¡Ya lo creo que sirven los viejos! Está visto que económicamente son un yacimiento, una mina y en la familia, hacen de "camellos" , de refugio y sustento de los hijos y nietos, parados por el azote de la crisis. Con exiguas pensiones, hacen milagros, siempre actuando con generosidad.
Lo peor ha sido el erróneo afán de agruparlos en todo lo que se hace, para y sin ellos: excursiones, diversiones, manualidades, bailoteos, muchas actividades, pero apartándolos de la vida social de los demás: jóvenes, maduros, niños; incluso con el conformismo y contento de muchos, como libertos romanos que antes fueron esclavos. Equiparando la vejez, con la vuelta a la infancia, se nos ha tratado como niños, sin opinión, como si la vejez en lugar de acumular experiencias, emociones y ensanchamiento cognitivo, barriera la inteligencia.A Dios gracias, con el advenimiento de esta Red de Ciudades amigables, se empieza a caer en la cuenta de que "en todo lo que se ha pensado, escrito y hecho sobre ellos y para ellos, no se ha contado con ellos". Es como un "despotismo no ilustrado".
Cuando lo constaté en algunos artículos que escribí sobre la vejez en El Adelanto, hace varios años, hubo personas que me lo recriminaron. Me costó tener que dejar una Residencia por esta misma razón. No comulgaba con algunas prácticas infantiloides que se hacían para los residentes.
Se han creado actividades para ejercitar la memoria, determinado tipo de memoria, pero no se fomenta la lectura, la reflexión. Los que viven en barrios, apenas pueden asistir o participar en actividades culturales pues en general se celebran en el centro de la ciudad. Y es ¿quién conoce de verdad a los viejos?. Los que se llaman "expertos", tendrán experiencia de la infancia y de la juventud y sin duda habrán estudiado mucha teoría sobre la vejez, pero no tienen experiencia de ella. Como dice el refrán "la experiencia es la madre de la ciencia".
Se empieza a reconocer el error de no haber contado con la opinión de los "viejos" y aunque tarde, lo celebro pues todos antes o después llegamos a la vejez . "El fenómeno del envejecimiento y longevidad creciente de la población española y de muchos otros países, que era previsible y que se lleva estudiando y analizando desde hace décadas, se ha enfocado desde diferentes puntos de vista, tomando a los protagonistas, a los ciudadanos de edad, como objeto de estudio y de aplicación de programas elaborados para ellos, pero sin contar con su opinión. Somos nosotros los que tenemos que plantear desde un principio qué problemas encontramos en nuestra vida diaria en las ciudades, pueblos en que vivimos y lo que es más importante, cómo podemos colaborar para dar una solución a esas necesidades. Es fundamental que los ciudadanos participemos en el diseño de los lugares donde queremos vivir". Y aquí empalmamos con todo lo dicho en el tema anterior de las "ciudades inteligentes", pues "Vivimos en ciudades y pueblos donde nadie nos ha preguntado lo que queríamos. Por eso es importante comprometernos firmemente con el desarrollo de este programa de la Red de ciudades amigables con las personas mayores. Es una oportunidad, quizá, irrepetible". Son palabras de Luis Álvarez, del Grupo de Mayores de Telefónica y miembro del Consejo Estatal de Personas Mayores.
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