‘Ärtico’, la última película de Gabriel Velázquez, en el Cervantes

La última época de Gabriel Velazquez (Salamanca 1968) como director, tiene mucho que ver con la realidad social de una España dónde la juventud, y más la que proviene de familias desestructuradas, lo tiene muy, muy crudo. Y lo peor es que parece que este país no ha cambiado en los últimos 35 años, ya José Antonio de la Loma dirigió a jóvenes sin posibilidad de redención en aquellas míticas películas de los primeros 80, como era el caso de El Vaquilla, con la diferencia de que en aquella época se idolatraba a estos pseudo-héroes, dedicándoles incluso canciones, como hicieran los Chichos, los Chunguitos o el propio Sabina con aquella dedicada al Jaro, idealizado delincuente del Madrid de la Transición.

Gabriel Velazquez nos presenta una película cruda, áspera, como la tierra en la que se rueda, el Campo de Salamanca, donde el frío penetrante de las heladas matutinas se mezcla y se confunde con la dureza real de los personajes, que insatisfechos quieren lo que no tienen, probablemente como cualquier ser humano, con la diferencia de que su desventaja sobre los demás es tan gigantesca como su imposibilidad de redención.

No future!! Y más en una sociedad en la que los jóvenes adolescentes presumen de fracaso escolar, arrastrando el NI-NI con orgullo mientras su precarios padres les cubren las espaldas esperando el fatal desenlace, que al final llega, sí o sí.

La XVIII Semana de Cine Español, completa así su cuarta jornada, y ya van dos películas, la del director salmantino y la de su paisana Isabel de Ocampo, donde la realidad social de los más desfavorecidos toma un protagonismo tan real como evidente, y otras dos en la que los desajustados sociales, matones con infancias probablemente tan complicadas como la de los chavales mencionados, cierran un círculo en el que el cine de tinte social marca el ritmo en esta nueva edición de la cita bejarana.

La última jornada será para los cortos, cinco en total, dos de ellos Blanca y HuELLAS, de dos directores bejaranos que intentan hacerse un sitio en el complicado, y a veces emocionante, mundo del celuloide. Deseamos que lo consigan.