"Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad". Diego Luis Córdoba
Perdonen señores asesores que me dirija a ustedes guardando la cara, pero si hubiese hablado libremente en público, las represalias no se hubiesen hecho esperar. Soy uno de los profesores que han entrevistado las semanas pasadas en su búsqueda de la Excelencia, y no me resisto a tomar de nuevo la voz para decirles lo que todos callamos; la Enseñanza en España tal y como está planteada es un fraude, una descomunal mentira que engordamos día a día con las ocurrencias de cuatro necios, el altruismo bondadoso y abnegado de muchos compañeros y el silencio cómplice, cómodo y cobarde de la mayoría. Después de terminar su estudio sé que no se sorprenderán de estas palabras, aunque es necesario que las escuchen de un docente español: "La Enseñanza en España es un completo fracaso".
Probablemente se habrán preguntado cómo con la plantilla de profesionales cualificados que participamos en los procesos educativos actuales, como nunca en la Historia de la Educación española, no podamos evitar que fatuos y mentecatos formen legión, la incultura arrase con sus múltiples máscaras, ocupemos los últimos lugares de Europa y los índices de fracaso escolar sean de escándalo. Déjenme que se lo resuma. Supongo que se habrán dado cuenta de que la mala educación, la indisciplina y la falta de autoridad nos superan. Es cierto. Aunque deben saber que no contamos con más apoyos que cuatro fábulas, el éxtasis de algún que otro iluminado y un puñado de placebos. ¿Cómo vamos a garantizar que aquellos alumnos que quieran estudiar puedan hacerlo? Se lo impiden los chicos y chicas que se niegan a trabajar y el sistema les obliga a hacerlo contra su voluntad. Lo cierto es que cada vez nos resulta más difícil seguir siendo el yunque de esta sociedad maleducada e irresponsable. Éste es el más grave de los fracasos porque nuestros centros docentes no están sirviendo para socializar a las nuevas generaciones. Al contrario. En los institutos españoles las impertinencias, majaderías, desvergüenzas, gamberradas y boberías crecen y se multiplican en total impunidad. Estamos agotados.
Sin más, agradeciéndoles las molestias que se han tomado con la investigación, y rogándoles sepan disculpar este medroso anonimato, les saluda atentamente?
Un profesor de este Instituto.
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