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El papel de la caridad en la sociedad actual
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LA MOSCA COJONERA

El papel de la caridad en la sociedad actual

Actualizado 08/07/2014
Luis Gutiérrez Barrio

Mucho se habla, se ha hablado y se hablará de la caridad; Caridad al prójimo, caridad hacia uno mismo, caridad cristiana, obra de caridad?

Como se puede interpretar de tantas maneras, antes de seguir, quiero aclara a qué tipo de caridad voy a referirme a lo largo de este escrito. Cuando consultamos el diccionario de la RAE vemos que hay varias acepciones para esta palabra, yo me quedo, y es de la que voy a hablar, con la que dice: Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.

Cuando se habla de caridad, es muy frecuente encontrar dos opiniones, más o menos enfrentadas: la de que es imprescindible en nuestra sociedad y la de que es un lastre para nuestra sociedad, pues con ella estamos invitando a los organismo oficiales a que dejen de lado la obligación que tienen de crear los mecanismos necesarios para que todos los ciudadanos tengan una vida digna, con todas las connotaciones que esto supone.

En una sociedad utópica, tal vez no hubiera lugar para la caridad. Pero la verdad es que nuestra sociedad, y no digo la de ahora, sino la de siempre, la sociedad creada por el ser humano desde que sintió la necesidad de vivir en compañía de sus semejantes, nunca ha sido perfecta y es más que probable que nunca lo sea, por lo que habrá imperfecciones, injusticias, desigualdad, y un largo etcétera. Para paliar cualquiera de esas muchas injusticias es por lo que el ser humano necesita de la caridad, una caridad bien entendida, no la caridad, que por desgracia vemos cada día; ñoña, beata, pacata... Sino una caridad hija de la solidaridad, del sentido de la justicia. No porque nos sintamos buenos al hacerlo o porque nuestra religión nos diga que debemos sentir un gran amor al prójimo, ni porque el prójimo que sufre nos de pena y sintamos lástima de él, o porque nos veamos obligados a ayudarle para acallar nuestra conciencia. No una caridad a la que le dediquemos una parte de nuestro tiempo y luego, si te he visto no me acuerdo.

Entonces, ¿De qué caridad estamos hablando? La caridad en la que creo es la que nace del convencimiento de que todas las personas tenemos derecho a vivir dignamente, y si alguien no disfruta de ese derecho, es porque la sociedad oficial se lo ha hurtado.

Mediante esa caridad intentaremos paliar, en la medida que nos sea posible, el sufrimiento, la injusticia, la marginación? y todo aquello que le ha sido negado al prójimo. Manifestarle nuestro apoyo, material y moral, hacerle saber que puede contar con nosotros, hacer que recupere la confianza en el prójimo y en sí mismo? y todo ello con naturalidad, sin grandes pretensiones, con la convicción de que lo hacemos porque se lo debemos, que solamente estamos restituyendo aquello que nunca les debió faltar, que los bienes que estamos disfrutando también son suyos, por lo que ofrecérselos, más que una obra de caridad, es una obra de justicia, esa justicia que nunca debió faltar.

Muchos se preguntarán qué debemos hacer con todas aquellas personas que no han querido aprovechar las ocasiones que se les ha ofrecido, qué pasará con todos los que teniendo de todo lo han dilapidado sin reparos, qué pasa con aquellos que se han aprovechado del prójimo para enriquecerse... y con tantos y tantos delincuentes, algunos tal vez obligados, pero muchos con el único ánimo de lucrarse sin pensar en los demás. En fin, qué pasa con tanto desalmado que en el mundo hay, ¿también son merecedores de esa caridad? ¿Qué hay que restituir a este tipo de personas?

Sí, creo que también a estos hay que tenderles nuestra mano. Tanto para estos como para aquellos, la caridad es algo que se ofrece, que se da, sin esperar una recompensa por ello, nunca se debe imponer condición alguna a la persona objeto de nuestra caridad. A nadie le podemos obligar a que coma lo que le damos, que vista la ropa que le ofrecemos o que duerma bajo el techo que le proporcionamos. Si accede a ello, bien, si no, que haga lo que estime oportuno, pero que sepa que siempre le tendremos tendida nuestra mano.

Las necesidades surgen mucho más deprisa que las soluciones. En muchas ocasiones, casi siempre, primero es la necesidad y cuando esta se ha extendido por gran parte de la sociedad, es cuando se empiezan a tomar mediadas para corregirlas. En ese tiempo, desde que surge la necesidad, hasta que se implantan los medios que la corrijan, es cuando actúa la caridad. Es como una justicia anticipada, una justicia que actúa hasta que la justicia oficial se hace cargo del problema. Lo malo es que son demasiadas las ocasiones en las que la justicia oficial nunca se hace cargo. Tal vez, porque saben que lo hará la caridad, y tapan sus vergüenzas con insuficientes ayudas económicas a los grupos que hacen la labor que ellos deberían hacer.

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