La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad. La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas.
Recordaba estas palabras del Papa Francisco en su exhortación apóstolica Evangelii Gaudium cuando supe por el comunicado de mi Cofradía, la Vera Cruz, que nuevamente había sido agraviada la preciosa capilla del Campo de San Francisco. Si hace menos de un mes fueron sustraídas las limosnas ofrecidas por los devotos del Cristo de los Doctrinos y mutilados los ropajes de dos imágenes sagradas, esta semana alguna otra mente cerrada al respeto y a la razón ha robado el sudario y el pañuelo de la Virgen de los Dolores. Mantener abierta la puerta de la Capilla de la Vera Cruz, aunque prudentemente se haya clausurado por el momento la estancia, más desprotegida, donde se venera La Dolorosa, supone perseverar en ese signo de confianza plena en el Espíritu que ha de abrir y poner en camino, cada vez más, a la Iglesia. Continuando con Francisco, y evocando su homilía del reciente Corpus Christi, en estos tiempos en que las mesas donde reinan el dinero o la vanidad, el orgullo o el poder, resultan tan apetitosas, no puede la Iglesia dejar de ofrecer el alimento que en verdad alimenta, el Pan de Vida. Las puertas abiertas de la Vera Cruz, como la de las Esclavas de Azafranal, la de San Marcos o la del Monasterio del Corpus, desde hace dos meses capilla de adoración eucarística perpetua, son pulmones que ventilan nuestra ciudad gracias al impulso del Corazón del mismo Jesús en sus sagrarios o custodias. Este domingo, precisamente, la Cofradía de la Vera Cruz llevará a Cristo-Eucaristía a las calles en su hermosa Fiesta Sacramental.
Al pasar junto a una iglesia abierta recuerda uno aquellos hermosos versos de Alonso de Ledesma: "Hombre,/ pues ves que has llegado / a casa de tu Señor / y sabes con el amor / que siempre te ha sustentado, / no te pases descuidado / sin ver al que te crió. / Porque, ¿qué mozo sirvió / que no entre cuando pasa / a reconocer la casa / y el Pan que en ella comió?".
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