la absenta, lo que hizo realmente fue destruir poetas, evidentemente, el que sobrevivió pudo contarlo. Un buen pintor que tiene mano sigue teniéndola cuando está loco, pero no tiene ese oficio porque esté loco.

Escribir puede ser cosa de aficionados, como pintar, tocar música o hacer teatro, pero luego hay otros niveles de acuerdo a la práctica o a la capacidad de cada uno, ahí ya tiene que intervenir el instinto y la genialidad. Es como cuando nos ponían las derivadas o las integrales que yo las odiaba porque siempre he sido de letras, no eras capaz de resolverlas o entenderlas hasta que en un momento determinado tu cabeza hacía "clic" y a partir de entonces las comprendías todas, el problema estaba cuando no surgía ese "clic" -nos dice entre risas- pues el arte es lo mismo, puedes asistir a muchos cursillos de fotografía o de pintura, que hay cosas como la mirada, o ese instinto de saber, por pura intuición, donde colocar el objetivo de una cámara o el foco de la escritura, que no se pueden aprender.

Un ejemplo lo tenemos en Marguerite Yourcenar, una de las grandes escritoras del siglo XX, que estuvo una veintena de años con borradores de su gran obra Memorias de Adriano, hasta que, de repente surgió, tenía que contarlo el propio Adriano, además de forma fragmentaria porque Adriano se muere. Pero eso sale a partir del oficio, el trabajo, el esfuerzo y la perseverancia.

Su mirada se dirigió hacia los dos ejemplares que hay sobre la mesa, Cartas Marruecas y Noche Lúgubre, junto al plato con los restos de sandía y las jarras de cerveza, ya vacías.