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Algunas breves consideraciones sobre los judíos y el Museo Judío de Béjar
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ANTONIO AVILÉS AMAT, DIRECTOR DEL MUSEO JUDÍO 'DAVID MELUL'

Algunas breves consideraciones sobre los judíos y el Museo Judío de Béjar

Actualizado 31/08/2014

BÉJAR | El poeta salmantino, José María Gabriel y Galán, antaño tan leído y venerado en estas tierras, en uno de sus poemas titulado "La Pedrada", aludía a los judíos diciendo "que eran Judas y unos tíos/que mataron al 'Dios bueno'

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El poeta salmantino, José María Gabriel y Galán, antaño tan leído y venerado en estas tierras, en uno de sus poemas titulado "La Pedrada"[1] (por traer a colación un ejemplo más o menos próximo en el tiempo) aludía a los judíos diciendo "que eran Judas y unos tíos/que mataron al Dios bueno". Pero esta acusación de deicidas que pesaba sobre todos los judíos ?por otra parte tan extendida en nuestro país- no arrancaba de época reciente (aunque la iglesia católica la siguiera fomentando y hasta continuase registrando en su liturgia el apelativo de "pérfidos" referente a ellos[2], al menos hasta el Concilio Vaticano II, l962-1965), sino que se remonta a los tiempos remotos en que aquellos se establecieron en la península ibérica. Sabemos, por los relatos de los evangelistas que lo han transmitido, que Jesucristo fue ajusticiado con muerte en la cruz, como cualquiera que se sublevara o atentara contra el poder de Roma, por orden del procurador Poncio Pilatos. Y también, como nos refiere el evangelio de San Mateo (cap. 27, vers. 25) que, ante la propuesta del procurador romano de "a quien querían que liberarse si a Jesús o a Barrabás" [3]?que era un bandolero que habría participado en un motín en el que se cometió un homicidio-, los congregados gritaron lo de "a Barrabás" y "caiga su sangre sobre nosotros y nuestros hijos". Pero, en todo caso, aquellos fueron los romanos y los judíos del siglo I de nuestra era que, histórica y geográficamente estaban muy alejados unos, de los habitantes modernos de Italia (descendientes de los que forjaron el imperio romano) y otros, de los judíos actuales. O de los que vivieron en los reinos hispánicos -y en Béjar- durante los siglos de la Baja Edad Media ?XIII, XIV y XV- a los que hace referencia en sus contenidos el Museo Judío de nuestra ciudad. O los de la comunidad judía de Zamora que, ante la acusación que se les formulaba ?como al resto de judíos hispanos- de haber dado muerte a Jesucristo, ellos hacían ascender los remotos orígenes de su establecimiento y residencia en nuestra nación a la época en que Nabucodonosor destruyó el templo de Jerusalén y ordenó su deportación, hechos que sucedieron en el siglo VI antes del nacimiento de Jesucristo[4]. Argumento, además de curioso sin duda irrefutable, aunque los cristianos siguieran "erre que erre" y siglo tras siglo con sus acusaciones.

Todo este preámbulo ?y antecedentes- viene a cuento de la creación en Béjar de un museo judío al que se ha hecho referencia; museo de ámbito castellano-leonés que lleva el nombre del que fuera su creador y mecenas: David Melul, descendiente de aquellos sefardíes que abandonaron España en 1492.

Pese a las incertidumbres iniciales sobre su implantación en la ciudad y la eventual aceptación por la sociedad bejarana de una muestra ?retrospectiva y permanente- de la historia compartida en los siglos medievales (además de con los musulmanes) con los judíos; la buena acogida que ha tenido desde su misma inauguración es algo admirable y digno de tener muy presente a la hora de nuestros agradecimientos. Y esta acogida fue muy cálida, desde el mismo día en que, tras la ceremonia de colocación de la mezuzá [5] a la puerta de la casa solariega del siglo XV rehabilitada para acoger el museo, este se abría al público congregado ante ella; público entre el que, junto a los bejaranos, se encontraban numerosos judíos venidos de los cinco continentes ?apellidados Béjar, Behar, Bejarano- que descendían de aquellos que fueron expulsados de la villa bejarana en 1492. Y lo curioso es que compartían con todos nosotros la lengua común, aquel castellano que hablaban al tiempo de su partida sus antepasados (el ladino o judeoespañol) que trasmitieron a sus descendientes hasta hoy y en la que pudimos comunicarnos aquellos días de encuentro y convivencia?

Pues bien, desde su inauguración hace ahora 10 años ?el 6 de septiembre de 2004- este ámbito museográfico, sin hacer demasiado ruido pero programando cada año diversas actividades para dar a conocer el pasado judío de nuestra comunidad y la cultura e historia judaicas, se ha ido creando un hueco entre los museos de la ciudad, alguno de ellos tan representativo y de tanto arraigo en la población como es el del escultor Mateo Hernández. Sin menosprecio alguno a este museo, digno de todos los elogios, y sin envanecernos demasiado por el éxito del nuestro, desde hace dos años, el museo judío viene duplicando en número de visitantes al que aquel recibe. Su procedencia abarca a todas las comunidades autónomas de nuestro país (en especial a la de Castilla y León por su cercanía) y también de fuera de nuestras fronteras a países como Portugal, Francia, Alemania, Israel, Chile, Argentina, México, USA, Colombia, Panamá, Venezuela y un largo etcétera.

Pero sobre todo han sido las diversas actividades programadas, año tras año, para dar a conocer sus contenidos y lo que históricamente ha supuesto el pasado y el legado judío y converso en nuestra comunidad, tales como: jornadas de puertas abiertas, visitas de escolares y de diversos colectivos y asociaciones, intercambios de profesores y alumnos de Israel, conferencias, exposiciones, proyecciones documentales, etc. las que han conseguido la plena implantación del museo en la ciudad, una actitud positiva en la recepción de los mensajes que transmite y la excelente valoración no sólo de los bejaranos sino también de todos sus visitantes.

ANTONIO AVILÉS AMAT

Director del Museo Judío David Melul.


[1] Del libro Castellanas.

[2] Oración por los pérfidos judíos incluida en la liturgia del viernes santo.

[3] Era una medida de gracia, que se tomaba por la Pascua judía, de liberar a un preso como proponía el procurador romano.

[4] Aunque es posible que existiesen desplazamientos púnicos y de judíos hacia la península ibérica en épocas muy tempranas, anteriores a la conquista de esta por Roma, no se posee constancia documental de su establecimiento hasta el siglo II d. JC.

[5] Pergamino colocado en la jamba derecha de las puertas de las casas judías que contiene versículos del Deuteronomio. La mezuzá del museo judío es de piedra arenisca de Jerusalén.

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