Los Hombres de Musgo vuelven a ser protagonistas de leyenda al precio de un euro

En la tarde del viernes, los accesos al Parque de San Antonio fueron cerrados para representar una recreación de la leyenda de los Hombres de Musgo, quienes querían acceder al recinto tenían que hacerlo pagando un euro.

La indignación entre los vecinos y las familias que se acercaban con los niños creó un ambiente de malestar por haber tenido que pagar por acceder a un espacio público sin que hubiera habido comunicación previa del precio de la entrada, máxime cuando los anunciados caballos no pudieron bajarse hasta el parque debido a las escaleras que dan acceso al lugar y que tampoco pudieron disfrutar de la exhibición de cetrería, según nos explicaron los organizadores, debido a la negación del permiso por parte de La Junta de Castilla y León.

El espectáculo se llevó a cabo por personajes del Mercado Medieval y el grupo bejarano Puntos Suspendidos, dos componentes de éste último fueron los que se vistieron de Hombres de Musgo.

En la tarde del sábado, los caballos si pudieron hacer su aparición en el torneo medieval de la Plaza de Toros, algunos niños formaron parte de antiguos juegos, participando en el espectáculo.

Los Hombres de Musgo y la procesión de El Corpus

El lugar que dio origen a la leyenda, las puertas de la muralla, sirvió de escenario para la recreación del episodio escrito por Juan Muñoz en sus Narraciones Medievales, sobre la reconquista de la ciudad de Béjar por los cristianos.

Almanzor.- ¿Qué sierra es aquella?

-. ¡Ah sí! Béjar, allí manda Ishac ?recordó Almanzor- Muchos prisioneros le he enviado para fortificarla, pues parece que andan cristianos por las cercanías sin perderla de vista.

- Así es señor ?dijo Sabit-, pues sus anteriores habitantes huyeron sin rendirse y andan amparados en los bosques y montañas.

La leyenda continúa contando que el día de Santa Marina, 17 de julio, los cristianos bejaranos se reunieron en el paraje hoy denominado "La Centena":

"don Yuste, el preste y caudillo de aquellos bravos montañeses.

Pocos eran sus años, pero mucho y muy sereno su valor, y tras una breve arenga dejó las ropas con que dijo misa, y como todos los allí reunidos, vistió otras hechas con cueros que los servían a modo de flexible broquel, recubriéndose luego con pedazos del musgo que crece en las peñas, cuyo color oscuro buscaban que en su marcha sobre Béjar los hiciera invisibles a las miradas de los vigías y guardianes, a quienes querían sorprender.

Y buscando también dar espanto a los guerreros musulmanes, otros cristianos ponían sobre si pieles de fieras, que los daban aspecto terrorífico".

No resulta difícil dejar volar la imaginación y pensar en esos hombres así vestidos, surgiendo en la madrugada, de lo que en aquella época quizá fueran bosques mucho más frondosos que los actuales peñasquillos, y el pavor que debieron sentir quienes hacían guardia y tal vez habían oído hablar, pero nunca habían visto, mitológicas fieras de viejas leyendas.

En el lugar en que se celebró la misa se construyó una ermita dedicada a Santa Marina, a la que se dedicó una romería el lunes de Albillo, ocho días después del Corpus. La cercanía en el calendario de ambas fechas acabó por fundirlas en una misma festividad. Los Hombres de Musgo se convirtieron en símbolo de poder de la Iglesia y el cristianismo.

La procesión del Corpus Christi fue instituida por el Papa Urbano IV en 1263, sus orígenes en Béjar son imprecisos, pero un documento del siglo XVII de la Casa de Osuna hace mención a que el patronato de la procesión se le concedido al primer Señor de Béjar D. Diego López de Stuñiga en 1397, lo que remontaría esta celebración hasta el siglo XIV. A mediados del siglo posterior en 1467, ya aparece documentada en la Regla del Cabildo de clérigos bejaranos.

Antiguamente la procesión estaba integrada por los abades, el cabildo, el regidor, el corregidor, el alférez mayor, el alguacil mayor, algunos cargos del Palacio Ducal, los gremios, los soldados, los Hombres de Musgo y los curas, sacristanes y alcaldes de la Villa y Tierra. En la actualidad ya no existen muchos de esos cargos porque las instituciones a las que pertenecían han desaparecido, sin embargo, en la procesión sigue manteniéndose la presencia de los Hombres de Musgo, continuidad que aporta trazos de verosimilitud a la leyenda narrada por Juan Muñoz.

En algunos otros pueblos de España y de países europeos se narran hechos similares, sin embargo, sólo en Béjar se ha mantenido esta tradición, lo que la convierte en el foco más probable del origen de esta leyenda.