¿En qué hemos cambiado?

Hace pocos días un buen amigo me decía, con cariño, respeto y con el fin de mejorar, que, de un tiempo a esta parte, mis artículos eran muy políticos y que le gustaban más aquellos con los que comencé a poner, negro sobre blanco, unas cuantas letras. Por venir de quien venía me preocupó, pues no es dado a hacer comentarios y, menos aún, a criticar lo que hago, por más que le guste o no, y eso me hizo escudriñar entre los primeros 100 artículos que escribí, hace ya más de una década.

Entre los títulos de esos primeros escritos encuentro uno sobre el niño del Royo, otro en el que me preguntaba si ETA y Al Qaeda no eran la misma mierda, felicitaciones a Lanzarote y a Pablos, sobre las elecciones europeas, ya hablaba de los "perritos sin alma", de la transparencia, etc. Todos ellos tenían una dinámica o referencia política y un trasfondo que sustentaba la misma estructura de libertad, unidad, regeneración, limpieza democrática, fortaleza de una derecha liberal democrática.

¿A qué se refería mi amigo con que le gustaba más el Enrique de antes? El estilo creo que ha mejorado dentro de la unidad formal que siempre he desarrollado de redacción cercana, sin ambages, clara, procurando no nombrar directamente al referente si este no era especialmente bueno, con fórmulas propias y giros muy míos, con la claridad de quien no se dedica a la literatura, sino a manifestar su opinión.

Ya en aquella época, en la que defendía al PP, en la que defendía que el 11 M había sido una patraña en la que murieron miles de personas y en el que la versión oficial no encajaba, no era verdad o no era toda la verdad, en la que me insultaban por estar con la víctimas del terrorismo, por creer que Aznar era un político íntegro y que había puesto a España donde le correspondía, por no tener miedo a decir que soy de derechas y sentirme orgulloso de ello, como mis amigos de la izquierda no tienen empacho y se jactan de ser de izquierda, todo era política.

Lo único que ha cambiado ha sido el panorama de una izquierda, aún más desnortada y, sobre todo, con un giro extremista y guerra civilista que en ese momento no tenía, con un giro a la izquierda sectaria que le diferencia del pasado en el que buscaba el centro izquierda liberal, aunque comenzaba a virar en tal sentido.

Ha cambiado un PP, que ha abandonado ese orgullo de ser de derechas, a las víctimas, los principios inspiradores, la solidez profesional y política, acercándose, en su obsesión por el centro, al desmoronamiento del PSOE, pero con miedo de que les puedan tildar de ser de derechas, para lo que ha traicionado a sus bases y ensalzado al más radical de sus enemigos.

He cambiado yo, que de ser un francotirador, solitario, loco fácilmente reconocible, he dado un paso más y me he puesto uniforme, he comenzado a formar un cuerpo de paracaidistas y comando un equipo de campaña.

Será que me estoy haciendo viejo, anciano, mayor y no soy capaz de ver, por la presbicia y la miopía que comienza a aquejarme, que hay más cambios, que además he perdido en redacción, en claridad,? ¿será que al dejar de ser yo y comenzar a dirigir un equipo estoy perdiendo mi frescura?, porque, si eso fuese así, no sólo me preocuparía, sino que debería de hacer algo, pues mi intención no es cambiar yo, sino demostrar que se pueden hacer las cosas de otra forma.