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El arte por el arte, o el onanismo de unos pocos…
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El arte por el arte, o el onanismo de unos pocos…

Actualizado 09/07/2014
Miguel Mayoral

El Arte por el Arte ha sido la estocada que lo ha matado. Aunque no ha sido y es más que el reflejo de la sociedad donde vivimos. Un cuadro debe tener una función sino acabará siendo el onanismo de alguien que ha descubierto que tiene sensibilidad. Lo mismo ocurre en política y en el trabajo, cuando perdemos el norte, es decir, cuando no discernimos el valor tangible e intangible de lo que hacemos. El arte nunca gozo de mayor esplendor que cuando se hacía por encargo. Miguel Angel, Rafael, Velázquez, Goya, etc. Se esforzaban en resolver los encargos. Al realizar y conseguir resolver el problema de la capilla Sixtina, o que la meretriz de un noble pareciera tan casta como guapa, o que la nariz de Carlos IV se asemejara a la realidad se conseguían metas, que el arte prosperara, nacían estilos. Se conseguían que todo fuera un paso adelante.

Hoy la memoria colectiva es escasa, y poco efectiva, aunque subyacen ciertas estructuras mentales. La rapidez con la que se suceden los acontecimientos y los escándalos hace que no puedan fijarse suficientemente lo positivo y lo negativo de lo que ocurre y recordarlo para mejorar. Se sabe todo sin recordar mucho. Muchos fueron los que llegaron cortos de equipaje y nos dijeron que cuando se fueran lo harían de la misma forma. Máxima del poeta que, desde su punto de vista, les otorgaba una legitimidad de la que carecían los demás, de nuevo lo estamos escuchando en las primarias de algún partido . Pero la legitimidad debe ser bien administrada, ya que es un cheque en blanco que otorga la ciudadanía a quien gobierna durante un determinado tiempo para que defienda sus intereses. Con el tiempo la frase del poeta empezará a estorbar, y al no buscarse nuevas fuentes literarias, se ensanchará la distancia entre los lectores o admiradores y los comportamientos de los predicadores.

No cabe duda que el país ha tenido y tiene que luchar por mantenerse dentro de una economía difícil y cada vez más global, pero no se ha conseguido crear, ni consolidar una clase media social amplia y sólida, y acompañarla de un nuevo mensaje moral o ético férreo, para ir más allá, para cambiar verdaderamente. La cultura con mayúscula llena de contenido se ha dejado un poco de lado cuando no se la ha necesitado como eslogan. La política cultural en España "ha sido de escaparate" y se ha centrado en crear infraestructuras sin llenarlas de contenido. Incluso los protagonistas de la cultura, que no son verdaderamente tales, pues la academia se ha dejado de lado que es donde se encuentra el pensamiento, se nos muestran vacíos de contenido y faltos de vergüenza propia y ajena ante los homenajes que reciben. Su discurso es en muchas ocasiones vacuo y soez. Personas de moral distraída las cuales no utilizan la cabeza salvo para aguantar el pelo lanzan modelos a diestro y siniestro apoyados por unos medios de comunicación débiles intelectual e ideológicamente hablando. Nadie nos garantiza que no vayamos camino de repetir el tan mal recordado desencanto que invadió a la sociedad a partir de la crisis de 1898.

Se ha tenido la importante tarea de regenerar a la sociedad pero ante la época del dinero fácil, en este país, donde los desheredados que no se dedicaban a los negocios sólo han podido sentarse a ver subir año tras año como los precios de las tres cosas de primera necesidad, el dinero, la vivienda, y la energía, y ver cómo iba descendiendo el poder adquisitivo de los salarios. Ahora, frente al final del estado del bienestar parece inevitable pensar que la famosa lucha de clases, indiscutible, durante la revolución industrial y en el anterior cambio de siglo, está obsoleta. El actual momento social y económico tiene otros condicionamientos y se mueve bajo otras preocupaciones y signos. Pero es posible que, ahora, conseguida en parte cierta dignidad física que no intelectual en las personas, empecemos a darnos cuenta que sí existe algo que defender o perder en el nivel ético y moral de nuestra sociedad. Frente a la violencia que agita el planeta sin duda promovida por motivos cada vez más económicos. Hay que acordarse nuevamente del poeta y volvernos a llenar de contenido para afrontar un futuro incierto y para que nadie le dé por llenarse de nuevo las alforjas y no sean capaz de protegernos de las penurias que están por llegar, y nos las toque pagar de nuevo.

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