Parte del interés de las palabras radica en que se puede jugar con ellas. Se puede evitar el sencillo camino recto atajando, o más bien alargando, por medio de sinónimos, antónimos, ironías, eufemismos, sutilezas y figuras literarias varias.
El no llamar a las cosas por su nombre siempre se ha utilizado como una demostración del dominio del lenguaje. El problema es que hemos pasado del uso del eufemismo como demostración de lo fértil que es nuestra inteligencia e imaginación, a la costumbre de no llamar a las cosas por su nombre porque no es políticamente correcto.
¿Y quién decide lo que es políticamente correcto? Buena pregunta, a mí también me gustaría saberlo para decirle cuatro cositas bien dichas, sin eufemismos.
Me gustaría decirle, por ejemplo, que Obama es negro, negro claro, pero negro. Decir que Obama es "de color" obliga a la pregunta ¿de qué color? porque de algún color somos todos, incluso los albinos tienen cierto tonillo rosado. Otra cosita es que nuestra memoria relaciones la palabra "negro" con connotaciones históricas y sociales que todos quisiéramos olvidar porque nos avergüenzan. Pero la vergüenza es nuestra, no de las palabras que describen cosas, ellas no han hecho nada malo.
También me gustaría decirle que una tarea mal hecha, está mal hecha, no "está bien pero?" Podrá estar casi bien, podrá ser mejorable, podrá acercarse bastante a lo que queremos, pero desde luego no "está bien". A esta forma de hablar se le llama refuerzo positivo, que es otro eufemismo, lo que es positivo no necesita ser reforzado. Cuando yo era estudiante y algún profesor me decía "está bien, pero?" tenía la sensación de que me estaba tomando el pelo, y automáticamente le perdía el respeto.
Lo peor de todo es que hablar de forma políticamente correcta provoca en el que escucha una reacción contraria a la que se pretendía, ya que despierta, en la inquieta y socarrona mente humana, un aluvión de pensamientos corrosivos sobre lo que realmente está queriendo decir el orador, dejándole en peor lugar que si hubiera llamado a las cosas por su nombre. Si se anuncia la incorporación al trabajo de un compañero "de color" algunos se mirarán unos a otros con media sonrisa pensando "es negro". Si se le dice a Fulanito que su informe "está bien pero?" los demás pensarán que a Fulanito le va a tocar trabajar el fin de semana para repetir el informe.
En definitiva, no es cierto que lo políticamente correcto no ofenda a nadie, ofende a la inteligencia y, sobre todo, ofende a la verdad.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.