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Sociedad de la ciudadanía, del bien común, de la solidaridad (I)
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Sociedad de la ciudadanía, del bien común, de la solidaridad (I)

Actualizado 19/07/2014
Matilde Garzón

A menudo creemos que estos modelos de sociedad son una utopía o que únicamente pueden realizarse en ciudades y países pequeños; que la solidaridad sólo podemos vivirla, personalmente, en un grupo afín o en determinadas ocasiones. Que una sociedad, que un pueblo la plasme en sus leyes y en sus costumbres parece un sueño. Pero existen esos modelos y me pregunto por qué apenas se conocen, por qué apenas se difunden, por qué apenas ocupan espacios de comunicación y sólo en horarios y programas de escasa audiencia.

¿Cómo se ha logrado? ¿Qué se necesita para lograrlo?

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Para empezar, es necesario que el pueblo haya alcanzado un cierto nivel de conciencia. La Evolución de la conciencia debe constituir el objetivo mayor del Estado en todos sus niveles de poder.

La educación y la cultura deben plasmar conciencias colectivas, estructuradas en los valores eternos de la sociedad: moralidad, solidaridad, espiritualidad y ética.

En síntesis: Es preciso transformar la conciencia de las personas. El mimetismo es eficaz y puede acelerar el proceso si los dirigentes empiezan a practicar esos valores, presentarlos y ofrecerlos como algo posible y atrayente. Debe iniciarse gradualmente en Comunidades, -llamémoslas micro- estados- desde los núcleos más pequeños hasta los más grandes, organizadas políticamente con la máxima participación, para que las personas vivan y convivan como verdaderos ciudadanos y se sientan agentes útiles, identificados con el proyecto.

Al analizar la conducta de las personas de estos países, vemos que la mayoría adopta el paradigma cuántico: prevalencia del espíritu sobre la materia.

Asumen los siguientes principios de vida: 1.La ética, como principio básico. 2. La integridad 3. La responsabilidad 4. El respeto a las leyes y reglamentos. 5. El respeto por el derecho de los demás ciudadanos. 6. El amor al trabajo. 7. El esfuerzo por la inversión. 8. El deseo de superación. 9. La puntualidad. 10. Que los errores se reconozcan pero sin generar indiferencia o desánimo. Eso sí, deben ayudar a cambiar la mente, para rectificarlos.

Nuestra preocupación debe volcarse en la sociedad, que es la causa, que nos abarca a todos, y no en la clase política, que es su efecto. Con demasiada frecuencia nos autonegamos la ciudadanía : "Yo no soy político" y nos refugiamos en un pasotismo egoísta e irracional. Lo dijo Martin Luther King: "No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más preocupa es el silencio de los buenos".

Podíamos hablar de Canadá, Suiza, Dinamarca, Islandia, Japón?.

El pueblo islandés ha sabido dar una lección a toda Europa, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo. Esta es la breve historia de la Revolución Islandesa: dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referendum para que el pueblo decida sobre las cuestiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis y reescritura de la constitución por los ciudadanos. ¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos? ¿Se ha comentado en las tertulias políticas radiofónicas? ¿Se han visto por la TV imágenes de los hechos? Claro que no.

Japón posee un territorio 80% montañoso, inadecuado para agricultura y ganado, pero es la segunda economía mundial. Japón es como una inmensa fábrica fluctuante, importando materia prima de todo el mundo y exportando productos manufacturados. Cuando sufrió el gran desastre del Tsunami, nos dio una lección al mundo. Ni una sola imagen de llanto exagerado o lamentos. Búsqueda disciplinada de agua y comida. Ni una sola mala palabra o gestos rudos. Por sus increíbles arquitectos muchos edificios quedaron afectados pero no cayeron. La gente compró solo lo que necesitaba, así TODOS podrían conseguir algo. Ningún saqueo, ni bocinazos ni motines en las carreteras. Solo entendimiento. Cincuenta trabajadores se quedaron para echar agua de mar sobre los reactores nucleares. Los mayores y los niños, todos, sabían exactamente lo que tenían que hacer y simplemente lo hicieron. La Prensa mostró una magnífica moderación en la información. No hubo estúpidos reportajes. Solo calma. Cuando la luz se cortó en las tiendas, la gente colocó las cosas en sus estantes y se marchó tranquilamente.

Suiza no cosecha cacao pero tiene el mejor chocolate del mundo. Es un país pequeño que da imagen de seguridad, orden y trabajo y así se transformó en la Caja Fuerte del mundo.

Canadá, Australia y Nueva Zelanda, que hace 150 años eran inexpresivos, hoy son países desarrollados y ricos.

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